sábado, 12 de marzo de 2022

El locutor Jiménez Losantos será juzgado por llamar por radio "ratas y cucarachas" a los no vacunados, a los que había que “matar y exterminar”

 


MADRID.- El Juzgado de Instrucción nº 27 de Madrid ha encontrado un posible delito de odio cometido por el conocido locutor radiofónico Federico Jiménez Losantos, del canal ‘esradio’, del grupo Libertad Digital, que dijo en uno de sus programas que las personas no vacunadas contra el Covid eran “unas ratas y unas cucarachas” a las que había que “matar y exterminar”.

Esto significa que el veterano periodista será juzgado por lo penal, donde podría enfrentarse a una pena de entre 1 y 4 años de cárcel.

Esta decisión de la Justicia llega tras la denuncia presentada por el destacado y prestigioso abogado José Luis Mazón Costa, que ha visto como el juzgado ha comunicado a las partes que existen “suficientes motivos de criminalidad para su imputación”.
 
El procedimiento pasa a la jurisdicción de los Penal y Losantos se enfrenta a un juicio oral con toda la Ley pendiente sobre su cabeza, con penas que van de 1 a 4 años.

La decisión del Juzgado de Instrucción es consecuencia de la denuncia presentada por Mazón, que se apunta así un claro tanto judicial en defensa de todos los no vacunados.

El Juzgado estima que “pudiendo ser los hechos constitutivos de un delito de los comprendidos en el artículo 757 de la Lecrim, y existiendo suficientes motivos de criminalidad para su imputación  se estima procedente, conforme al art. 779. 4a del mismo Cuerpo Legal, seguir el Procedimiento Abreviado del Capítulo II del Título II, del Libro IV de la repetida Ley, manteniéndose la situación de prisión provisional o libertad provisional, en su caso, acordada en su día, al no haberse modificado las circunstancias que motivaron la adopción de tal medida privativa de libertad”. 

“De conformidad con lo establecido en el artículo 780.1 de la Lecrim, deberá darse traslado de las presentes Diligencias, originales o mediante fotocopia, al Ministerio Fiscal y acusaciones particulares si las hubiere, para que, en el plazo común de Diez Días, soliciten la apertura del Juicio Oral formulando escrito de acusación o el sobreseimiento de la causa o, excepcionalmente, la práctica de diligencias complementarias”.

En virtud del derecho de defensa, contenido en el artículo 118 y 767 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en cumplimiento de lo preceptuado en el artículo 21 de la Constitución, toda persona a quien se impute un acto punible podrá ejercitar el derecho de defensa, actuando en el procedimiento, y cualquier actuación procesal de que resulte la imputación de un delito contra persona o personas determinadas, deberá ser puesto inmediatamente en conocimiento de los presuntos imputados.

A tal efecto y en ejercicio de dicho derecho, las personas interesadas deberán ser representadas por Procurador y defendidas por Letrado, designándoseles de oficio cuando no las hubieren nombrado por sí mismos y lo solicitaran y, en todo caso, cuando no tuvieren actitud legal para verificarlo. Con la advertencia de que si no hubieren designado Abogado y Procurador se les requerirá para que lo verifiquen o se les nombrara de oficio, si requeridos no los nombraren, cuando la causa llegue a estado el que sea precisa su actuación.

No ha lugar al sobreseimiento solicitado por la representación de Federico Jiménez Losantos. El precepto invocado art. 510.1o a) CP, sanciona a quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una étnica, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad”.
 

Sobre este artículo 510, la STS 72/2018 de 9 de febrero ha declarado que “El elemento nuclear del hecho delictivo consiste en la expresión de epítetos, calificativos o expresiones que contienen un mensaje de odio que se transmite de forma genérica. Se trata de un tipo penal estructurado bajo la forma de delito de peligro, bastando para su realización, la generación de un peligro que se concreta en el mensaje con un contenido propio del “discurso del odio”, y supone la realización de una conducta que provoca, directa o indirectamente, sentimientos de odio, violencia o de discriminación.”
 

En cuanto a la tipicidad subjetiva, la citada Sentencia declara que “no requieren un dolo específico, siendo suficiente la concurrencia de un dolo básico que ha de ser constatado a partir del contenido de las expresiones vertidas, el dolo de estos delitos se rellena con la constatación de la voluntariedad del acto y la constatación de no tratarse de una situación incontrolada o una reacción momentánea, incluso emocional, ante una circunstancia que el sujeto no ha sido capaz de controlar”.

Documentos exponen experimentos biológicos estadounidenses con soldados aliados en Ucrania y Georgia

 


MOSCÚ.- Si bien Estados Unidos planea aumentar su presencia militar en Europa del Este para “proteger a sus aliados contra Rusia”, los documentos internos muestran lo que significa la “protección” estadounidense en términos prácticos.

El Pentágono ha realizado experimentos biológicos con un resultado potencialmente letal en 4.400 soldados en Ucrania y 1.000 soldados en Georgia. Según documentos filtrados, todas las muertes de voluntarios deben informarse dentro de las 24 h (en Ucrania) y 48 h (en Georgia), según informa la periodista Dilyana Gaytandzhieva.

