ALICANTE.- Delimitar los barrios y calles donde la COVID-19
deja de ser activo dentro de una misma ciudad es posible con el uso de
las plataformas cartográficas de los geógrafos españoles, que se erigen
en una herramienta útil para que las autoridades puedan adelantar por
zonas la anunciada desescalada del confinamiento.
Así lo defienden desde la Asociación Española de Geografía (AGE)
su presidente, el catedrático de la Universidad de Alicante Jorge
Olcina, y la coordinadora del proyecto Cartografía de riesgo de
propagación de la pandemia Covid-19 en entornos urbanos, la geógrafa de
la Universidad de Málaga María Jesús Perles.
A partir del número anónimo de afectados por edificio y la fecha de diagnóstico (sin más datos personales), se pueden discernir las áreas de la ciudad libres del virus, que suelen coincidir con las más afectadas al principio de la crisis y que al cabo del tiempo son las primeras en pasar a estar limpias y con más población inmunizada.
Los geógrafos pretenden ayudar, de esta forma, a que el desconfinamiento sea lo menos lesivo posible para la economía y para la salud de los ciudadanos aislados: «¿Por qué esperar a que en toda España se cumplan unas mismas condiciones para levantar el confinamiento?».
Este sistema permite «atinar» en el plano y a nivel de barrio e, incluso, de calle «qué vecinos pueden comenzar a pasear ordenadamente con sus hijos y qué negocios pueden abrir al público».
Del mismo modo que apunta las zonas donde ya ha pasado el riesgo, la plataforma cartográfica ofrece información sobre los focos de propagación más peligrosos, los espacios de la ciudad por los que transitan un mayor número de probables positivos asintomáticos y cuáles son los principales movimientos intra-urbanos de éstos.
La cartografía dibuja en el espacio las áreas de muestreo idóneas para que los esperados test den resultados realmente representativos, señala los espacios clave para desinfectar y ayuda a gestionar la logística e intendencia en los centros sanitarios o residencias de mayores.
«Conocer a dimensión espacial del contagio es trascendente», ha recalcado a Efe Perles, quien ha declarado que geógrafas y geógrafos de universidades de todo el país llevan semanas ofreciendo a los expertos y autoridades sanitarias al frente de la gestión de la pandemia esta herramienta «de apoyo a la decisión», sin resultado todavía.
«Ofrecemos nuestra formación científico-técnica y, apoyados por la empresa ESRI España, nuestros laboratorios cartográficos», ha indicado Perles antes de recordar que el vínculo de esta ciencia con la cartografía de los datos epidemiológicos se remonta nada menos que a 1832, cuando el geógrafo francés Charles Picquet mapeó el cólera en los 48 distritos de París.
Para el presidente de los geógrafos españoles, Jorge Olcina, esta ciencia «quiere poner su experiencia en análisis espacial de procesos de riesgo al servicio de la sociedad española para poner al virus en su sitio».
En los foros de expertos en Geografía se ha echado en falta desde el principio de la crisis del coronavirus «un enfoque espacial más afinado» del contagio, como se ha demostrado eficaz en el caso de Corea del Sur y sobre todo al constatarse que la propagación se produce por los desplazamientos y relaciones sociales de los ciudadanos.
Éstos marcan el contagio, por dónde circula el virus, cuáles son sus rutas preferentes y dónde anida con más intensidad, por lo que un sistema de información cartográfica facilitará «afinar más» y que, «en vez de atacarlo a la misma vez por todo el país», el combate sea en «espacios precisos, dejándolo aislado y cortando su cadena de alimentación».
A partir del número anónimo de afectados por edificio y la fecha de diagnóstico (sin más datos personales), se pueden discernir las áreas de la ciudad libres del virus, que suelen coincidir con las más afectadas al principio de la crisis y que al cabo del tiempo son las primeras en pasar a estar limpias y con más población inmunizada.
Los geógrafos pretenden ayudar, de esta forma, a que el desconfinamiento sea lo menos lesivo posible para la economía y para la salud de los ciudadanos aislados: «¿Por qué esperar a que en toda España se cumplan unas mismas condiciones para levantar el confinamiento?».
Este sistema permite «atinar» en el plano y a nivel de barrio e, incluso, de calle «qué vecinos pueden comenzar a pasear ordenadamente con sus hijos y qué negocios pueden abrir al público».
Del mismo modo que apunta las zonas donde ya ha pasado el riesgo, la plataforma cartográfica ofrece información sobre los focos de propagación más peligrosos, los espacios de la ciudad por los que transitan un mayor número de probables positivos asintomáticos y cuáles son los principales movimientos intra-urbanos de éstos.
La cartografía dibuja en el espacio las áreas de muestreo idóneas para que los esperados test den resultados realmente representativos, señala los espacios clave para desinfectar y ayuda a gestionar la logística e intendencia en los centros sanitarios o residencias de mayores.
«Conocer a dimensión espacial del contagio es trascendente», ha recalcado a Efe Perles, quien ha declarado que geógrafas y geógrafos de universidades de todo el país llevan semanas ofreciendo a los expertos y autoridades sanitarias al frente de la gestión de la pandemia esta herramienta «de apoyo a la decisión», sin resultado todavía.
«Ofrecemos nuestra formación científico-técnica y, apoyados por la empresa ESRI España, nuestros laboratorios cartográficos», ha indicado Perles antes de recordar que el vínculo de esta ciencia con la cartografía de los datos epidemiológicos se remonta nada menos que a 1832, cuando el geógrafo francés Charles Picquet mapeó el cólera en los 48 distritos de París.
Para el presidente de los geógrafos españoles, Jorge Olcina, esta ciencia «quiere poner su experiencia en análisis espacial de procesos de riesgo al servicio de la sociedad española para poner al virus en su sitio».
En los foros de expertos en Geografía se ha echado en falta desde el principio de la crisis del coronavirus «un enfoque espacial más afinado» del contagio, como se ha demostrado eficaz en el caso de Corea del Sur y sobre todo al constatarse que la propagación se produce por los desplazamientos y relaciones sociales de los ciudadanos.
Éstos marcan el contagio, por dónde circula el virus, cuáles son sus rutas preferentes y dónde anida con más intensidad, por lo que un sistema de información cartográfica facilitará «afinar más» y que, «en vez de atacarlo a la misma vez por todo el país», el combate sea en «espacios precisos, dejándolo aislado y cortando su cadena de alimentación».
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