VALENCIA.- El cardenal Antonio Cañizares insiste en la defensa de la libertad educativa y religiosa en su última carta semanal, en la que bajo el título '¿Los hijos no pertenecen a los padres?' pregunta si con las declaraciones de la ministra de Educación, Isabel Celáa, sobre esta cuestión "se quiere volver al pasado y resucitar una nueva dictadura" y si "se pretende que sea como Cuba, China o lo que fue la Unión Soviética, donde los hijos eran del Estado y no pertenecían a los padres".
En su misiva, el arzobispo de Valencia señala que "es tan evidente que pertenecen a los padres" que no se debería emplear "ni un minuto en discutirlo". En el paradigma en que se sitúa la ministra cuestiona "dónde queda la libertad de enseñanza, la libertad religiosa y moral y qué espacio queda para lo que no sea el pensamiento único y dominante".
"¿Así se piensa progresar? Esto es un retroceso muy grande. Lo siento. Debe aclararse el Gobierno y no falsear ni engañar, porque va contra el bien común, objetivo ineludible que debería buscarse", añade.
Según explica Cañizares, "es verdad comúnmente admitida que compete a la familia, a los padres, el derecho y el deber originario de educar a la persona humana, a los hijos, en cuanto personas que son" y "solo los sistemas dictatoriales, las dictaduras, afirman que este derecho-deber le corresponde al Estado porque los hijos no son de los padres, no pertenecen a los padres, sino al Estado".
Los padres, "engendrando en el amor y por amor una nueva persona, que tiene en sí la vocación al crecimiento y al desarrollo, asumen por eso mismo la obligación de ayudarla eficazmente a vivir una vida plenamente humana", asegura citando a Juan Pablo II.
Considera, así, que "la familia, comunidad de personas, está al servicio de la vida" y "este servicio de la vida por parte de la familia no acaba, como es obvio, en la mera transmisión de la vida, sino que se prolonga en esa "procreación" incesante que es la ayuda permanente y eficaz de los padres al nuevo ser humano a vivir una vida verdadera y auténticamente humana por medio de la educación".
"La educación es también un servicio a la vida. La familia es la estructura del amor en donde se descubre el acontecimiento maravilloso de la vida: donde se aprende a amar, en donde toma cuerpo de verdad la libertad, y en donde se aprende a ser verdadera y plenamente hombre", ha agregado.
Para el cardenal, "la familia es la gran escuela de la sociedad" y "constituye el lugar natural y el instrumento más eficaz de aprendizaje y realización del ser hombre, así como de personalización de la sociedad" y "no puede ser suplantada por nada ni por nadie".
"Así lo reclama no sólo el bien privado de cada persona humana sino el bien común, el bien de la sociedad, inseparable siempre del bien de la persona. La sociedad está, debe estar, al servicio de la familia y de la persona, también en el campo de la educación; debe respetarla y promoverla, también en este campo; no puede sustituirla en modo alguno, ni invadir su inalienable misión", afirma.
Por ello, pregunta: "¿Se quiere volver al pasado y resucitar una nueva dictadura? Porque el artículo 27 de la Constitución, clave y quicio de la Ley Fundamental de nuestra nación, reconoce y garantiza este deber y derecho de los padres".
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