Ambos países son considerados los socios estadounidenses más leales en la región con una serie de programas del Pentágono que se están implementando en su territorio. Uno de ellos es el programa de compromiso biológico de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA) de $ 2.5 mil millones que incluye investigación sobre agentes biológicos, virus mortales y bacterias resistentes a los antibióticos que se estudian en la población local.

Proyecto GG-21: “Todas las muertes de voluntarios serán reportadas con prontitud”

El Pentágono ha lanzado un proyecto de 5 años con una posible extensión de hasta 3 años con el nombre en código GG-21: “Infecciones zoonóticas y transmitidas por artrópodos entre el personal militar en Georgia”. 

Según la descripción del proyecto, se obtendrán muestras de sangre de 1.000 reclutas militares en el momento de su examen físico de registro militar en el hospital militar georgiano ubicado en Gori.

Las muestras se analizarán en busca de anticuerpos contra catorce patógenos:

  • Bacillus Anthracis
  • brucela
  • virus de la FHCC
  • Coxiella burnetii
  • Francisella tularensis
  • hantavirus
  • especies de rickettsias
  • virus TBE
  • especies de Bartonella
  • especies de borrelia
  • especies de Ehlrichia
  • especies de leptospiras
  • Salmonella typhi
  • WNV

La cantidad de sangre extraída será de 10 ml. Las muestras se almacenarán indefinidamente en el NCDC (Lugar Center) o en USAMRU-G y es posible que se envíen alícuotas a la sede de WRAIR en EE. UU. para futuros estudios de investigación. 

El Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed (WRAIR) es la instalación de investigación biomédica más grande administrada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Los resultados de los análisis de sangre no se proporcionarán a los participantes del estudio.

Tal procedimiento no puede causar la muerte. Sin embargo, según el informe del proyecto, “todas las muertes de voluntarios se informarán de inmediato (generalmente dentro de las 48 h posteriores a la notificación del PI)” al Hospital Militar de Georgia y WRAIR.

Las muestras de sangre de los soldados se almacenarán y analizarán en el Lugar Center, una instalación financiada por el Pentágono con $180 millones en la capital de Georgia, Tbilisi.

El Lugar Center se ha vuelto notorio en los últimos años por actividades controvertidas , incidentes de laboratorio y escándalos en torno al programa de hepatitis C del gigante farmacéutico estadounidense Gilead en Georgia, que ha resultado en al menos 248 muertes de pacientes . La causa de la muerte en la mayoría de los casos se ha catalogado como desconocida, según muestran documentos internos .

El proyecto georgiano GG-21 ha sido financiado por DTRA e implementado por científicos militares estadounidenses de una unidad especial del Ejército de EE. UU. con nombre en código USAMRU-G que opera en el Centro Lugar. Se les ha otorgado inmunidad diplomática en Georgia para investigar bacterias, virus y toxinas sin ser diplomáticos. Esta unidad está subordinada al Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed (WRAIR).

Los documentos obtenidos del registro de contratos federales de EE. UU. muestran que USAMRU-G está expandiendo sus actividades a otros aliados de EE. UU. en la región y está “estableciendo capacidades expedicionarias” en Georgia, Ucrania, Bulgaria, Rumania, Polonia, Letonia y cualquier ubicación futura. El próximo proyecto USAMRU-G que involucra pruebas biológicas en soldados comenzará en marzo de este año en el Hospital Militar Búlgaro en Sofía.

Proyecto UP-8: todas las muertes de los participantes del estudio deben informarse dentro de las 24 h

La Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA) ha financiado un proyecto similar que involucra a soldados en Ucrania cuyo nombre en código es UP-8: La propagación del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (CCHF) y los hantavirus en Ucrania y la necesidad potencial de diagnóstico diferencial en pacientes con sospecha de leptospirosis. El proyecto comenzó en 2017 y se extendió varias veces hasta 2020, según muestran documentos internos.

Según la descripción del proyecto, se recolectarán muestras de sangre de 4.400 soldados sanos en Lviv, Jarkov, Odesa y Kiev. 4.000 de estas muestras se analizarán para detectar anticuerpos contra hantavirus, y 400 de ellas, para detectar la presencia de anticuerpos contra el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC). Los resultados de los análisis de sangre no se proporcionarán a los participantes del estudio.

No hay información sobre qué otros procedimientos se realizarán, excepto que “los incidentes graves, incluidas las muertes, deben informarse dentro de las 24 horas . Todas las muertes de los sujetos del estudio que se sospeche o se sepa que están relacionadas con los procedimientos de investigación deben señalarse a la atención de los comités de bioética en los EE. UU. y Ucrania”, fuente: ukr-leaks.org.

Se analizarán muestras de sangre de 4.000 soldados ucranianos para detectar hantavirus. Se analizarán otras 400 muestras de sangre para CCHF en el marco del Proyecto UP-8 de Ucrania patrocinado por DTRA.

DTRA ha asignado $ 80 millones para la investigación biológica en Ucrania a partir del 30 de julio de 2020, según información obtenida del registro de contratos federales de EE. UU. El encargado del programa es la empresa estadounidense Black &Veatch Special Projects Corp.

