MADRID.- En tiempos de peligro, la mayoría se refugia en valores seguros. Así
que, en medio de la pandemia y el confinamiento, los electores están
apostando por los partidos mayoritarios con experiencia de Gobierno y
avalando la gestión del Ejecutivo de coalición, posición que frena el
ascenso de Vox en favor del PP y que afianza a la mayoría progresista en
el poder.
Al menos, esas son las estimaciones del gabinete demoscópico Key Data, que en su última oleada del Observatorio Continuo para Público pronostica una recuperación del Partido Popular en votos y escaños, así como un fortalecimiento del PSOE, si ahora se celebrasen elecciones anticipadas.
"En el bloque derechista, la crisis del coronavirus parece que tiene
un cierto efecto centrípeto, concentrando el voto en el principal
partido de la derecha en perjuicio, sobre todo, de Vox, que estaba
experimentando un importante crecimiento en los meses posteriores a las
elecciones de noviembre", explica Paz Álvarez, de Key Data. "Ciudadanos
continúa perdiendo posiciones, con una Inés Arrimadas algo desdibujada
en esta profunda crisis".
El resultado –según esta evaluación ponderada, o desk research,
de los sondeos publicados tras la emergencia, incluido el Barómetro del
CIS– es que se frena de golpe el prolongado ascenso meteórico del partido
ultra de Santiago Abascal, que cae por primera vez en los pronósticos
desde su lanzamiento a la órbita parlamentaria en las autonómicas
andaluzas de 2018.
Según estos cálculos, el PP recuperaría 380.000 votos y seis escaños
(hasta alcanzar los 95), como consecuencia de la pérdida de cinco
diputados por Vox y de otro por parte de Ciudadanos, de forma que la
suma de estas tres derechas quedaría inalterada (un total de 151
parlamentarios, igual que ahora). Así quedaría reforzada la preeminencia de Pablo Casado en la oposición, pero no se acercaría ni un paso más a La Moncloa, ya que su remontada procedería del debilitamiento de sus dos únicos aliados posibles.
En cambio, Pedro Sánchez saldría fortalecido de unos nuevos comicios
–según la evaluación demoscópica de los sondeos disponibles– porque
subiría cuatro escaños, compensando la pérdida de dos diputados por
Unidas Podemos y de uno más por Más País, formación con la que Íñigo Errejón bajaría a menos de medio millón de votantes (al perder el 15% de sus seguidores) y a menos del 2% de los votos válidos.
El partido de Pablo Iglesias también retrocedería, aunque mínimamente –sólo perdería el 3,4% de sus votos–,
a pesar del desgaste que está padeciendo por la concentración contra el
vicepresidente de todos los ataques y acusaciones de las derechas. Su
retroceso se debería, fundamentalmente, al trasvase hacia el PSOE de
unos 100.000 de sus votantes que buscan la seguridad del partido que más
tiempo ha gobernado desde la recuperación de la democracia.
Entretanto, la situación electoral permanecería estable tanto en Catalunya como en Euskadi, de forma que la aritmética que facilitó la investidura de Sánchez seguiría vigente, incluso con un escaño más que antes, permitiendo la aprobación de leyes y presupuestos en la nueva era pos-pandemia.
Aún así, todavía es pronto para sacar conclusiones sobre los efectos
psicológicos de la tragedia internacional y las consecuencias
sociológicas que tendrá la nueva realidad de distanciamiento social. "Quedan semanas de reclusión y es prematuro constatar los efectos de la crisis en la vida diaria",
subraya Álvarez. "Aunque, de momento, no parece que el Gobierno haya
perdido la confianza del electorado. Más bien lo contrario; está
reforzando su crédito entre los electores".
Por comunidades, el PSOE subiría en las autonomías más afectadas
por el coronavirus –ganando un escaño en Madrid, Catalunya, Navarra y
País Valencià–, además de en Illes Balears, mientras que perdería un diputado por Andalucía, que esta vez iría a parar al PP.
Por suparte, Unidas Podemos perdería escaños en Madrid, Navarra y Baleares, pero ganaría uno en València; mientras que el diputado perdido por Ciudadanos sería catalán.
En cuanto a Vox, cedería tres escaños al PP en Castilla y León, y
perdería dos diputados en el País València, que irían a parar, uno al
PSOE y otro a UP, por el reparto de restos de la Ley D'Hondt.
En definitiva, un escenario de prudencia y cautela del electorado en ambos lados del espectro, que sobre todo castigaría a los políticos más extremistas, los que han tratado de aprovecharse de la catástrofe vírica con manipulaciones populistas.
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