MADRID.- Con apenas 33 años, el padre Carlos María Forte lleva más de diez como sacerdote. «Pese que son tiempos recios, cada día estoy más enamorado del ministerio»,
asegura a ABC desde la Iglesia de la Encarnación de Vera (Almería) a la
que llegó hace seis años.
Su espíritu inquieto le llevó hace un año a
crear la Fundación Artcupa, una asociación civil pionera, cuyo objetivo
es evangelizar a través del arte. La idea pronto llegó a oídos del Papa, quien quiso conocer de primera mano cómo funcionaba esta organización.
Así
fue como Carlos recibió a inicios de este año la llamada de Francisco.
Al principio no se lo podía creer.
«Fue una gran alegría. Nosotros le
habíamos escrito una carta para contarle que habíamos creado esta
fundación y para pedirle su bendición. Nunca pensé que me llamaría para preguntarme si podía ir a verle. En la conversación me preguntó: '¿cómo lo tienes para venir a verme a Roma?'».
La audiencia fue en marzo de este año. «Fue encantador. Me hubiera quedado mucho más tiempo con él. Me recibió con una cordialidad impresionante, y me escuchó como un padre que quiere mucho a la Iglesia», aseguró.
Artcupa es una fundación inspirada en el humanismo cristiano que ha conseguido poner en marcha un intenso programa de iniciativas,
entre ellas, dos obras de remodelación de sendos templos.
El Obispado
de Almería solicitó además a la Fundación un estudio para la reforma del
Cerro de San Cristóbal (en la localidad de Almería capital). Se trata
de un proyecto que consistirá en la limpieza de la piedra, un nuevo alumbrado o la incorporación de un altar, entre otras actuaciones.
La fundación, en la que trabajan dos personas además de una decena de voluntarios, ha llevado a cabo también numerosos conciertos en las catedrales, programas ocupacionales, exposiciones,
festivales de flamenco y mercados de artesanía.
«A lo largo de mi
ministerio ha habido muchos proyectos que no han funcionado. Pero este
va para adelante porque es una cosa del Señor, la obra es suya», asegura
el padre Carlos.
Fue un poco el mensaje que también le dejó Francisco en su audiencia. «Me dijo que tenemos que vivir siempre la espiritualidad de San José: Desaparecer amando. San José educó a su hijo, Jesús y luego desapareció».
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