SEVILLA.-Varios centenares de personas llegadas desde el interior de las provincias de Málaga, Granada, Córdoba y Sevilla
se han manifestado en la capital de Andalucía para exigir el
mantenimiento del tren en sus pueblos, que ya ha desaparecido o está a
punto de desaparecer en breve por la implantación de las líneas de Alta
Velocidad que ha modificado el mapa del tráfico ferroviario. Convocadas
por la Plataforma por el Tren Rural, vecinos de Osuna, Marchena,
Arahal, Fuente de Piedra, Bobadilla, Loja, Guadix y otros municipios han
marchado hasta la sede de la presidencia de la Junta al grito de “por
un ferrocarril público y social”, “menos Ave y más regionales”, según Público.
Todo para el Ave, pero sin el Ave. No se trata de un despotismo ilustrado ferroviario,
es como se sienten decenas de municipios en el interior de Andalucía,
que observan cómo la mayoría de la inversión pública en el servicio
ferroviario de España –el 85%, según algunas estimaciones- se destina a
la alta velocidad, que no tiene parada en su pueblo o que ha motivado
que el tren convencional que antes se detenía en su estación haya sido
suprimido o desviado.
Cierto es que el Ave va mucho más rápido, pero también que transporta
a mucha menos gente. Según los datos de 2018 del Ministerio de Fomento,
el 92% de los usuarios de Renfe en España viajan en trenes de
cercanías o media distancia convencional, mientras que la alta velocidad
de media y larga distancia no supera el 5%.
Estos datos son los que han
avivado las protestas de los colectivos vecinales, sociales y
sindicales andaluces que exigen una mayor atención hacia el servicio
ferroviario más utilizado y que conecta las poblaciones del interior de
la comunidad entre ellas y con las principales capitales de la región.
El último informe de Revisión de los Servicios Ferroviarios de Viajeros declarados como Obligación de Servicio Público, editado por Fomento en noviembre de 2017, revela una ocupación cercana a los 4,3 millones de viajeros anuales en los servicios de media distancia regionales en Andalucía, una cifra que suponía un aprovechamiento de casi el 37%
tras haber experimentado un aumento entre 2010 y 2015 en la mayoría de
las líneas que cruzan la comunidad.
Sin embargo, la entrada en
funcionamiento de la línea del Ave entre Antequera (Málaga) y Granada
llevó al Gobierno a acordar en el Consejo de Ministros del pasado 30 de
agosto una modificación de las obligaciones de servicio público en la
comunidad andaluza en las líneas de media distancia para incluir trenes
Avant (alta velocidad) y la reordenación de los ferrocarriles
convencionales.
Esa reordenación de la media distancia convencional en las líneas
Sevilla-Granada-Almería y Granada-Algeciras es la que ha disparado todas
las alarmas y ha motivado la manifestación multitudinaria en Sevilla
convocada por la Plataforma por el Tren Rural, después de haber hecho
paradas en varios municipios afectados donde se han realizado
concentraciones de protesta cada semana desde octubre.
Su portavoz, el
secretario general de CGT Andalucía, Miguel Montenegro, habla de
una “emergencia ferroviaria” que afecta a una población de entre 800.000
y un millón de personas de localidades del interior de la comunidad
como Loja, Pedrera, Osuna, Marchena, Montilla o Puente Genil, que se
quedarían sin tren o verían reducido notablemente un servicio
ferroviario que se trasladaría a otros puntos por donde pasa la línea de
alta velocidad.
Un año sin tren en Pedrera
Pedrera es uno de los pueblos afectados por las modificaciones
planteadas en el Consejo de Ministros y que ha traído hoy a varias
decenas de vecinos a la manifestación de Sevilla. No en vano, la supresión del corredor de media distancia
convencional entre la capital hispalense y Granada reducirá el número
de trenes que tienen ahora parada en esta zona del sur de la provincia
sevillana, que sólo conservarán los que hacen la línea que llega y parte
de Málaga.
Este municipio, con algo más de 5.000 habitantes, ya
lleva más de un año sin servicio de trenes a causa de un temporal que
destrozó un puente y de las cuitas burocráticas entre Junta de Andalucía
y Gobierno central que no han conseguido reanudar la línea a pesar de
que la vía ya está reparada.