Otro contratista de DTRA que opera en Ucrania es CH2M Hill. La empresa estadounidense se ha adjudicado un contrato de 22,8 millones de dólares (2020-2023) para la reconstrucción y equipamiento de dos biolaboratorios: el Instituto Estatal de Investigación Científica de Diagnóstico de Laboratorio y Experiencia Veterinario-Sanitaria (Kyiv ILD) y el Servicio Estatal de Ucrania para la Seguridad Alimentaria y Laboratorio Regional de Diagnóstico de Protección al Consumidor (Odesa RDL).

El personal estadounidense es indemnizado por las muertes y lesiones de la población local.

Las actividades de DTRA en Georgia y Ucrania están bajo la protección de acuerdos bilaterales especiales. De acuerdo con estos acuerdos, Georgia y Ucrania eximirán de responsabilidad, no entablarán acciones legales e indemnizarán a los Estados Unidos y su personal, contratistas y personal de contratistas, por daños a la propiedad, muerte o lesiones a cualquier persona en Georgia y Ucrania, que surjan de de las actividades bajo este Acuerdo. Si los científicos patrocinados por DTRA causan muertes o lesiones a la población local, no se les puede pedir cuentas.

Además, de acuerdo con el Acuerdo EE. UU.-Ucrania, las reclamaciones de terceros por muertes y lesiones en Ucrania, que surjan de los actos u omisiones de cualquier empleado de los Estados Unidos relacionado con el trabajo bajo este Acuerdo, serán responsabilidad de Ucrania.

Australia está eliminando la moneda física y espera convertirse en una ‘sociedad sin efectivo’ para 2031

 


SIDNEY.- Australia está abandonando rápidamente la moneda física y se prevé que se convierta en una “sociedad sin efectivo” en unos pocos años, según los expertos.

Desde 2019, los bancos han retirado 3.800 cajeros automáticos en todo el país, lo que representa más de un tercio de los cajeros automáticos de Australia, informó news.com.au. Mientras tanto, los cuatro principales bancos australianos han cerrado permanentemente 459 sucursales.

CBA, el banco más grande de Australia, ahora tiene solo 875 sucursales, en comparación con las 1200 antes de COVID-19. Al mismo tiempo, el banco ha reducido los cajeros automáticos a más de la mitad, hasta los 2.000.

En Nueva Gales del Sur, más de 200 suburbios no tienen forma de obtener efectivo en su área, según news.com.au, y 300 carecen de una tienda bancaria.

Las transacciones digitales ya predominan en Australia, donde menos del 25 por ciento de las transacciones involucran dinero físico y el 80 por ciento de los residentes prefieren la banca virtual.

El cambio a lo digital, dijeron los expertos, dejará al país efectivamente sin efectivo para 2031 o antes.

El profesor Robert Breunig de la Universidad Nacional de Australia dijo a news.com.au el otoño pasado que el COVID-19 aceleró el cambio a la banca en línea, lo que ayudará a las autoridades a monitorear y gravar los pagos más fácilmente. 

“La gente a menudo evade impuestos haciendo trabajos de tipo efectivo y si no hay dinero en efectivo debajo de la mesa, entonces será más fácil seguir las transacciones”, dijo Breunig.

En una encuesta de expertos realizada por Finder el año pasado, el 89 por ciento dijo que creía que COVID había acelerado la desaparición del efectivo. El cincuenta y seis por ciento dijo que la moneda física probablemente desaparecería en Australia dentro de 10 años, aunque eso podría ocurrir en 2024, según algunas estimaciones .

“El efectivo ya ha sido empujado a los límites de nuestra economía, y las empresas que solo usan efectivo son pocas y distantes entre sí. Espere que se vuelvan aún más raros”, dijo Graham Cooke, jefe de investigación de consumidores de Finder. 

“Finder predijo una sociedad sin efectivo en Australia para 2036 hace unos años y ahora incluso esa línea de tiempo puede estar demasiado lejos”.

El impulso de los pagos digitales fáciles de rastrear ha sido respaldado durante mucho tiempo por la élite global liberal.

Bill Gates elogió el desarrollo de las monedas virtuales y dijo en un foro reciente sobre criptomonedas que «pueden reducir el costo de una variedad de transacciones hasta en un 90 por ciento, proporcionando un acceso casi universal a productos y servicios financieros innovadores».

En el libro de Klaus Schwab, COVID-19: The Great Reset , el jefe del Foro Económico Mundial contempló el surgimiento de una moneda digital mundial. La China comunista, observó Schwab, “está años por delante del resto del mundo en el desarrollo de una moneda digital combinada con poderosas plataformas de pago electrónico”.

Y en un artículo del año pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) propuso un sistema de puntuación de crédito social como el de China que determinaría la elegibilidad crediticia en función del historial de búsqueda en Internet.

La Reserva Federal de EE. UU. anunció en enero que abrirá un debate sobre si EE. UU. debería adoptar una moneda digital del banco central, reflejando esfuerzos similares en el Reino Unido y la UE.

