SEVILLA.- Los datos de la Encuesta de Población Activa en Andalucía tienen una cara A,
que muestran que en efecto el desempleo descendió a lo largo del año
2024, en consonancia con el ciclo económico general en todo el Estado.
Además, la así llamada tasa de paro, que a finales de 2024 era del
15,76%, solo ha sido menor en los años previos a la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008, cuando estuvo en el 13%. Entonces, la tremenda crisis que produjo destruyó cientos de miles de puestos de trabajo.
Sin embargo, la cara B de los datos también es real y existe: después de seis años de gabinetes conformados por Juan Manuel Moreno Bonilla (PP),
Andalucía es, de las 17 Comunidades Autónomas, la que tiene la tasa de
paro más alta. También es la última en PIB por habitante, según la
contabilidad regional del INE, dos indicadores muy relevantes en el
análisis económico, a juicio del digital Público.
Para
cierta escuela de pensamiento económico, ello es debido a que la
estructura productiva, en el fondo, más allá de giros hacia la izquierda
o hacia la derecha, o de políticas fiscales, es la misma.
"El que
[Andalucía y Extremadura] estén un poco por delante o un poco por detrás
no es relevante. Lo importante es que con el PP hemos continuado la senda del
extractivismo, agrícola, turístico y minero y eso continúa
empobreciéndonos, como ya lo viene haciendo desde hace muchas décadas",
considera el profesor Manuel Delgado Cabeza,
que ha dedicado buena parte de su vida a entender las circunstancias de
Andalucía y de responder a una pregunta que puede parecer sencilla:
¿cómo es que en una tierra tan próspera como Andalucía abunda la pobreza?
"Seguir fomentando esa dedicación —añade Delgado Cabeza— que profundiza nuestra condición de exportadores de naturaleza a cada vez más baja remuneración
en términos relativos no solo nos mantiene a la cola de todas las
clasificaciones sino que acentúa nuestra condición de subalternos cada
vez con menos capacidad de decisión en todos los ámbitos".
Estos son los datos que muestran esa cara B y que ubican a Andalucía a la cola, extraídos de la EPA y de la Contabilidad regional del Instituto Nacional de Estadística. La tasa de paro al cierre de 2018 era en Andalucía del 21,26
—la del Estado estaba entonces en el 14,45—. Al cierre de este año
pasado, 2024, había descendido hasta ese 15,76 —la española hasta el
10,61—, pero en el primer puesto. La siguiente comunidad con una tasa de
desempleo más alta es Extremadura, en el 15,26.
A finales de 2018 era al revés. La tasa en Andalucía era del 21,26 y la de Extremadura, superior, del 23,10.
Eran entonces las dos únicas por encima del 20, como ahora son las dos
únicas por encima del 15. Ambas, con sus particularidades, tienen una
estructura económica con similitudes.
Si se atiende al baremo de PIB por habitante,
Andalucía es otro año más la última de la fila —de las 17 Comunidades
Autónomas, excluyendo Ceuta y Melilla—. Así, el PIB per cápita en
Andalucía en 2023 fue de 23.218 euros, según el INE,
mientras que el de Extremadura fue ligeramente superior, de 23.604
euros. En 2016, Andalucía estaba por delante: 17.865 por 17.616 euros.
El
recetario del PP de Moreno Bonilla, que profundiza en el camino ya
explorado por los socialistas, por tanto, no ha logrado en estos años
que la Comunidad despegue, según el análisis que se hace desde esas
posiciones económicas críticas: "La política económica neoliberal de la Junta de Andalucía
presenta a la atracción de capitales extranjeros como la mejor forma de
dinamizar la economía. Este discurso se basa en la idea de que la
inversión genera empleo. Sin embargo, la entrada de inversión extranjera
directa se traduce más bien en lo contrario", expone el economista Óscar García Jurado.
"Las
operaciones de compra de empresas ya existentes —agrega— y la formación
de compañías conjuntas predominan sobre la creación de nuevas empresas,
por lo que asistimos a un mero cambio de la propiedad empresarial. El propósito de esta inversión tiene que ver con los bajos costes labores y con ganar competitividad a costa de reducir el coste de la fuerza de trabajo y disfrutar de una normativa lo menos estricta posible respecto a los destrozos medioambientales que origina".
"En Andalucía el desempleo y la precariedad son características seculares de
una economía con una estructura productiva diferente a la del conjunto
del Estado. La economía andaluza es eso, andaluza, y tiene muy poco que
ver con la catalana, la gallega o la vasca", remacha García Jurado.
Si se combina la cara A y la cara B del desempleo en Andalucía, emergen, por ejemplo, datos como estos: el
9,48% de los hogares andaluces tiene a todos sus miembros en paro (cara
B), lo que supone 0,5 puntos menos que hace un año (cara A).
Para Inma Nieto, portavoz de Por Andalucía, "Moreno Bonilla presume de que la economía andaluza es la locomotora de España y va bien, pero esto sucede porque se aprovecha de una coyuntura general del país que es positiva.
Sin embargo, eso no se corresponde con la realidad que vive la gente
Andalucía tiene la cifra de paro más alta del país, el PIB por habitante
más bajo y las mayores tasas de desigualdad.
"Moreno
Bonilla y el PP —agrega Nieto— dicen que la economía va bien porque hay
muchas exportaciones y las grandes empresas están ganando mucho dinero,
algo que en parte es fruto de sus propios recortes, hay empresas ganando mucho dinero por su privatización de la sanidad,
de la educación o de los servicios sociales, mientras que la ciudadanía
tiene tiene que pagar por estudiar, por acceder a una cita médica o no
puede acceder a una vivienda. En resumen, la política económica de
Moreno Bonilla es la de recortar los impuestos a los ricos, y llenarles
los bolsillos, mientras la desigualdad aumenta".
Los datos de la Encuesta de Población Activa en Andalucía tienen una cara A,
que muestran que en efecto el desempleo descendió a lo largo del año
2024, en consonancia con el ciclo económico general en todo el Estado.
Además, la así llamada tasa de paro, que a finales de 2024 era del
15,76%, solo ha sido menor en los años previos a la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008, cuando estuvo en el 13%. Entonces, la tremenda crisis que produjo destruyó cientos de miles de puestos de trabajo.
Sin embargo, la cara B de los datos también es real y existe: después de seis años de gabinetes conformados por Juan Manuel Moreno Bonilla (PP),
Andalucía es, de las 17 Comunidades Autónomas, la que tiene la tasa de
paro más alta. También es la última en PIB por habitante, según la
contabilidad regional del INE, dos indicadores muy relevantes en el
análisis económico.
Cuando
el PP entró en el Gobierno, en enero de 2019, después de 37 años de
ejecutivos y políticas económicas dirigidas por el PSOE, Andalucía
estaba ya en los últimos puestos: ocupaba el puesto 16 en desempleo
—solo superada por Extremadura— y el último en PIB per cápita. Ni aquellas políticas ni las de ahora, por tanto, han logrado la convergencia económica. En términos relativos, Andalucía sigue estando donde estaba, un poco peor, según Público.