martes, 5 de mayo de 2020

La economía, el futuro y el sector empresarial / Ángel Tomás *

La epidemia inesperada y paralizante que, de forma veloz, se ha extendido por todos los continentes con resultados trágicos, no solamente ha detenido la actividad de una economía abierta y moderna, conductora del alto nivel de calidad de vida alcanzado mediante emprendimiento, creatividad y esfuerzo de los países más avanzados, -entre los que se encuentra España-, sino que ha dejado inservible la estructura económica tradicional, que obligará a una técnicamente nueva para superar la paralización producción-consumo, el desempleo insoportable y la actual convivencia social, por una más noble y generosa.


El Fondo Monetario Internacional (FMI), ha hecho público que la actual recesión alcanzará niveles más profundos que la Gran Depresión de los años treinta, pronosticando que el PIB para la Eurozona se aproximará en su caída al 7%. España estará a la cabeza de los más afectados superando el 8%, y en cuanto al desempleo superará en siete puntos la tasa del año pasado, llegando a una estimación aproximada del 21% antes de finalizar el 2020.


No es el objetivo de la presente exposición el análisis crítico de las causas del desastre de una economía hasta ahora en continuo progreso, con la que habíamos conseguido situarnos entre los líderes de la Eurozona. Debemos sólo analizar las actuales circunstancias y posicionamiento, establecer las soluciones y apoyos imprescindibles para una recuperación escalonada y rápida, constituir los equipos técnicos con experiencia demostrada capaces de programarlos, estudiar su viabilidad, llevarlos a cabo, y crear los controles en tiempo real que acrediten su fiel ejecución.


No deben ser los ministerios de Economía y Transición Ecológica quienes celebran reuniones semanales con los agentes sociales en exclusiva para diseñar la reactivación económica, puesto que tan alta, inteligente y experimentada responsabilidad es vital para la supervivencia de la mayoría de los españoles; lo cual requiere, además de conocimientos teóricos al más alto nivel, de los que sin duda están dotados, una extraordinaria experiencia creativa y emprendedora demostrada, que tal vez no se ha ejercido con éxito, rendimientos positivos, creación de puestos de trabajo netos y aportación al crecimiento económico y al bien social. Prescindir de la técnica profesional empresarial seleccionada, adoptada por varios países para acometer la recuperación, es un error imperdonable, tal vez impulsado por vanidad o una disciplina partidista incompatibles con la necesidad de superar el perjuicio permanente que soportamos.


El centro de todo sistema económico y su aportación a la sociedad lo constituye en todos los países el sector empresarial. Las empresas son quienes contratan, investigan, crean empleo, fabrican, importan, exportan, compran, venden..., en suma, son el motor del progreso económico. Lo que determina el nivel de desarrollo económico de las naciones es la capacidad de poner en marcha proyectos empresariales rentables suficientes en un entorno competitivo. Países que cuentan con abundantes recursos naturales no consiguen elevados niveles de vida, mientras que otros que carecen de ellos, alcanzan dichos niveles al conseguir un potente y numeroso conjunto de empresarios activos dotados de iniciativa emprendedora, que consolida un régimen democrático y una posición internacional destacada.


Debemos proteger la iniciativa privada creadora de empresas sometidas a la disciplina de los mercados de consumo valorando la aportación que hacen a la sociedad; si bien, dado el mundo cambiante, las nuevas estructuras a que nos veremos sometidos y los nuevos estilos, costumbres y consumo, los Gobiernos deben favorecer y orientar a los sectores empresariales para adaptarse a un nuevo progreso y dinamismo. Olvidemos las falacias de algunos “genios políticos”, que con sus afanes ocultos de dirigir la economía pública, careciendo de la necesaria experiencia en la economía privada, siempre justifican sus fracasos.


Los Gobiernos deben cumplir y hacer cumplir las normas a las que no se puede renunciar por la influencia negativa de los agentes externos, recordando que “la ética y la moral, componentes del carácter de un empresario, se construye sobre los pilares del respeto a la verdad, a la honestidad y al destierro de la codicia y la vanidad”.


Los responsables políticos deben vigilar que su nivel máximo de competencia nunca debe ser rebasado, hacerlo conduce inevitablemente al fracaso, y que la demora injustificada en el cumplimiento del deber aconseja la sustitución del responsable.


La actividad privada en la eurozona está teniendo una caída progresiva sin precedentes en sus diecinueve países, pudiendo disminuir el PIB hasta el 15%, según Lagarde. En España la situación será aún más negativa, puesto que las empresas han perdido circulante, las cuentas de pérdidas y ganancias, en un gran porcentaje, presentan un saldo negativo y la facturación a consecuencia del confinamiento y cese de las actividades está casi a cero; además, el sector turismo, fuertemente afectado tiene un peso superior en España. Por otro lado, la Administración Pública presenta posiciones que no favorecen la consecución integral de los fondos y condiciones de salvamento europeos necesarios, como son el endeudamiento a niveles del PIB y el desequilibrio presupuestario.


Previo a conocer la cuantía de fondos para el relanzamiento y volver a los niveles perdidos, es imprescindible acometer la confección urgente de un proyecto técnico-económico y un conjunto de medidas adecuadas y eficaces, (hasta hoy inexistentes o desconocidas), incluyendo también estímulos compensatorios, que sin duda serán también solicitados por el BCE.


Lo más inteligente y efectivo es la constitución de una Comisión Técnica Nacional independiente, relacionada directamente con el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional ( FMI ), cuya acción coordinada imprimiría rapidez y efectividad a la obtención de los fondos de liquidez ajustados al estudio técnico consensuado entre la Comisión y el BCE.


La Comisión asumiría también, entre otras, las siguientes misiones de asistencia y asesoramiento: - Coordinación con el G-20, que ha acordado acciones a corto y largo plazo para el fortalecimiento de la inversión internacional. - Relaciones directas con las embajadas en España de países con posible apertura de relaciones comerciales expansivas. - Conexión con los Agregados Comerciales de nuestras embajadas en el exterior, para asesoramiento y apoyo a la exportación y mejora de la balanza comercial. Y, - Promocionar nuestros productos mediante un nuevo marketing, con apoyo de las empresas exportadoras.


El Estado y todo el tejido empresarial deben asimilar la necesidad de superar nuestra deficiente cultura de la innovación, sin la cual no será posible integrarnos en los nuevos sistemas innovadores futuros. España ocupa el vigésimo octavo lugar como potencia innovadora y para mejorar la deficiente posición se necesita: una mayor cultura de la misma, incentivación creativa, más inversión empresarial en I+D, un mayor control del error y el riesgo, y potenciar iniciativas innovadoras empresariales. La auténtica innovación empieza en las personas y en los responsables de la economía, ya que la política monetaria como solución única no es suficiente para la necesaria recuperación.
 
 
 
(*) Economista y empresario

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