La OMS dice que ha aconsejado a Ucrania que destruya los agentes patógenos en los laboratorios sanitarios

 


GINEBRA.- La Organización Mundial de la Salud aconsejó a Ucrania que destruya los patógenos de alta amenaza alojados en los laboratorios de salud pública del país para prevenir "cualquier posible derrame" que pueda propagar la enfermedad entre la población, dijo la agencia esta semana a la agencia internacional de noticias Reuters.

Los expertos en bioseguridad afirman que el desplazamiento de tropas rusas a Ucrania y el bombardeo de sus ciudades han aumentado el riesgo de que se produzca una fuga de patógenos causantes de enfermedades, en caso de que alguna de esas instalaciones resulte dañada.

Al igual que muchos otros países, Ucrania cuenta con laboratorios de salud pública que investigan cómo mitigar las amenazas de enfermedades peligrosas que afectan tanto a los animales como a los seres humanos, incluyendo, más recientemente, el COVID-19. Sus laboratorios han recibido apoyo de Estados Unidos, la Unión Europea y la OMS.

En respuesta a las preguntas de Reuters sobre su trabajo con Ucrania antes y durante la invasión de Rusia, la OMS dijo en un correo electrónico que ha colaborado con los laboratorios de salud pública de Ucrania durante varios años para promover las prácticas de seguridad que ayudan a prevenir "la liberación accidental o deliberada de patógenos."

"Como parte de este trabajo, la OMS ha recomendado encarecidamente al Ministerio de Sanidad de Ucrania y a otros organismos responsables que destruyan los patógenos de alta amenaza para evitar cualquier posible vertido", dijo la OMS, una agencia de Naciones Unidas.

La OMS no quiso decir cuándo había hecho la recomendación ni proporcionó detalles sobre los tipos de patógenos o toxinas alojados en los laboratorios de Ucrania. La agencia tampoco respondió a las preguntas sobre si se habían seguido sus recomendaciones.

Los funcionarios ucranianos en Kiev y en su embajada en Washington no respondieron a las solicitudes de comentarios.

Las capacidades de los laboratorios ucranianos están en el centro de una creciente guerra de información desde que Rusia comenzó a mover sus tropas hacia Ucrania hace dos semanas.

El miércoles, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, repitió la afirmación de que Estados Unidos opera un laboratorio de guerra biológica en Ucrania, una acusación que ha sido repetidamente negada por Washington y Kiev.

Zakharova dijo que los documentos desenterrados por las fuerzas rusas en Ucrania mostraban "un intento de emergencia para borrar las pruebas de los programas biológicos militares" mediante la destrucción de muestras de laboratorio.

Reuters no pudo confirmar de forma independiente su información

En respuesta, un portavoz presidencial ucraniano dijo: "Ucrania niega estrictamente cualquier acusación de este tipo". Los portavoces del gobierno de Estados Unidos también negaron enérgicamente las acusaciones de Zakharova, diciendo que Rusia podría utilizar sus afirmaciones como pretexto para desplegar sus propias armas químicas o biológicas.

La declaración de la OMS no hacía referencia a la guerra biológica. La agencia dijo que anima a todas las partes a cooperar en "la eliminación segura de cualquier patógeno que encuentren, y a solicitar asistencia técnica cuando sea necesario". Se ofreció a ayudar siempre que fuera posible con orientación técnica y coordinación.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió ayer viernes a petición de Rusia, según los diplomáticos, para discutir las afirmaciones de Moscú, presentadas sin pruebas, sobre las actividades biológicas de Estados Unidos en Ucrania.

El Foro Económico Mundial de Klaus Schwab suspende relaciones con Rusia y Putin

 


DAVOS.- El Foro Económico Mundial, que se celebrará en Davos (Suiza) del 22 al 26 de mayo, decidió suspender sus relaciones con Rusia y no mantendrá ningún vínculo con personas o entidades sujetas a sanciones, según informó esta semana.

“Tras su condena del actual ataque de Rusia a Ucrania, el Foro está cumpliendo con las sanciones internacionales en evolución”, dijeron en un correo electrónico los organizadores del evento conocido como el Foro de Davos, confirmando una información de la web estadounidense Politico.

“En consecuencia, el Foro suspende todas sus relaciones con entidades rusas y no se relacionará con ninguna persona o institución sancionada”, añaden los organizadores, “incluso” para la cumbre anual, dicen.

El foro reúne cada año a la élite política, económica y diplomática en Davos, una elegante estación de esquí en los Alpes.

Vladimir Putin y Dmitri Medvédev han hablado cinco veces en Davos desde 2007, enumeró el medio estadounidense, recordando que el actual presidente ruso también fue invitado en 2015 tras la invasión de Crimea, pero finalmente decidió no acudir.

El fundador del foro, Klaus Schwab, dijo entonces que esperaba que el evento sirviera para “tender puentes” entre las distintas partes del incipiente conflicto en Ucrania.

En 2021, Putin intervino en Davos de manera virtual, cuando el foro había sido cancelado por la pandemia de covid-19 y sustituido por una edición virtual.

Se refirió en particular a la prórroga del acuerdo New Start para limitar los arsenales nucleares de Rusia y Estados Unidos, y se congratuló de la ampliación del tratado tras un acuerdo de última hora.

