miércoles, 13 de noviembre de 2019

¿Final de la Globalización? / Guillermo Herrera *

La globalización económica está muerta en opinión del economista irlandés de la Universidad de Princenton, Michael O'Sullivan, exasesor del banco Credit Suisse y autor del libro “La Nivelación” cuyo subtítulo es “¿Qué viene después de la globalización?”. No todos coinciden con su visión del futuro; sin embargo, la crítica lo considera uno de los libros más interesantes.

Además, la consultora “Capital Economics” ha publicado una nota de investigación titulada “El final de la globalización”, que explica cómo 150 años de globalización podrían haber alcanzado un pico significativo en los últimos años, debido a la guerra comercial contra China. No obstante, “Capital Economics” cree que no hay una relación directa entre este estancamiento y la guerra comercial, ya que la tendencia empezó antes de que se desatara dicho conflicto económico.

La globalización ha propiciado el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, pero este proceso está en crisis por múltiples razones: el ‘Brexit’, la elección del presidente Trump, la guerra de Siria, la crisis de Ucrania, y la crisis financiera de 2008. En los años posteriores a la caída del telón de acero”, quizás hubo globalización económica, financiera y, hasta cierto punto, tecnológica, pero no se globalizaron ni las instituciones ni las ideas, ni mucho menos se globalizó la solidaridad internacional.

El final de la globalización económica está provocada por dos sucesos fundamentales: la guerra comercial, y el cuestionamiento de la hegemonía del dólar. Durante décadas, las élites han distorsionado las ideas de democracia, globalización y derechos humanos, con el fin de propagar su influencia por el mundo, ganando mercados y suprimiendo sistemas políticos soberanos. Ahora, la llegada del presidente Trump, en el seno del propio liberalismo, se percibe por muchos expertos como una prueba de la quiebra de esas ideas.

Ésta es la razón por la que miles de personas se unieron hace tiempo a una campaña de recaudación de firmas que exige al presidente Trump prohibir cualquier actividad de George Soros y su familia, privarlo de la ciudadanía, y expulsarlo del país. El especulador financiero y fundador de la “Open Society Foundations” es acusado de manipular y sobornar a las élites para propagar sus ideas.

MOMENTO HISTÓRICO

Opina el economista Michael O'Sullivan que el mundo de hoy se encuentra en un momento histórico en el que se vislumbran dos acercamientos a la vida pública. Por un lado están los países con ideas democráticas basados en la economía de mercado y, por el otro, aquellos con mayor presencia estatal en la sociedad y en la economía. 

A su juicio, existen países ‘niveladores’, con libertades y derechos, y países y estados ‘leviatán’, con menos libertades, que controlan el crecimiento, y ambos deberían suscribir un acuerdo para conciliar sus valores diferentes.

A juicio de Michael O'Sullivan se avecina un nuevo orden multipolar emergente, en el cual tendrán poco protagonismo instituciones bilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y tenderán a extinguirse, mientras que los Estados-Nación se agruparán más por regiones con poder económico y cultural.

Los principales defensores del multilateralismo han sido poderes intermedios como Canadá, Australia, Suiza y los países nórdicos. Sin embargo, los países más poderosos actúan de modo unilateral, mientras que los países más pequeños tienen poco poder directo en las relaciones internacionales.

Para Michael O'Sullivan, Estados Unidos, la Unión Europea, China y la India, serán las potencias dominantes más probables. Otros países como Rusia, Gran Bretaña, Australia y Japón tendrán que buscar su lugar en el mundo, mientras surgen nuevas coaliciones. 

Sin embargo no menciona al bloque ibero-americano que, a mi juicio, será una de las potencias mundiales en el futuro. Todos los países pequeños se agruparán en regiones geográficas, como la Unión Europea, para formar potencias mundiales.

¿QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN?

La globalización es un proceso económico, tecnológico, político, social y cultural a escala mundial, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociales y culturales, a través de una serie de transformaciones sociales y políticas que les dan un carácter mundial.

Sin embargo, la globalización económica es un proceso por el que las economías y mercados adquieren una dimensión mundial con el desarrollo de las tecnologías de comunicación, de modo que dependen cada vez más de los mercados externos, y menos de la acción autocrática de los gobiernos. 

También se refiere a la creciente integración económica de economías nacionales, regionales y locales a través de una intensificación de las transacciones fronterizas de bienes, servicios, tecnologías y capital.

LA TERCERA OLA

La tercera ola de la globalización comenzó a finales de la década de 1980, impulsada principalmente por los avances tecnológicos y el desplazamiento de la mano de obra y del capital en todo el mundo a las regiones más rentables.

La Tercera Ola” es un libro muy famoso publicado en 1979 por Alvin Toffler. Con aire futurista, se basa en la historia de la Humanidad para describir la configuración que tomará el mundo, una vez superada la era industrial, lo que significa a la vez la superación de ideologías, modelos de gobierno, economía, comunicaciones y sociedades estructuradas alrededor de la producción centralizada como en el industrialismo capitalista y comunista.

Alvin Toffler llama primera ola a la que surgió con la revolución agrícola (desde el año 8000 A.C. hasta el siglo XVII). La segunda ola surge durante el siglo XIX, con la Revolución industrial. La tercera ola se manifiesta en los cambios que ha vivido el mundo en los últimos 40 años, que han roto muchos paradigmas. Mientras que el hemisferio occidental consumió durante tres décadas, el hemisferio oriental fabricó los bienes de consumo, pero este orden está cambiando a medida que el comercio mundial ha tocado techo.

LA CUARTA OLA

La cuarta ola es una incógnita que no se ha definido bien todavía. Uno de los ingredientes fundamentales de la cuarta ola de la globalización, serán las economías emergentes que no sólo serán exportadoras de materias primas sino de productos manufacturados.

Además, la cuarta ola de la globalización será el escenario de un crack económico y político en la sociedad mundial, caracterizado por la caída de Occidente frente a las economías emergentes, y los efectos de la crisis financiera internacional.

La primera revolución industrial permitió pasar a la producción mecanizada, gracias a novedades como el motor a vapor de agua, entre 1760 y 1830. Para la tercera hubo que esperar a mediados del siglo XX, con la llegada de la electrónica y la tecnología de la información y las telecomunicaciones. Ahora, el cuarto giro trae consigo una tendencia a la automatización de la manufactura.

Lo que tenemos ahora se llama “Revolución 4.0”. Alemania fue el primer país en establecer una estrategia de alta tecnología en su programa de Gobierno, desde 2013, para llevar su producción a una total independencia de la mano de obra humana. Se basa en sistemas ciberfísicos, que combinan infraestructura física con ‘software’, sensores, nanotecnología, y tecnología digital de comunicaciones. Es decir, robotización industrial.

BAJA EL COMERCIO MUNDIAL

Según datos de la Organización Mundial de Comercio, el índice de comercio mundial para finales del 2019 ha disminuido del 2,6% al 1,2% debido al complejo panorama económico mundial, mientras que la proyección del PIB ha caído del 2,6% al 2,3% para el mismo periodo.

Esta situación ha afectado de forma negativa a los mercados emergentes, que son característicos de la región latinoamericana. Así, en América Latina, se prevé que caerá el 2% el valor de las exportaciones regionales de bienes para el final de este año.

Concretamente, en América del Sur se proyecta una mayor caída en el valor de sus exportaciones para el mismo periodo, que puede alcanzar el 6,7%, lo que representa un cifra de 34.850 millones de dólares, según datos de la CEPAL.


 (*) Periodista


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