SEVILLA.- El Observatorio Astronómico de Calar Alto, gestionado conjuntamente por la Junta de Andalucía a través
de la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad, y
por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) continúa
en funcionamiento después de que el 29 de marzo el Gobierno endureciera
el estado de alarma como consecuencia de la crisis sanitaria provocada
por el coronavirus (Covid-19) y paralizara todas las actividades
consideradas no esenciales.
En un comunicado, la Consejería de la Junta señala que la labor
que desarrolla este complejo de astronomía observacional referente en la
Europa continental tiene esa consideración.
De hecho, es una
Infraestructura Científica y Técnica Singular (ICTS), una denominación
que aglutina a las grandes instalaciones, recursos, equipamientos y
servicios, únicas en su género, que están dedicadas a la investigación y
desarrollo tecnológico de vanguardia y de máxima calidad, así como a
fomentar la transmisión, intercambio y preservación del conocimiento, la
transferencia de tecnología y la innovación.
Por eso, sus responsables continúan teniendo operativas sus
funciones críticas para garantizar las condiciones excepcionales en las
que operan el equipamiento y el instrumental, el más relevante,
'Carmenes', altamente sensible a variaciones de temperatura o de
cualquier otro tipo, con el fin de que cuando se reanude la actividad se
puedan retomar sin graves incidencias en el material.
Tras el estado de alarma decretado el 14 de marzo, Calar Alto
canceló todas las visitas al centro, comenzó a suspender progresivamente
las observaciones y el uso de sus telescopios, y redujo la presencia
física de las 35 personas que conforman su plantilla en las
instalaciones.
Actualmente, tan solo permanece en ellas un grupo de tres
ingenieros encargados de realizar las labores de mantenimiento
esenciales del equipamiento destinado a la investigación y de controlar
los sistemas de prevención contra incendios, cortes de corriente y de
conexión a Internet o subidas de tensión.
Estas tareas se realizan adoptando las máximas medidas de
seguridad para proteger la salud de este personal, que permanece aislado
en las dependencias a más de 2.000 metros de altitud en turnos de seis
días. La relevancia del trabajo que se desarrolla dentro de Calar Alto
requiere de ese compromiso por parte de los trabajadores. El resto de la
plantilla está teletrabajando desde casa.
El Observatorio de Calar Alto cuenta actualmente con cuatro
telescopios: el de 1,23 metros, el de 1,5 metros, el de 2,2 metros, y el
de 3,5 metros, el más grande del complejo. Además, estos telescopios
disponen de un parque instrumental que se renueva periódicamente, y
entre los que destaca el Instrumento Panic, que es una cámara infrarroja
para estudiar la formación de las estrellas y, sobre todo, el
instrumento 'Carmenes', acoplado al telescopio de mayores dimensiones.
Se trata de un espectógrafo de alta resolución capaz de observar
en el campo visible e infrarrojo, lo que "lo hace único en el mundo",
como resalta la Junta, y que permite localizar exoplanetas como la
Tierra que se encuentran en zona habitable para la vida.
Todo ese equipamiento realiza mediciones y ofrece una información
de gran precisión y para lograrlo no solo es necesario un cuidado diseño
óptico, sino también mantener los telescopios y la instrumentación en
condiciones de máxima estabilidad en el entorno de operación de cada uno
de ellos.
Estos equipos trabajan en condiciones de alto vacío y con
temperaturas controladas electrónicamente hasta la milésima de grado.
Constituye, por tanto, un reto de primera magnitud, ya que, por ejemplo,
para que 'Carmenes' desarrolle su función correctamente, requiere
mantener la temperatura del aparato y de su entorno a 160 grados bajo
cero, lo que se consigue con el aporte diario de 350 litros de nitrógeno
líquido.
En ese escenario invariable y excepcional, indispensable para
medir las pequeñas variaciones de velocidad radial que un planeta
produce en las estrellas, este espectógrafo ya ha realizado más de
15.000 mediciones de 330 estrellas de nuestro entorno más cercano, a las
que se somete a estudio para verificar si son aptas para la vida
humana.
La Junta subraya que si se hubiese parado el funcionamiento de
todo el equipamiento con el estado de alarma o si se produjera un apagón
o un fallo en las tareas de mantenimiento que garantizan esas
condiciones singulares, "se desencadenarían consecuencias muy graves"
que conllevarían elevados costes económicos y que pondrían en peligro
las investigaciones realizadas hasta ahora.
Además, "no existen garantías de que volvieran a reiniciarse todos
los sistemas y dispositivos implicados", ahonda, como es el caso del
sistema de servidores, de ahí que permanezcan encendidos
permanentemente. "Se trata de una dotación muy valiosa y compleja que
supone una inversión de unos 400 millones de euros a precios actuales",
concluye la Consejería.
Calar Alto se fundó en 1973 fruto de un convenio internacional
entre España y la entonces República Federal de Alemania. El Consejo de
Gobierno autorizó en abril de 2019 a la Consejería de Economía,
Conocimiento, Empresas y Universidad a formalizar la adhesión de la
Junta de Andalucía al centro astronómico, en sustitución del Instituto
Alemán Max-Planck-Gesellschaft, que decidió no continuar su
participación en esta infraestructura.
El Gobierno autonómico participa actualmente como gestor y es
copropietario de este complejo científico de primer nivel, junto con el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Esta implicación
ha permitido dar continuidad al desarrollo de sus actividades.
La Junta ahonda en que las instalaciones de este centro son
actualmente "una referencia mundial", tanto por los telescopios y la
instrumentación de vanguardia, como por la calidad del cielo en su
emplazamiento de la Sierra de los Filabres, a 2.168 metros de altitud,
que ofrece más de 180 noches de observación al año.
La infraestructura
se ha convertido en un observatorio único para estudios como los de la
formación estelar en galaxias cercanas o la búsqueda de exoplanetas con
condiciones para el desarrollo de la vida.
Mantiene acuerdos para el uso de sus infraestructuras con
instituciones como el Observatorio Astronómico Nacional, el Instituto
Nacional de Técnica Aeroespacial, el Instituto de Astrofísica de
Andalucía o la Agencia Espacial Europea. Asimismo, tiene una importancia
clave para el mundo académico andaluz por su condición de gran
laboratorio de desarrollo de instrumental de vanguardia para las
escuelas andaluzas de ingeniería, especialmente en los ámbitos de la
óptica, la mecánica, la electrónica y el software.
Cada año se publican unos cien artículos científicos en revistas
de impacto con datos procedentes de Calar Alto en todas las ramas de la
astrofísica moderna.
Los planetas, al girar en torno a su estrella, producen en ella
ligeros movimientos oscilatorios que, si se miden con la precisión
adecuada, desvelan su existencia, aunque no se puedan ver directamente.
'Carmenes' se ocupa de detectar esos planetas parecidos a la Tierra. Se
podría decir que se encarga de confeccionar los futuros mapas que
contendrán las rutas a astros con condiciones aptas para la vida humana.
'Carmenes' es el nombre del instrumento acoplado al telescopio más
grande de Calar Alto, pero también designa al consorcio que lo diseñó y
construyó. Más de 200 científicos e ingenieros de once instituciones en
España y Alemania han participado en el diseño, construcción y
explotación científica de este cazador de planetas, que desarrolla su
actividad desde 2016.
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