El enemigo se bate en retirada y busca un inútil camuflaje moral en Putin / Enrique de Diego *

 

El Gobierno austriaco, y su Parlamento, se disponen a derogar la Ley de “vacunación obligatoria”. Austria era la nación elegida por el globalismo para experimentar esa medida totalitaria, totalmente contraria al código de Nuremberg, que se proponía liderar para toda la Unión Europea, Ursula von der Leyen, y entre nosotros secundarían Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijoo, Juan Manuel Moreno Bonilla, Ximo Puig, Isabel Díaz Ayuso, Manuel Revilla -“por lo civil o por lo militar”-, etc. del cacicato.

De esto no hace tanto. En noviembre anunciaron la sexta ola de los “no vacunados” y pusieron todo los aparatos de propaganda a funcionar y mentir, se conjugaron dos personajes patéticos como Risto Mejide y Federico Jiménez Losantos, que tendrá que responder ante la Justicia por incitar al odio. Se mintió descaradamente en las estadísticas oficiales. Hoy sabemos que las estadísticas de Hamburgo y de toda Alemania eran más falsas que un Judas de plástico.

Para todos nuestros políticos era imprescindible que todos nos inyectáramos con el veneno de muerte de las farmacéuticas todas a las órdenes del psicópata Bill Gates, ahora empeñado en matarnos con su pésima alimentación vegana, que lleva a la depresión y al fallo multiorgánico. Ahora sabemos lo que intuíamos: que Moderna inventó y patentó el coronavirus y que Pfizer hizo una falsa vacuna para matar, y que todos los gobiernos le dieron licencia para ello, en la más infame aniquilación de seres humanos.

Esta es la guerra civil que debemos afrontar hasta que los responsables paguen por sus crímenes. Esta guerra muy cruenta no ha terminado. Si bien el enemigo se bate en retirada en todos los frentes. Se vuelve histérico censurando, se camufla tras la invasión de Rusia del paraíso o la pocilga globalista de Ucrania. Pero de nada le va a servir: al globalismo se le han torcido sus planes criminales.

Dice mi amigo Gorka que esta es una sociedad posmoderna y en ella no hay nada duradero. Ese tipo de sociedades viven bajo oleadas de emotividad televisiva, pero ya hartan. El intento de camuflarse detrás de un Vladimir Putin convertido en el nuevo villano, frente al payaso de Zelenski, un degenerado, biotipo extremo de los dirigentes que le gustan al nuevo orden mundial, que además tiene un abuelo judío para ocultar el nazismo rampante del Batallón Azov. 

Tiene los días contados. Rusia tomará Kiev e impondrá sus condiciones, que son la neutralidad y desmilitarización de la Ucrania de Femen y de George Soros, donde toda corrupción, incluida la de Hunter Biden, tiene su asiento. Y no podrán inventarse más donde esconderse.

Lo que llamamos Occidente, Estados Unidos y la Unión Europea, con la notable excepción de Serbia, en su cobardía moral, la de sus dirigentes, la de la OTAN, ha echado mano de sanciones económicas, que van a pagar sus ciudadanos, que van a encarecer aún más la energía y el combustible, van a helar a los alemanes, y van a disparar la inflación, va a pagar muy caro todas las mentiras ecopacifistas y del cambio climático, que es grosera mentira muy rentable para unos cuantos corruptos. 

Toda una clase política mediocre, la de los Justin Trudeau y los Pedro Sánchez, esta cavando su propia tumba y promoviendo su linchamiento moral. No es el tiempo de las marionetas del globalismo ni de sus lacayos.

Las víctimas claman Justicia. La noche de “antorchas y horcas” que echaba de menos Michael Yeadon y no se explicaba porque no se producían ya, tendrán legar, y los criminales y los corruptos pagarán sus fechorías. Es inevitable.

 

(*) Periodista

http://ramblalibre.com/2022/03/11/carta-del-editor-el-enemigo-se-bate-en-retirada-y-busca-un-inutil-camuflaje-moral-en-putin/

La agitación del miedo / Juan Manuel de Prada *

Acabamos de escuchar al doctor Sánchez señalando con gran desparpajo a Putin como único responsable del alza de los precios de la energía y, en general, de la inflación que padecemos desde hace muchos meses. Parece que, durante los próximos años, Putin se convertirá en el responsable cósmico de todas las calamidades que nos afligen, tal como lo ha sido Franco durante varias décadas.

Así, un demagogo como el doctor Sánchez, que ha amparado los más brutales abusos tarifarios eléctricos, que ha permitido la voladura de centrales de producción de energía ya existentes y rechazado la construcción de otras proyectadas, siempre al servicio del lobby climático, puede tranquilamente repercutir las culpas contra un Putin convertido en una suerte de demonio omnímodo, cuyas maldades poseen fuerza retroactiva.

Además, Sánchez ha tenido el cuajo de lanzar esta atribución de responsabilidad a la vez que destina 20.319 millones de euros a «impulsar políticas feministas de forma transversal»; es decir, a la vez que obliga a todos los españoles a aflojar una cantidad media de 450 euros para engordar parásitos y parásitas que se hacen de oro urdiendo los más delirantes arbitrios con perspectiva de género.

