OPORTO.- El golpe de la pandemia en
España está desbordando a las fábricas portuguesas que exportan ataúdes
al país vecino. La demanda se ha duplicado, las empresas trabajan a
destajo y empiezan a temer por la falta de madera.
María Chao conduce una fabrica que vende ataúdes a España en la
ciudad lusa de Chaves (frontera con Galicia). Ha tenido que aumentar
turnos, organizar trabajo en festivos y ampliar su plantilla, de 21 a 28 trabajadores, para “multiplicar por seis o por ocho el volumen que manejábamos antes”.
La empresaria española explica que su producción se ha
cuadruplicado en un mes, hasta llegar a entre 150 y 180 ataúdes diarios,
y tiene “niveles de demanda de 300 unidades al día”.
Si la venta habitual de “Chao ataúdes” en tres semanas sería
de unas 1.200 cajas funerarias para España, en estas últimas ha llegado a
las 4.000 unidades, continúa. Solo a la Comunidad de Madrid se han destinado 3.500.
A tenor de la demanda que registra su empresa desde que la curva de
contagios se disparó en España, Chao apunta que el número oficial de
muertos por COVID-19 -más de 14.500- “es un dato que no casa con la
realidad”.
“Hay otros fabricantes como nosotros en España que están
teniendo el mismo nivel de demanda”, argumenta.
Demasiadas peticiones, apunta, si el coronavirus deja una media de entre 700 y 750 víctimas mortales al día en España.
En una situación similar se encuentra la fábrica lusa de Baldaia,
ubicada en la región de Oporto, que además del modelo de ataúd portugués
también fabrica el español.
Su gerente, Agustín Baldaia, señala que están totalmente “desbordados” por las peticiones de cajas fúnebres con destino a España.
Cada día reciben una media de pedidos de entre 150 y 200 ataúdes y han ampliado su capacidad productiva de 60 a 100 diarios.
Mientras prepara la logística para la entrega de una carga de 180 ataúdes que saldrán para España, Agustín Baldaia explica que están agilizando los pedidos de materia prima ya que sólo tienen tablones para fabricar cajones para los próximos dos meses.
También Maria Chao advierte que la madera para fabricar ataúdes -de
pino o chopo, sobre todo- “puede llegar a escasear de manera grave”.
A las empresas de la industria maderera, actividad declarada esencial
en España en el marco del estado de emergencia, “no les compensa
abrir”, ya que la industria del mueble, que supone para este sector el
98 % de su volumen, está paralizada a causa de la pandemia.
Con el estado de alarma, el suministro de tablones en España está prácticamente bloqueado y habrá problemas de abastecimiento “si el nivel de fallecidos se mantiene sostenido” durante algún tiempo.
Gran parte de la madera para los féretros españoles proviene de
China, pero los pedidos se pueden demorar hasta tres meses, explica
Chao: “Primero hay que hacer un pago a cuenta, luego la producen y
después llega por barco”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario