miércoles, 31 de octubre de 2012

Aviación Civil achaca el siniestro del Helimer 207 a una "percepción errónea" del piloto

ALMERÍA.- El accidente del helicóptero 'Helimer 207' de Salvamento Marítimo en el que fallecieron en enero de 2010 tres de sus cuatro tripulantes al caer la aeronave al mar frente a las costas de Almería se debió a una "percepción errónea" del comandante sobre la altitud a la que se encontraban y a una "falta de monitorización" de los parámetros de vuelo por parte del copiloto.

   Así se recoge en el informe definitivo que ha emitido la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (Ciaiac), que subraya que el siniestro responde a las "características de un vuelo controlado contra el agua" y en el que se que apuntan, asimismo, como "factores contribuyentes" en el siniestro una "posible fatiga" de la tripulación, así como "carencias de formación y entrenamiento" en operaciones de rescate.
   El organismo independiente concluye en su informe que el comandante del 'Helimer 207' tuvo una "percepción errónea" sobre la altitud a la que volaban como consecuencia bien de una "ilusión visual generalizada al utilizar referencias externas", bien de una "errónea interpretación en la lectura de los instrumentos" o bien "por una combinación de ambas".
   Indica, asimismo, que existió "una falta de monitorización" de los parámetros de vuelo por parte del copiloto, a lo que añade como elementos coadyudantes al accidente la "excesiva carga de trabajo" del comandante, quien asumió "sus funciones y responsabilidades, y también "gran parte de las del copiloto", a quien atribuye "un excesivo esfuerzo cognitivo" debido a su "poca experiencia" y a que tenía que comunicarse "en una lengua distinta a la materna", que era el inglés al ser de nacionalidad neozelandesa.
   El helicóptero 'Helimer 207' sufrió el accidente en la tarde-noche del 21 de enero de 2010 de regresó a su base en el aeropuerto tras realizar un ejercicio de entrenamiento. Cayó al mar a unas cinco millas náuticas del litoral de la Bahía de Almería. En el siniestro fallecieron el comandante José Luis López Alcalá, el copiloto Kevin Holmes y el rescatador Iñigo Vallejo mientras que sobrevivió al impacto el operador de grúa Alberto Elvira. A todos  les fue concedida la Medalla de Oro al Mérito de Protección Civil con distintivo rojo.
   En informe provisional, emitido en enero de 2011, recogía que el vuelo de entrenamiento nocturno de búsqueda y salvamento con tres ejercicio programados con una duración de unas dos horas y media, se realizó en "buenas" condiciones meteorológicas.
   Aseguraba, asimismo, que el impacto contra el mar se produjo dos segundos después de que el copiloto confirmarse a la torre la intención de repostar de vuelta a la base, y dos minutos y diez segundos después de que iniciase el ascenso tras culminar el último de los ejercicios, que consistió en recoger del agua al rescatador que, simultáneamente, había caído al agua durante las maniobras de izado de personas rescatadas en patera desde la cubierta de la embarcación Salvamar Denébola, que también participaba en el ejercicio.
   El informe definitivo apunta, además de la posible fatiga de la tripulación, a "carencias de formación y entrenamiento" en operaciones SAR --búsqueda y salvamento-- y en materia de CRM --siglas en inglés de gerencia de recursos humanos-- que, entre otras consecuencias, dificultó que el comandante "gestionase el conflicto no resuelto entre dar al copiloto una mayor autonomía y al mismo tiempo confiar plenamente en sus habilidades de vuelo".
   Las citadas "carencias" habrían dificultado también, según la CIAIAC, que el copiloto "fuese lo suficientemente asertivo" para comunicar que tenía problemas para seguir el vuelo "debido a intervenciones del comandante no comunicadas y el deseo de terminarlo bien con un comandante --remarca-- que tenía gran ascendencia sobre él".
   Al hilo de esto, afirma el organismo que estas dificultades tanto de comandante como de copiloto para "identificar y gestionar la fatiga" impidieron a la tripulación pasar de una actividad "muy demandante" como es una operación de búsqueda y rescate a la de un "vuelo de traslado", actividad "poco demandante".
   El informe hace hincapié en que todos estos factores produjeron una "alta exposición" durante todo el ejercicio de entrenamiento y un "efecto de habituación de la tripulación" a los avisos acústicos de 'Landing Gear' --tren de aterrizaje-- y 'One Hundred Fifty Feet' --indicador de la altitud--, lo que provocó que ambos "no fueran eficaces para impedir el impacto".
   En esta línea, el ente independiente vincula la ineficacia de estos indicadores a una definición y utilización "inadecuada "de las listas de comprobación SAR "no adaptadas al modelo de helicóptero", un AgustaWestland AW139 operado por la empresa Inaer, y a la operación de búsqueda y rescate, que incluían la desconexión del Sistema Automático de Dirección de Vuelo (Fligth Director), una de las ayudas --subraya-- que "hubiese evitado el descenso hasta el mar del helicóptero".
   Por último, hace referencia a la falta de normativa específica en España para este tipo de operaciones de rescate y a la "baja exigencia" de los requisitos al operador por parte del responsable del servicio, es decir, Salvamento Marítimo, órgano dependiente del Ministerio de Fomento.
   El comandante José Luis López Alcalá, de 38 años, llevaba trabajando para la compañía Inaer dos años y medio y contaba con una experiencia de 4.000 horas y formación militar mientras que el copiloto Kevin Holmes, tenía 1.200 horas de vuelo y doce meses de antiguedad en la empresa. La tripulación del 'Helimer 207' contaba en su haber con la participación en 400 operaciones de rescate y el auxilio de 3.120 personas.
   La Comisión de Accidentes descartó en el informe provisional problemas previos al impacto relacionados con la estructura del AgustaWestland AW139 y concluyó que los motores estaban en funcionamiento y generaban potencia en el momento del accidente. En el definitivo añade, que en el análisis del accidente se detectaron "discrepancias" que llevaban "sin resolver dos meses" y relacionadas con el mantenimiento de la aeronave.
   En concreto, una de ellas, según subraya, hacía que las condiciones de aeronavegabilidad del helicóptero el 21 de enero de 2010 "no permitieran la operación" al no cumplir con el equipamiento mínimo exigido ya que una de las pantallas estaba "inoperativa", lo que está "prohibido en un vuelo nocturno".
 "El ejercicio debía de haberse cancelado ya que el copiloto no podía volar con una de las pantallas apagadas", apuntilla.
   Apunta, asimismo, a una "discrepancia" en el "aviso acústico asociado a la altitud de decisión DH', que califica de "especial importancia" en operación de búsqueda y rescate aunque la tripulación se habría "acostumbrado a operar sin esa ayuda".
 "Esta condición debería cancelar la operación SAR y debería estar contemplada como un requerimiento sin el cual no se debería operar".

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