SEVILLA.- A una semana de que comiencen las vacaciones de Navidad, los docentes,
asociaciones de padres, monitores y estudiantes que integran la Marea
Verde de Sevilla se han manifestado en la capital andaluza para
protestar contra la política educativa del nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía,
formado por PP y Ciudadanos y sustentado por Vox. Los participantes,
llegados también de Granada, Málaga o Córdoba, según los organizadores,
han reivindicado una educación pública de calidad e inclusiva y han
criticado las “medidas ideológicas” adoptadas en estos últimos 11 meses
que, aseguran, favorecen la educación concertada, según El País.
“El Gobierno andaluz de la derecha quiere hacer pasar por reformas la
nula inversión en infraestructuras, el déficit de personal, la
precariedad de la profesión docente, todo con la intención de mermar la
enseñanza pública”, se ha reivindicado en el comunicado que ha puesto
punto final a la marcha. La comunidad educativa no ha dejado pasar ni un
año para declararle la guerra al consejero de Educación, Javier Imbroda (Ciudadanos),
ante lo que consideran una situación de “emergencia educativa”, un
término que él utilizó al poco tiempo de asumir su cargo. El deterioro
de las infraestructuras; la actual Instrucción de primaria que, en
opinión de los manifestantes, ha desdibujado el papel fundamental del
tutor; la falta de estabilidad laboral del cuerpo de docentes y
monitores; la supresión de clases de infantil, la masificación de las
aulas y la situación deficitaria de la educación especial han centrado
el descontento del millar de manifestantes que ha marchado por Sevilla
—2.000 según los organizadores— que también han llamado la atención
sobre el incremento del presupuesto para los colegios concertados.
“Cuando Imbroda habla de emergencia educativa lo hace para blanquear
sus políticas”, asegura Teresa Pablos, portavoz de Escuelas de Calor, la
asociación que dirige la Federación Sevillana de Asociaciones de Padres
y Alumnos. Pablos, enfundada en una camiseta amarilla del movimiento
que representa y con el megáfono preparado para lanzar consignas, se ha
mostrado muy crítica con las políticas desarrolladas por el nuevo
Gobierno de la Junta. “En estos meses hemos notado el cambio de
ideología. Con la anterior Junta se había producido un deterioro de la
educación, pero esta se arroga capacidad para reforzar la educación
concertada y cerrar líneas de la pública; permitir la enseñanza de la
caza en los colegios, es otro ejemplo”, explica.
La Junta de Andalucía esgrime que en las cuentas autonómicas de 2020
se ha incrementado el presupuesto en la Educación pública un 3,7%, hasta
alcanzar los 6.868 millones de euros. Esas cifras evidencian también la
predisposición de la nueva Administración por ampliar los conciertos
educativos, con un incremento de 20 millones en el gasto para el
profesorado de esos centros. “No pueden ocultar su apuesta por la
educación concertada”, esgrime Francisco García, profesor de Secundaria y
delegado sindical de CGT. “La degradación del sistema educativo va en
aumento y no vale escudarse en la herencia recibida”, sostiene apelando a
otro de los argumentos que ofrece la Consejería de Educación para
explicar la situación crítica de las infraestructuras educativas.
García, como profesor de Secundaria, ha sido minoritario en las
reivindicaciones de la manifestación, lideradas por los docentes de
Infantil y Primaria, donde más se ha notado la reducción de unidades
educativas, que la Junta justifica en el descenso de la natalidad.
Cristina Sanz es profesora de Primaria desde 2015. Tiene 28 años y no ha
soltado a su hijo en todo el trayecto. Ella forma parte de los 1.042
profesores interinos a los que no se ha llamado para cubrir las horas de
tutoría. “Se ha desdibujado la figura del tutor, esencial en este tramo
educativo, porque para evitar pagar el sueldo a una persona, le
encargan la tarea a otro profesor que, como tiene que impartir otras
asignaturas, reduce las horas dedicadas a la tutoría”, denuncia.
