Reconozco ser un funambulista
obsesivo-compulsivo haciendo equilibrios en la línea que delimita la
locura de la cordura y que me obceco en detalles que parecen banales,
pero no podría dormir esta noche si no les comento mi última paranoia.
En el año 2015, me quedé completamente
traumatizado cuando publicaron el resultado de la encuesta sobre Cultura
Genera en nuestro País. Se demostraba que el 25 % de la población
española permanecía anclado en la Edad Media y seguía pensando que el
Sol es el que gira alrededor de la Tierra.
Me pareció algo brutal y lo
digo porque se había puesto de manifiesto lo embrutecida que resultaba
nuestra masa social. Desde entonces, a los comportamientos
indocumentados y poco inteligentes los apodo como los del “25%”.
Ahora, después de repetir elecciones
cansinas, no he podido evitar preguntarme si la culpa de que nos
encontremos en un atasco peor del que intentábamos salir no será de
nuestro famoso 25 %. Algunos opinan que esos que esos que no saben ni en
qué mundo viven, que no recuerdan de la escuela siquiera aquella
lección, no deberían tener el derecho a votar.
Yo soy un demócrata convencido y considero
que todo el Pueblo tiene derecho a elegir a quien mejor lo represente.
Por eso creo firmemente que, si en este país somos ignorantes,
analfabetos nos tienen que representar. Y por eso no hay que alarmarse
del nivel académico de muchos de los políticos que nos representan.
Pero cuando miro a la realidad, lo que veo
es que los que votan a los ERES y la Gürtel vuelven a ser mayoría otra
vez. Eso me da que pensar, porque si a lo que vota la mayoría es a los
sinvergüenzas más veteranos y demostrados, de lo que se deduce es que el
problema más grave y mayoritario de nuestro Pueblo no es el académico,
sino el moral.
Y siguiendo esa reflexión es como he
conseguido encontrarle explicación al camino que lleva nuestro País y al
catastrófico destino que busca con tanta prisa. La ignorancia y la
deshonestidad es una mala combinación. Es la del necio que, por querer
ser un pillo, termina haciendo de primo, estafado y arruinado como
víctima de un timo.
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