Desde entonces, un servicio de autobuses
cubre el tramo de cerca de 30 kilómetros entre Pedrera y Osuna para
trasladar a los pasajeros de la línea que une Sevilla y Málaga. Y
ahora, la modificación de los servicios de media distancia convencional
por la entrada en funcionamiento de la alta velocidad entre Antequera y
Granada puede agravar aún más la situación de este pueblo agrícola,
situado en el centro de un triángulo formado por las tres principales
capitales andaluzas.
“Ya no estamos dispuestos a tolerar más, a que se invierta en el AVE y se pierdan trenes convencionales, cuando se trata de un servicio fundamental para
los pueblos, cuando están hablando todo el día de los problemas de la
España vaciada y del cambio climático”, recalca el alcalde, Antonio
Nogales.
Según el regidor, de IU, Pedrera perderá dos trenes diarios
directos a Granada, donde estudia una buena parte de la juventud
universitaria pedrereña, que tendría que viajar primero a Antequera,
situada a unos 40 kilómetros, para luego trasbordar allí al nuevo Avant a
la capital granadina.
En Fuente de Piedra (Málaga) no para un tren desde hace casi
diez años, aunque su estación sigue en funcionamiento, con su jefe y su
servicio de mantenimiento, para dar paso a 18 trenes diarios. Luisa Llopart,
de la plataforma de este pueblo muy conocido por la laguna en la que se
anillan los flamencos rosa, se lamenta de este abandono que les obliga a
coger el coche para ir al hospital o a la universidad en Málaga a donde
antes llegaban en tren en solo una hora desde su casa.
“Tanto que
hablan del cambio climático y a nosotros nos obligan a contaminar para
ir a la capital”, dice Luisa poco antes de comenzar la manifestación y
recordar que la conocida laguna está justo enfrente de la estación, a
tiro -nunca mejor dicho- de piedra para que la visitaran muchos turistas
llegados en tren.
La histórica estación de Bobadilla agoniza
En la marcha también va una delegación de vecinos de Bobadilla, igualmente de la provincia de Málaga, cuya estación se abrió hace 155 años como
nudo del tráfico ferroviario de Andalucía. Ahora, con la implantación
de la alta velocidad, sólo tendrán allí parada los trenes con destino a
Algeciras, porque el resto de líneas se desviará a las estaciones de
Antequera y Santa Ana.
“Los pueblos así se vacían. Si quitan lo único
que teníamos, que es el tren, la gente se va a ir”, se lamenta Carmen
Berrocal, la presidenta de la Asociación de Vecinos de Bobadilla
Estación.
En la manifestación también han participado el coordinador general de Izquierda Unida en Andalucía, Toni Valero, y el diputado de Podemos en Adelante Andalucía, Nacho Molina,
que han denunciado un “importante déficit ferroviario” en esta
comunidad a causa del abandono y desuso de líneas ferroviarias, y han
subrayado la importancia “ecológica y social” del tren, porque no
contamina como los coches y camiones, y porque en el caso de los
servicios convencionales son bastante más baratos que los de alta
velocidad y, por tanto, más asequibles para la ciudadanía con menos
recursos económicos.
El portavoz de la Plataforma por el Tren Rural Andaluz tiene
claro que ya no se puede seguir esperando más: “Ha llegado el momento
del tren –subraya- y de apostar por el tren regional, porque es el medio
más ecológico que hay y porque da servicio a las poblaciones de lo que
se denomina la España vaciada, dos temas fundamentales hoy en día: el
cambio climático y la despoblación”.
Sin embargo, los tiempos de la Administración parecen ser otros. De
momento, la entrada en funcionamiento de la alta velocidad entre Granada
y Sevilla, a través de Antequera, la que suprimirá servicios de los
trenes convencionales, ha sido aplazada varias veces por el retraso de la finalización
de la infraestructura.
De momento, Renfe ha sacado a licitación una
ampliación del servicio de autobuses entre las estaciones de Antequera y
Granada del 1 de enero al 31 de marzo de 2020, autobuses que
transportan a los pasajeros de los trenes que no pueden circular ahora
por esa vía.
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