Hasta ayer mismo nos pedían que nos resignásemos a ser pobres, para salvar al planeta del cambio climático; desde hoy podrán pedírnoslo también para fastidiar a Putin. Mucho más sobrecogedor que el desparpajo con que un demagogo como el doctor Sánchez descarga responsabilidades resulta que exista una borregada dispuesta a creer tan burdas patrañas. 

Si los demagogos profieren sin rubor tales patrañas es porque saben que existe una porción nada desdeñable de la población española que se las tragará religiosamente y sin rechistar, como durante los dos últimos años se ha tragado las subidas abusivas del recibo de la luz.

Saben, desde luego, que la demogresca fomentada por los negociados de izquierdas y derechas ha generado masas ingentes de personas fanatizadas, atiborradas de consignas ideológicas, dispuestas a que las despojen, con tal de que el despojo lo perpetren los ‘suyos’. Y a este fanatismo propiciado por la demogresca se suma otro factor todavía más sobrecogedor. 

A nadie se le escapa que la plaga del coronavirus ha servido para probar un experimento de psicología de masas a gran escala que, a través de los instrumentos de la biopolítica, ha logrado un control social absoluto. Y, entre tales instrumentos de la biopolítica, ninguno tan eficaz como la agitación del miedo, que anega nuestro cerebro reptiliano y ofusca el discernimiento.

Así, aprovechándose de los desarreglos que el miedo introduce en nuestro raciocinio, se pueden implantar los más delirantes pensamientos inducidos en personas reducidas a gurruños de carne temblona y crédula. Si lograron que aceptásemos que el coronavirus procedía de una sopa de pangolín o murciélago gigante, ¿por qué no vamos a aceptar que Putin es el causante de todas nuestras calamidades?

 

(*) Escritor

https://www.abc.es/opinion/abci-juan-manuel-prada-agitacion-miedo-202203120002_noticia_amp.html

Una nueva edad geopolítica / Ignacio Ramonet *

El 24 de febrero de 2022, fecha del inicio de la guerra en Ucrania, marca la entrada del mundo en una nueva edad geopolítica. Nos hallamos ante una situación totalmente nueva en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Aunque ha habido en este continente, desde 1945, muchos acontecimientos importantes, como la caída del muro de Berlín, la implosión de la Unión Soviética y las guerras en la antigua Yugoslavia, nunca habíamos asistido a un evento histórico de semejante envergadura, que cambia la realidad planetaria y el orden mundial.

La situación era evitable. El presidente ruso Vladímir Putin llevaba varias semanas, si no meses, instando a una negociación con las potencias occidentales. La crisis se venía intensificando en los últimos meses. Hubo intervenciones públicas frecuentes del líder ruso en conferencias de prensa, encuentros con mandatarios extranjeros y discursos televisados, reiterando las demandas de Rusia, que en realidad eran muy sencillas. 

La seguridad de un Estado solo se garantiza si la seguridad de otros Estados, en particular aquellos que están ubicados en sus fronteras, está igualmente respetada. Por eso Putin reclamó con insistencia, a Washington, Londres, Bruselas y París, que se le garantizara a Moscú que Ucrania no se integraría a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). 

La demanda no era una excentricidad: la petición consistía en que Kiev tuviera un estatus no diferente al que tienen otros países europeos, tales como Irlanda, Suecia, Finlandia, Suiza, Austria, Bosnia y Serbia, que no forman parte de la OTAN. No se trataba por lo tanto de evitar la “occidentalización” de Ucrania sino de prevenir su incorporación a una alianza militar formada, como se sabe, en 1949, con el objetivo de enfrentar a la antigua Unión Soviética y, desde 1991, a la propia Rusia.

Esto implicaba que Estados Unidos y sus aliados militares europeos no instalasen en el territorio de Ucrania, país fronterizo con Rusia, armas nucleares, misiles u otro tipo de armamento agresivo que pudiera poner en peligro la seguridad de Moscú. La OTAN –una alianza militar cuya existencia no se justifica desde la desaparición, en 1989, del Pacto de Varsovia– argumentaba que esto era necesario para garantizar la seguridad de algunos de sus Estados miembros, como Estonia, Letonia, Lituania o Polonia. 

Pero eso, obviamente, amenazaba la seguridad de Rusia. Recuérdese que Washington, en octubre de 1962, amagó con desencadenar una guerra nuclear si los soviéticos no retiraban de Cuba sus misiles –instalados a 100 millas de las costas de Estados Unidos–, cuya función, en principio, era solo la de garantizar la defensa y seguridad de la isla. 

Y Moscú finalmente tuvo que inclinarse y retirar sus misiles. Con estos mismos argumentos, Putin reclamó a los jefes de Estado y primeros ministros europeos una mesa de diálogo que contemplara sus reivindicaciones. Simplemente, se trataba de firmar un documento en el que la OTAN se comprometiera a no extenderse a Ucrania y, repito, a no instalar en territorio ucranio sistemas de armas que pudieran amenazar la seguridad de Rusia.

