A medida que se van teniendo datos más actuales de la economía
española, los pronósticos sobre lo que puede ser el cierre de año van
tomando más cuerpo y mayor verosimilitud. La patronal CEOE acaba de
lanzar un pronóstico ciertamente aterrador sobre el balance posible del
PIB en el año 2020, una caída situada entre el 5% y el 9%, según los
diferentes escenarios posibles, es decir, la duración de la pandemia, su
impacto real en la población española, la duración de las políticas de
emergencia económica, el plazo durante el cual van a estar cerradas
actividades económicas diversas, que de momento son la inmensa mayoría,
entre ellas algunas tan básicas como el sector industrial con su
importante vertiente exportadora y la ausencia casi total de actividad
en el sector turístico, con el enorme drenaje de empleo que ello
conlleva.
Estas previsiones económicas, con recorte del PIB este año entre el
5% y el 9%, se formulan teniendo en cuenta que el año 2021 será de clara
recuperación, una vez que la pandemia haya sido finalmente superada y
que las medidas económicas de excepción han pasado a mejor vida.
La economía saldrá ciertamente dolorida de este trance, pero con
ganas de retomar la senda de crecimiento. La tasa de paro podría subir a
unos niveles de entre el 16% y el 18% de la población activa frente al
14% en el que nos movemos en la actualidad. Esto significa un nivel de
desempleo que superará al actual en torno a un millón de personas en la
hipótesis posiblemente más negativa de las que ahora mismo se
contemplan a corto plazo.
La comparación de este panorama claramente recesivo con la historia
reciente sirve en todo caso para calibrar el alcance de la crisis en la
que acabamos de entrar, aunque cabe el consuelo de su posible y
probable menor duración. Así, la crisis que se inició en el año 2009
provocó un recorte del PIB del 3,8% solo en dicho año, al que se
sumaron tres caídas consecutivas entre los años 2011 y 2013 que
totalizaron, entre las tres, un descenso del PIB del 5,2%. Sumando estos
tres años al de 2009, la caída global del PIB en aquellos cinco años
fue justamente del 9%.
Luego vino la recuperación, con una subida del 3,8% en el año 2015 y
en conjunto, contando con este primer año de recuperación, cinco
ejercicios, el último el de 2019, durante los cuales el PIB ha
aumentado en conjunto en torno a un 14%. Es decir, la capacidad de
creación de riqueza de la economía española ha compensado en el último
quinquenio con creces el deterioro de los años 2009 y siguientes.
Dependiendo de cuál sea el deterioro del año 2020, cabe la
posibilidad de que el país vuelva a situarse en niveles de capacidad
productiva no muy lejanos de los que se dieron en el año 2013, el año
más bajo del pasado ciclo económico. De ahí la importancia de que las
medidas económicas que se adopten en los próximos meses para salir del
bache en el que estamos metidos sean suficientemente eficaces para que
la economía española no experimente un retroceso de cinco años que nos
devuelva a la época más dura de la crisis anterior, de la que será
bastante más difícil salir.
(*) Periodista y economista
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