GRANADA.- El viaje inaugural del AVE
Madrid-Granada, que este martes hizo el presidente del Gobierno en
funciones, Pedro Sánchez, es el colofón a una obra que ha tardado
dieciséis años en concluir y en la que se han invertido 1.675 millones
de euros, según datos del Ministerio de Fomento.
El
tren, que desde este miércoles funcionará para el público, unirá las
ciudades de Madrid, Antequera (Málaga) y Granada, una distancia de 568
kilómetros que recorrerá en poco más de tres horas.
La puesta en funcionamiento del servicio pondrá el
broche a una reivindicación ciudadana que se remonta a finales de los
años noventa, aunque la primera traviesa se colocó el 23 de febrero de
2003.
En este periodo han debido resolverse numerosos
problemas técnicos y políticos para dar luz verde a la nueva línea
ferroviaria que conectará la capital de España con unas de las
poblaciones con mayor turismo del país.
La llegada
del AVE a Granada generará en el sector de la hostelería y el turismo
unas "grandes expectativas", según ha indicado el presidente de su
federación, Gregorio García, quien ha lamentado que hasta ahora esta
ciudad no haya podido ser competitiva con otros destinos con alta
velocidad.
Con una oferta diaria de en torno a 2.000
plazas, los tiempos de viaje entre Madrid y Granada oscilarán entre las 3
horas 5 minutos y las 3 horas 19 minutos, según Renfe, que también
pondrá en servicio un tren Ave diario entre Granada y Barcelona.
Las discrepancias entre la Junta de Andalucía, gobernada entonces por
el socialista Manuel Chaves, y el Ejecutivo del popular José María Aznar
acerca del tipo y características de la infraestructura demoraron la
puesta en marcha del nuevo AVE hasta que el Gobierno socialista de José
Luis Rodríguez Zapatero optó por la doble plataforma y su impulso.
Pero problemas presupuestarios derivados de la crisis económica,
retrasos en las obras y, consecuentemente, fechas incumplidas fueron
ahogando los deseos ciudadanos de acercar Granada al resto del país a
través de la alta velocidad. Las primeras previsiones había fijado su
llegada en 2007.
En términos ferroviarios, la ciudad
andaluza ha estado muy aislada del resto de Andalucía y del país e
incluso, en abril de 2015, sufrió la suspensión del tráfico ferroviario
entre Antequera y Granada a causa de las mismas obras de construcción de
la alta velocidad.
Esa interrupción ferroviaria, que
se previó que se prolongase un semestre, perduró 40 meses, hasta el 26
de noviembre del año pasado, cuando entró en servicio un Talgo
Madrid-Granada.
El ministro de Fomento, José Luis
Ábalos, comentó entonces que su reapertura "era un compromiso ineludible
del Gobierno con los granadinos".
Para llamar la
atención sobre la obra y el aislamiento geográfico, en este tiempo
nacieron las plataformas ciudadanas "Ave sí, pero no así" y "Granada en
marcha", que no han cesado de pedir su puesta en funcionamiento.
La localización de la estación del AVE granadino o la demanda vecinal
para el soterramiento de las vías a la entrada de la ciudad, algo que
todavía no se ha resuelto, han sido las últimas discrepancias entre las
diferentes administraciones de uno u otro signo.
Aunque la Federación de Hostelería y Turismo reconoce que el nuevo AVE
es motivo de satisfacción, advierte de que Granada sigue en una posición
de "clara desventaja" para competir con otros destinos, por la escasez
de frecuencias y los tiempos del trayecto, la inconcreción sobre
conexiones con Málaga y Sevilla o los precios fijados inicialmente.
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