La otra demanda rusa, también muy atendible, era que, como quedó establecido en 2014 y 2015 en los acuerdos de Minsk, las poblaciones rusohablantes de las dos “repúblicas populares” de la región ucrania del Donbás, Donetsk y Lugansk, recibieran protección y no quedasen a la merced de constantes ataques de odio como desde hacía casi ocho años. 

Esta demanda tampoco fue escuchada. En los acuerdos de Minsk, firmados por Rusia y Ucrania con participación de dos países europeos, Alemania y Francia, y que ahora varios analistas de la prensa occidental reprochan a Putin haber dinamitado, estaba estipulado que, en el marco de una nueva Constitución de Ucrania, se les concedería una amplia autonomía a las dos repúblicas autoproclamadas que recientemente han sido reconocidas por Moscú como ”Estados soberanos”. 

Esta autonomía nunca les fue concedida, y las poblaciones rusohablantes de estas regiones siguieron soportando el acoso de los militares ucranios y de los grupos paramilitares extremistas, que causaron unos catorce mil muertos...

Por todas estas razones, existía un ánimo de justificada exasperación en el seno de las autoridades rusas, que los líderes de la OTAN no lograron o no quisieron entender. ¿Por qué la OTAN no tuvo en cuenta estos repetidos reclamos? Misterio... Muchos observadores consideraban que la negociación era una opción viable: escuchar los argumentos de Moscú, sentarse en torno a una mesa, responder a las inquietudes rusas y firmar un protocolo de acuerdo. 

Incluso se habló, en las 24 horas que precedieron los primeros bombardeos rusos del 24 de febrero, de un posible encuentro de última hora entre Vladímir Putin y el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden. Pero las cosas se precipitaron e ingresamos en este detestable escenario de guerra y de peligrosas tensiones internacionales.

Desde el punto de vista de la armadura legal, el discurso de Putin en la madrugada del día en que las Fuerzas Armadas rusas iniciaron la guerra en Ucrania trató de apoyarse en el derecho internacional para justificar su “operación militar especial”. Cuando anunció la intervención sostuvo que, “basándo[se] en la Carta de Naciones Unidas” y teniendo en cuenta la demanda de ayuda que le formularon los “gobiernos” de las “repúblicas de Donetsk y Lugansk” y el “genocidio” que se estaba produciendo contra la población rusohablante de estos territorios, había ordenado la operación... 

Pero eso es apenas un atuendo jurídico, un andamiaje legal para disculpar el ataque a Ucrania. Por supuesto, se trata claramente de una intervención militar de gran envergadura, con columnas acorazadas que penetraron en Ucrania por al menos tres puntos: el norte, cerca de Kiev; el este, por el Donbás; y el sur, cerca de Crimea. Se puede hablar de invasión. 

Aunque Putin sostiene que no habrá una ocupación permanente de Ucrania. Lo más probable es que Moscú, si gana esta guerra, trate de instalar en Kiev un gobierno que no sea hostil a sus intereses y que le garantice que Ucrania no ingresará en la OTAN, además de reconocer la soberanía de las “repúblicas” del Donbás en la totalidad de su extensión territorial, porque cuando empezó el ataque ruso, Kiev controlaba todavía una parte importante de esos territorios.

Si no se produce una escalada internacional, lo más probable es que el vencedor militar de esta guerra sea Rusia. Por supuesto, en este tema hay que ser muy prudente, porque se sabe cómo empiezan las guerras, pero nunca cómo terminan. La diferencia de poderío militar entre Rusia y Ucrania es tal que el probable ganador, por lo menos en un primer tiempo, será sin duda Moscú.

Desde el punto de vista económico, en cambio, el panorama es menos claro. La batería de brutales sanciones que Estados Unidos, la Unión Europea y otras potencias le están imponiendo a Moscú son aniquiladoras, inéditas, y pueden dificultar, por decenios, el desarrollo económico de Rusia, cuya situación en este aspecto es ya particularmente delicada. 

Por otro lado, una victoria militar en esta guerra, si es rápida y contundente, le podría dar a Rusia, a sus Fuerzas Armadas y a sus armamentos un gran prestigio. Moscú podría consolidarse, en varios teatros de conflictos mundiales, en particular en Oriente Próximo y en el África saheliana, como un aliado indispensable para algunos gobiernos autoritarios locales, como principal proveedor de instructores militares y, sobre todo, como principal vendedor de armas.

Todo esto hace más difícil entender por qué Estados Unidos no hizo más para evitar este conflicto en Ucrania. Ese es un punto central. ¿Qué gana Washington con este conflicto? Para Biden, esta guerra puede aportar una distracción mediática respecto de sus objetivos estratégicos. Su situación no es fácil: lleva un año de gobierno mediocre en política interna, no consigue sacar adelante en el Congreso sus proyectos, no logra una mejora palpable de las condiciones de vida después de la terrible pandemia de la covid-19 ni una corrección de las desigualdades... 

Y, en política exterior, sigue manteniendo algunas de las peores decisiones de Donald Trump y ha dado una serie de pasos en falso, como la precipitada y calamitosa retirada de Kabul... Puede que esto lo haya llevado a buscar no comprometerse con una estrategia más decidida para evitar una guerra en Ucania que se veía venir... El resultado es que Estados Unidos y las demás potencias de la OTAN podrían perder Ucrania, que se alejaría de su esfera de influencia.

