MADRID.- El Ejército de Tierra
está embarcado en el proyecto con el que quiere transformar de aquí a
quince años sus capacidades operativas. Para ello trabaja en el diseño
de un nuevo modelo de brigada mucho más tecnológico con el que pretende
integrar todas las capacidades para hacer frente a las amenazas del
futuro y que permita a España seguir participando en las coaliciones internacionales al nivel del resto de aliados, según publica hoy www.vozpopuli.com.
El principal reto que enfrenta, además de la financiación,
es la velocidad a la que evoluciona la tecnología. Los tradicionales
programas de armamento hacen que el material quede obsoleto cuando se va
a utilizar, por lo que la flexibilidad de los nuevos programas será
clave para poder incorporar los últimos avances en cualquier momento del
ciclo de vida.
Entre las nuevas capacidades a integrar en las nuevas brigadas de la Fuerza 2035, el Ejército contempla la incorporación de aplicaciones para el procesamiento de datos, la robóticainteligente, de las tecnologías cuánticas o de las redes neuronales También de Inteligencia Artificial, nano-tecnología, sistemas de armas de precisión extrema, el aprendizaje de máquinas o las biotecnologías.
La consecuencia será clara: una reducción de personal sobre el terreno con menor huella logística
de las operaciones, pero con nuevas clases de liderazgo más
colaborativo y con una preparación de los efectivos cada vez más
cualificada.
Aunque que las brigadas requieran menos personal no se
traducirá en una reducción de efectivos en las filas del Ejército, que
pretende mantenerse alrededor de los 64.000 actuales (76.000 contando
con el personal encuadrado en el Ministerio de Defensa, el CNI o la UME)
Además del factor humano, también cambiará la propia
técnica de las operaciones, que cada vez serán más rápidas y sin apenas
pausas tácticas u operativas.
De momento, el plan del Ejército de Tierra
pasa por alcanzar el cambio de modelo en el año 2035, con dos hitos intermedios; uno en 2024 y otro en 2030. En total, tres fases que se solapan y de las que ya han comenzado la de estudio y experimentación con la Brigada Rey Alfonso XIII de Legión como banco de pruebas.
El elemento central sobre el que pivota el proyecto es el nuevo Vehículo de Combate sobre Ruedas (VCR) blindado 8x8, llamado a sustituir a los viejos BMR que no ofrecen las garantías de seguridad requeridas por los militares desplegados en misiones.
Aunque el JEME, el general Francisco Javier Varela, mostró el pasado martes su preocupación en un encuentro con periodistas por los retrasos en la entrega de los demostradores tecnológicos
por parte de la industria española de defensa para que el proyecto
necesita para seguir adelante y poder firmar los contratos a final de
año (si el calendario electoral no trastoca
los planes).
En una primera fase, está previsto un primer pedido de 348
unidades, de las 1.000 con las que se quiere contar. En total, 2.100 millones de euros hasta 2030.
Aunque
los demostradores deberían estar a disposición de la Legión desde el
pasado noviembre, si nada se tuerce los recibirán en la base de Almería el próximo verano.
Según expuso el JEME, el plan de Tierra es contar con 10 brigadas
en 2035, de entre 2.800 y 3.200 militares cada una. De ellas, tres se
dedicarían a la defensa del territorio; seis tendrían una orientación
más tecnológica para operaciones en el extranjero; y una se reservaría
para otro tipo de misiones que requieran una reacción rápida.
Aunque todos estos planes dependen de la financiación por parte del Estado. De momento y tras los recortes de la última década que han dejado tocada la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas
y las condiciones de vida de la tropa en los acuartelamientos, el
presupuesto en Defensa no crece y aleja a España de sus compromisos
alcanzados en 2014 con la OTAN para invertir hasta el 2% del PIB en 10 años.
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