Unas filas por delante de García marchaba, sujetando una pancarta
rosa, como su camiseta, Pilar Rivera, profesional técnico de integración
social (PTIS), lo que todo el mundo conoce como monitora. En Andalucía,
según los datos de la Consejería de Educación, trabajan este curso
2.000 personas (el 90% mujeres) en estas funciones –1.270 PTIS
dependientes de la Consejería de Educación, en manos de Cs, y otros 730
dependientes de Función Pública, dirigida por el PP–. Estas
profesionales realizaban sus servicios de manera precaria a través de
empresas contratadas por la Administración. Este verano, el equipo de
Imbroda garantizó buscar una salida para regularizar su situación y que
pasaran a depender directamente de la Junta, pero el sistema no está
claro. Ellas abogan por la subrogación, para evitar quedarse en la
calle, mientras que la consejería de decanta por una bolsa de trabajo.
“No están cumpliendo con las promesas que nos hicieron antes del
verano”, se lamenta Rivera. “No hemos visto ni un cambio y esperamos una
solución de última hora, pero deberían habernos informado mejor”.
La consejería defiende que para la realización del plan de actuación
que resuelva la situación de la educación andaluza se han mantenido 330
reuniones con representantes de todos los ámbitos del sector, entre las
que, asegura, ha habido encuentros para desarrollar el Plan Integral de
Refuerzo Educativo, que incluye el polémico programa estival que el
consejero impulsó personalmente este verano durante julio y que fue un fracaso por el escaso número de niños que se inscribió.
“Con Imbroda no hay quien se siente, tiene inquina a las ampas y sus
propuestas son improvisaciones”, critica Pablos en alusión precisamente
al plan de refuerzo estival. “Lo utiliza como ejemplo de lucha contra el
fracaso escolar, pero ¿solo en un mes?, así no se combate nada”,
abunda.
La sensación improvisación de las medidas adoptadas por la Consejería de Educación en estos meses
ha sido una de las críticas más compartidas entre los asistentes a la
marcha que han calificado de “ocurrencia” la reciente propuesta de
integrar las etapas de infantil, primaria y secundaria. Entienden que se
trata de una medida que favorece a las escuelas concertadas, ya son las
que están ofreciendo ese sistema, y que también va a enmascarar una
reducción de la plantilla “porque las clases hasta segundo de la ESO las
pueden dar los profesores de primaria, que cobramos menos”, advierte
García.
El descontento entre los profesores se suma al de los médicos
La de este domingo es la primera muestra de descontento masivo contra
el desempeño del nuevo Gobierno en materia educativa, un área que, junto a la Sanidad,
se puso por el Ejecutivo de PP y Ciudadanos como ejemplo de ruptura con
la pasada gestión socialista. Las batas blancas ya han salido a la
calle a denunciar el incumplimiento de las promesas por parte de la
actual Junta, ahora se suma el color verde. Las reivindicaciones llegan
en un momento crítico para la consejería de Educación que el próximo
martes hará efectiva la sustitución de su número dos, Marta Escrivá, a quien se ha cesado por carecer de la “experiencia necesaria” para ejercer el cargo de viceconsejera.
En este primer trimestre, además de la supresión de clases de primaria e infantil, el incremento de la ratio de alumnos por aulas -contradiciendo el anuncio de Imbroda de una reducción- o la escasez de profesionales dedicados a los alumnos con necesidades educativas especiales, se ha sumado la crisis de los comedores escolares en Jaén, que ha dejado sin ese servicio a 27 colegios de toda la provincia o la incertidumbre del futuro de las monitoras. El propio presidente de la Junta ha optado en estos meses por rebajar las altas expectativas generadas por las Consejerías de Sanidad y Educación para paliar el grado de descontento que ya han puesto de manifiesto sus profesionales.
En este primer trimestre, además de la supresión de clases de primaria e infantil, el incremento de la ratio de alumnos por aulas -contradiciendo el anuncio de Imbroda de una reducción- o la escasez de profesionales dedicados a los alumnos con necesidades educativas especiales, se ha sumado la crisis de los comedores escolares en Jaén, que ha dejado sin ese servicio a 27 colegios de toda la provincia o la incertidumbre del futuro de las monitoras. El propio presidente de la Junta ha optado en estos meses por rebajar las altas expectativas generadas por las Consejerías de Sanidad y Educación para paliar el grado de descontento que ya han puesto de manifiesto sus profesionales.
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