La posición de Washington resulta tanto más sorprendente cuanto que su gran rival estratégico, en este siglo XXI, no es Rusia, sino China. Por eso este conflicto está envuelto, en cierto modo, en un aire pasado de moda, un resabio de la Guerra Fría (1948-1989). 

Quizá uno de los objetivos de Washington sea alejar a Rusia de China implicando a Moscú en un conflicto en Europa, con la intención de que China no pueda apoyarse en Rusia mientras Estados Unidos y sus aliados de la ASEAN (Asociación de Naciones de Asia Sudoriental) y de la AUKUS (alianza estratégica militar entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos) aprovechan para acosar a Pekín en el mar de China Meridional. 

 Quizá a ello se debe que, en este conflicto de Ucrania, China se haya mostrado prudente: no ha reconocido ni apoyado la soberanía de las dos “repúblicas populares del Donbás”. 

Pekín no desea ofrecer un pretexto a otras potencias para que ellas reconozcan, a su vez, la independencia de Taiwán. Aunque también podría ocurrir que, a pesar de las enormes diferencias, China se inspirase en la decisión rusa de invadir Ucrania para conquistar Taiwán. O tal vez Estados Unidos aproveche la guerra en Ucrania para argumentar que China se dispone a invadir Taiwán y desencadenar un conflicto preventivo con China. Son hipótesis, porque lo único cierto es que la Historia se ha vuelto a poner en marcha y la dinámica geopolítica mundial se está moviendo.

La posición de la Unión Europea ha sido débil. Emmanuel Macron, que actualmente es el presidente pro tempore de la Unión Europea, no consiguió nada con sus gestiones de último momento. En vísperas de la guerra, la idea sobre la que se movilizaron tanto los líderes políticos como los medios de comunicación occidentales fue decirle a Putin que no hiciera nada, que no diera un paso más, cuando lo razonable hubiera sido, repito, analizar sus demandas y sentarse a negociar para garantizarle a Rusia, de alguna manera, que la OTAN no iba a ubicar armas nucleares en sus fronteras. 

En un primer tiempo, el gobierno europeo que actuó de manera más inteligente fue el de Alemania, con su nuevo canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, a la cabeza. Desde el comienzo, se mostró favorable a que se estudiasen las demandas de Putin. 

Pero, en cuanto comenzó la guerra, la postura de Berlín cambió radicalmente. La reciente decisión de Scholz, adoptada por unanimidad en el Bundestag, el Parlamento federal, de rearmar Alemania mediante la asignación al presupuesto militar de una partida excepcional de más de cien mil millones de euros y, a partir de ahora, casi el 3% del PIB del país, constituye una revolución militar. El rearme de Alemania, primera potencia económica de Europa, trae pésimos recuerdos históricos. Constituye una prueba más, espectacular y aterradora, de que estamos entrando en una nueva edad geopolítica.

Por último, seguimos preguntándonos por qué Estados Unidos y las potencias occidentales no aceptaron dialogar con Putin y responder a sus reclamos, sobre todo sabiendo que no podrían intervenir en caso de conflicto militar. Esto es muy importante. Recuérdese que, en su mensaje de anuncio del inicio de la guerra, Vladímir Putin envió una advertencia clara a las grandes potencias de la OTAN, en particular a las tres que cuentan con armamento nuclear –Estados Unidos, Reino Unido y Francia–, recordándoles que Rusia “tiene ciertas ventajas en la línea de las armas de última generación” y que atacarla “tendría consecuencias devastadoras para un potencial agresor”.

¿De qué “ventajas en la línea de las armas de última generación” se trata? Moscú ha logrado, en los últimos años, al igual que China, una ventaja tecnológica decisiva sobre Estados Unidos en materia de misiles hipersónicos. Esto hace que, en caso de un ataque occidental contra Moscú, la respuesta rusa pudiera ser efectivamente devastadora. Los misiles hipersónicos van a una velocidad cinco o seis veces superior a la velocidad del sonido, o sea a Mach 5 o Mach 6, a diferencia de un misil convencional, cuya velocidad es de Mach 1. 

Y pueden transportar tanto bombas tradicionales como nucleares... Estados Unidos ha acumulado un importante retraso en este campo, hasta tal punto que recientemente Washington obligó a varias empresas fabricantes de misiles (Loocked Martin, Raytheon, Northrop Grumman) a trabajar de manera conjunta y destinó un colosal presupuesto para recuperar su retraso estratégico con respecto a Rusia, que se calcula de entre dos y tres años. 

Pero de momento no lo ha conseguido. Los misiles hipersónicos rusos, calculando la trayectoria, pueden interceptar los misiles convencionales y destruirlos antes de que alcancen su objetivo, lo que permite a Rusia crear un escudo invulnerable para protegerse. En cambio, los escudos antimisiles convencionales de la OTAN no tienen esta capacidad contra los hipersónicos... Esto explica por qué Putin decidió ordenar la intervención militar sobre Ucrania con la seguridad de que una escalada por parte de la OTAN era muy improbable.

 

(*) Periodista y profesor de la Universidad de la Sorbona

 

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