“Los periodistas
trabajan para la empresa, no para el pueblo, y si no lo aceptas, te
despiden del trabajo”
dijo el sociólogo Felipe
López-Aranguren.
Por
ejemplo, según la empresa en que trabaje, un periodista no podría
formular una pregunta política tan sencilla y evidente como ésta:
“¿Cómo es
posible que ocho millones de trabajadores voten a un partido que
recorta los derechos sociales? ¿Es que se han vuelto locos?”
Es decir, que si
quieres hablar claro, y llamar a las cosas por su nombre, es posible
que encuentres un grave
problema laboral.
En
1.973 decidí estudiar en Madrid la carrera de Periodismo, en
busca de lo que creía ser la profesión más libre del mundo.
También tomé esta decisión porque el Creador me regaló un don
natural para la escritura, y siempre he amado a
esta profesión con entusiasmo, a pesar de ser tan poco
agradecida.
Me
hice Periodista porque cada uno ha venido al mundo con una misión en
la vida y yo he nacido para esto. El periodismo es sinónimo
de pasión y valentía. Muchos lo describen como “el
mejor oficio del mundo”, a pesar de ser una de las profesiones
de riesgo más cuestionadas y peligrosas.
Había
visto casi todas las películas antiguas relacionadas con el
periodismo como “Citizen Kane” o
“Primera plana”. Había leído varias veces las aventuras del
periodista Tintín en
‘comic’. Soñaba con hacer grandes viajes e investigar
enigmas y misterios, que sigue siendo mi pasión actual. Lo que
encontré no tenía nada que ver con mis sueños. Busqué
libertad, y encontré esclavitud.
DEFINICIÓN
El
periodismo es una actividad profesional que en términos generales
consiste en la captación y tratamiento de la información, en
cualquiera de sus formas y variedades. El periodismo es considerado
por algunos autores como el "cuarto poder" de las
grandes democracias occidentales (los tres primeros son los que
establecen las constituciones modernas: poder ejecutivo, legislativo
y judicial). Como contraparte, el periodismo, en algunos casos,
es una profesión de riesgo porque muchos
periodistas han encontrado la muerte en el ejercicio de su profesión.
Me
enseñaron que el objetivo del periodismo es informar, formar y
entretener. Pero luego descubrí que lo
único que les interesa a las empresas es entretener para vender
periódicos, revistas
o programas de
radio o televisión,
cuando lo más importante debería ser formar a los ciudadanos para
hacerlos más libres.
Pero ya se sabe que ninguna
sociedad quiere que seas sabio porque no te pueden manipular.
SINCERIDAD
Ahora
puedo hablar claro por la sencilla razón de que estoy jubilado, y no
tengo ningún jefe al que guardarle el aire, pero antes no podía,
y tengo derecho a dar el testimonio más sincero de lo que he
vivido desde dentro. Este artículo no es
una venganza, porque estoy obligado a perdonar como cristiano,
pero es un ajuste de cuentas con mi propio
pasado profesional, asumiendo mi propia responsabilidad.
Aunque
no menciono ningún nombre, me gustaría que se dieran por
aludidas algunas personas, porque ello significaría que
reconocerían su propia responsabilidad, por aquello de “el que
se pica, ajos come”. Ellos saben perfectamente lo que hicieron
mal, pero no tienen la valentía de reconocerlo públicamente,
como yo hago ahora. Porque yo
me equivoqué también.
Tengo
una vida laboral de treinta años, durante la
cual trabajé en quince medios informativos, fui Director
de cuatro publicaciones a lo largo de cinco años y tuve el
cargo de Redactor-Jefe durante otros cinco años, donde enseñé
el oficio a muchas generaciones de becarios en prácticas. Por lo
tanto, no acepto que nadie me mire por encima del hombro en
esta profesión, porque llegué al máximo escalafón laboral.
PRECARIEDAD
Hace
un año había 31.000 periodistas desempleados en España,
según la Encuesta de Población Activa (EPA). Estos números, los
peores en los últimos tres años, aumentan en siete mil los
periodistas en paro respecto a las mismas cifras del mismo trimestre
que hace dos años, cuando el paro afectaba a 30.300 personas.
La
precariedad laboral de nuestra profesión hace que todos los
periodistas que tienen una nómina se sientan tan afortunados como si
les hubiera tocado la lotería, aunque estén quemando su
juventud al trabajar más horas que un reloj y cobrar menos que un
maestro de escuela, pero al mismo tiempo, están atrapados por su
supuesto ‘privilegio’ y estarían dispuestos a cualquier cosa
para no perder su nómina, máxime si tienen que mantener a una
familia.
