sábado, 1 de febrero de 2025

Regreso de la Ética / Guillermo Herrera *

"Cuando un gobierno es opresivo, el pueblo se vuelve astuto y rebelde" escribió Lao Tse.

Ser rebelde contra el sistema era antes ser de izquierdas, porque la derecha era el sistema. Ahora ser rebelde contra el sistema es ser de derechas, porque la izquierda es el sistema, cuando algunos líderes políticos europeos están tratando de imitar el sistema de control social totalitario de China

El objetivo es siempre mantenernos divididos y enfrentados, porque unidos somos muy peligrosos para el sistema de la Matrix. Hay que trascender la dualidad izquierda-derecha y unirse en el sentido común.

Por mucho que se programe a la juventud, al final los jóvenes siempre llevarán la contraria al sistema establecido porque son rebeldes por instinto. Históricamente, la izquierda se ha asociado con la lucha contra estructuras de poder establecidas, mientras que la derecha ha representado la conservación del orden tradicional. 

Sin embargo, en las últimas décadas, se han invertido estos papeles, donde se han integrado en las instituciones ciertas doctrinas supuestamente ‘progresistas’.

La estructura de poder cambia con el tiempo, y lo que antes era contracultural o antisistema puede volverse parte del establishment o de la clase dirigente.

 Sin embargo, más allá de etiquetas ideológicas, lo esencial es analizar críticamente cada postura y actuar en base a principios sólidos, como la libertad, la justicia y la verdad, en lugar de seguir dogmas o banderas políticas como si fuera un equipo de fútbol.

 Quizás lo más sensato sea buscar soluciones prácticas basadas en la realidad, en lugar de aferrarse a etiquetas políticas.

La realidad suele ser más compleja que una simple dualidad izquierda-derecha. Tanto la izquierda como la derecha pueden tener elementos del sistema y antisistema simultáneamente. 

Trascender las etiquetas ideológicas puede ser positivo para fomentar un debate más constructivo. Lo importante es analizar las propuestas concretas de cada opción, más allá de las etiquetas y mantener una mirada crítica sobre los temas políticos y sociales.

TAOÍSMO

La doctrina política implícita en el Tao Te King se basa en principios como la no interferencia, la humildad y la armonía con el Tao. Lao Tse advierte que cuantas más leyes y regulaciones se impongan, tanto más desorden habrá. 

La confianza en el pueblo y la simplicidad son clave para mantener la armonía social. "Cuando el gobierno es opresivo, el pueblo se vuelve astuto y rebelde."

Lao Tse propone que el mejor gobernante es aquel que interviene lo menos posible en la vida de los seres humanos. La "no acción" no significa inactividad, sino actuar de manera natural, sin forzar ni imponer.

 Un líder sabio guía sin dominar, permitiendo que fluyan las cosas según su propia naturaleza. "Cuando el gobernante hace poco, el pueblo se contenta. Cuando el gobernante actúa mucho, el pueblo se rebela."

El gobernante ideal no busca destacar ni acumular poder, sino que actúa con modestia y sencillez. Lao Tse critica la ostentación y el afán de control, sugiriendo que un líder debe ser como el agua, que beneficia a todos sin competir. "El mejor gobernante es aquel cuya existencia apenas es notada por el pueblo."

El Tao es el principio universal que rige todo. Un buen gobierno debe alinearse con este principio, respetando el flujo natural de la vida y evitando la imposición de normas rígidas o artificiales. La virtud no se impone, sino que surge de manera natural cuando el gobernante actúa con integridad y compasión. 

Un líder virtuoso inspira al pueblo sin necesidad de coerción. "El que es bueno no discute; el que discute no es bueno."

En resumen, la doctrina política de Lao Tse en el Tao Te King aboga por un gobierno minimalista, basado en la humildad, la no interferencia y la alineación con el Tao. Es una filosofía que prioriza la armonía natural y la confianza en la sabiduría intrínseca de los seres humanos, en contraste con el control autoritario o la acumulación de poder.

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