He
vivido consejos de redacción donde el miedo de los pobres
redactores era tan denso que se podía cortar con un cuchillo. Yo
mismo fui cómplice de ese miedo, y cometí muchos errores que me
llevaron a un psicólogo, quien me enseñó a perdonarme a mí mismo,
y tengo la lección bien aprendida: ¡NUNCA MÁS ME DEJARÉ PISAR POR
UN TIRANO! Ni en esta vida, ni en mis próximas reencarnaciones.
DICTADURAS
Cuando
España estrenaba la democracia y la sana ilusión por un socialismo
democrático, que luego nos decepcionó a causa de la corrupción,
conocí las dictaduras más abyectas dentro de algunas empresas
periodísticas, donde la nueva Constitución Española no estaba
vigente. He conocido a directores de periódico que eran
auténticos crápulas dignos de pasar a la historia como Nerón,
Calígula, Hitler o Stalin.
Pero
los opositores no eran mejores que su dictador, sino
auténticos conspiradores mafiosos que utilizaron la política para
encumbrarse en el poder. No he conocido un solo director que no
sea un ‘inicuo’, por utilizar el término de mi admirado
escritor Juan Goytisolo, ya desaparecido. No he conocido a
un solo empresario que no sea un negrero. Quizás haya alguno,
porque no pierdo la esperanza. Por eso tengo tanta ‘fe’ en el
sistema capitalista.
Nunca
me he metido en política ni he militado en ningún partido político
por lo que siempre me he considerado un librepensador
independiente, algo que suena muy incómodo para algunas personas
que buscan borregos.
INTEGRIDAD
También
he sido Director de cuatro publicaciones, pero
me vi obligado a dimitir por dos razones, renunciando a un
salario alto: porque me sentí traicionado por mis jefes
respectivos (consejeros delegados) y porque mi conciencia
no podía aceptar determinadas injusticias, es decir, porque no
podía comulgar con ruedas de molino.
Es
decir, que hice lo que no hace casi nadie: renunciar a mucho
dinero para no traicionar mi conciencia. Pero no me echo méritos,
porque ahora soy muy feliz, y otros llevan la penitencia en su
pecado, y no podrán llevarse su dinero al otro barrio cuando les
llegue su hora.
Se
me acusa de no haber sido más valiente y lo admito, pero es que
nunca he tenido vocación de mártir, ni tenía deseos de
jugarme el pellejo por un simple trabajo al que siempre se le ha
exigido demasiado. Pero de todos modos me la he jugado muchas
veces sin buscarlo porque es muy difícil no arriesgarse en esta
profesión.
Maldita
frase la que dice que “el periodismo es un sacerdocio”.
Pues no señor, es un simple trabajo con mucha responsabilidad, pero
el objetivo de la existencia no es vivir para trabajar como
hacen los chinos, sino trabajar para vivir con felicidad. En
caso contrario seríamos esclavos. Mi jefe pretendía ser un
sabio, dando siempre lecciones a sus esclavos, pero era un auténtico
necio. (Los
que me conocen saben de quien hablo, pero no quiero dar nombres).
LEALTAD
Cansado
de tragar sapos, me hice trabajador autónomo en busca de la
libertad, y monté mi propia tienda durante siete años, al
invertir el dinero que había recibido de una herencia de mi padre.
Era una Herboristería-Parafarmacia porque también soy
Técnico en Dietética y Nutrición, además de Periodista,
entre doce títulos (y también soy Oficial de Aviación
Reservista Honorífico, un
distintivo del que me siento muy orgulloso porque siempre me apasionó
el mundo de la aeronáutica y de la astronáutica). Pero nunca
abandoné la profesión, porque redactaba un periódico digital desde
la tienda llamado “La
Gaceta de Almería”
que aún existe.
Desde
entonces he seguido escribiendo artículos hasta ahora, en
diversos blogs, porque siempre he sido leal al periodismo, a
pesar de los muchos desplantes. Actualmente me defino como
“Periodista investigador de enigmas y misterios”, porque
es mi pasión, pero no he escrito libros como mi admirado compañero
Juan José Benítez, porque soy ensayista más que
‘librero’, un articulista más que un escritor de libros.
Un ensayo es un escrito en prosa en el cual un autor
desarrolla sus ideas sobre un tema determinado con carácter y
estilo personales.
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