La
Iluminación Espiritual es la experiencia de lo divino. Esta
experiencia se manifiesta en paz, amor, felicidad o sentido de unidad
con el universo. Es un esclarecimiento interior.
Por
lo tanto, la iluminación es la liberación del sufrimiento
que surge cuando se percibe la naturaleza no-dual del Sí mismo.
Cuando ya no te percibes a tí mismo como separado del mundo de los
objetos, el conflicto desaparece y el sujeto se libera del
deseo de obtener y conservar objetos.
Hay
muchas definiciones con tantas tradiciones espirituales que intentan
explicarlo, pero yo me quedo con estas.- El Alma es una sustancia
espiritual e inmortal de los seres humanos que da forma y
organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida,
y el Espíritu es una Unidad de
Conciencia, que es consciente de ser consciente,
y es la unidad de producción de energía de la vida, gracias
a su conexión con la Fuente Original de la Creación Universal.
Por
lo tanto un Espíritu Aclarado es un
ser libre de confusión, que es capaz de crear su propio universo
o vivir en el universo material. Un Espíritu Libre es causa sobre
la vida y por lo tanto puede crear cualquier efecto sobre
cualquier plano de existencia.
Pero
también el Alma puede llegar ser un Espíritu
involucionado que se haya degradado hasta el punto de servir
únicamente a la función de
supervivencia del organismo humano hasta convertirse en un
esclavo del cuerpo.
TRADICIONES
El
Dzogchen, según
la escuela ‘Ñingmapa’
del Budismo
Tibetano
y la tradición Bön
prebudista,
es el estado primordial y condición natural de todo ser,
una condición no-dual, sin apego y conceptos.
Los
hindúes creen que
cada Alma está atrapada en un cuerpo
material, y que cada actividad
(buena o mala) obliga al alma a volver a nacer (Samsara)
en un próximo cuerpo con el cual disfrutar las reacciones del buen
karma (actividades bondadosas o altruistas) o sufrir las reacciones
del mal karma (actividades maliciosas o egoístas). La experiencia de
‘Moksha’
o liberación espiritual
se refiere a la liberación del ser humano de
las ataduras del karma,
significa trascender al conjuro del engaño
o ‘Maya’.
A
mi juicio, a pesar de su
nombre, las personas que pertenecen a la secta ‘illuminati’
no están verdaderamente iluminadas, en el sentido espiritual de la
palabra, porque
no han superado el deseo de lo material,
sino que han
adquirido ciertas habilidades psíquicas para hacerse ricos y entrar
en contacto con ángeles caídos,
pero no consiguen liberar su Espíritu.
Yo lo llamo “iluminación luciferina”
que no es blanca como en Sol sino rojiza, verdosa o fosforecente,
porque procede de seres inicuos. Por eso desconfío tanto de todas
las logias, sectas y hermandades.
EXTERIORIZACIÓN
Normalmente
el espíritu se halla alojado dentro del cráneo humano pero cuando
se libera, se sale del cuerpo y se sitúa a dos metros
detrás de la cabeza, y este fenómeno se llama Exteriorización,
y viene representado en la tradición como la aureola de los santos.
Uno puede ver el cuerpo y controlarlo desde la distancia.
La
Exteriorización se puede producir por las buenas o por las malas. En
el segundo caso se llama Exteriorización Traumática
y se puede producir por un accidente, debido a la situación o al
dolor, o por la ingesta de drogas. En la película “Un hombre
llamado caballo” se produce una exteriorización traumática
causada por el dolor insoportable.
Otro
caso es la Exteriorización Compulsiva o
Mecánica, que es el acto de salir del cuerpo por
no poder aguantar más el espacio que uno tiene, debido a una
situación desagradable o a un sufrimiento insoportable, para no
confrontar una situación en la que a la persona se le obliga a
estar, pero no quiere estar.
La
Exteriorización Consciente, es decir,
por las buenas, se puede producir también durante la
meditación, y no es una anomalía sino que es el estado más
normal de un Espíritu. Cuando ocurre esto, él
toma conciencia de ser uno mismo independiente del cuerpo
físico. Él sabe entonces que no es un cuerpo y adquiere la certeza
de sí mismo.
BUDISMO
ZEN
Cuando
yo practicaba meditación Zen, llegó un momento en el que me
llevé un susto de muerte porque simplemente yo había
desaparecido y era todo lo que me rodeaba, la habitación, los
compañeros, los sonidos de la naturaleza, el calor y todo lo que
percibía. El cuerpo material dejó de existir porque estaba vacío,
no era sólido, y sólo existía el presente, el aquí y ahora.
‘Satori’
es un momento de no-mente y de presencia total en el aquí y
en el ahora, término japonés que designa la iluminación
en el Budismo Zen, y que significa literalmente ‘Comprensión’.
Satori
es el momento en que se descubre de forma clara que sólo
existe el presente (donde nace el pasado y el futuro), creándose
y disolviéndose en el mismo instante; con lo que la experiencia
aclara que el tiempo es sólo un concepto, que
el pasado y el futuro son una ilusión, al
igual que todo el mundo físico.
Satori
es un momento de comprensión al nivel más alto, es ir más allá
de la experiencia terrenal. Esta experiencia sólo se da en niveles
elevados de conciencia, comunes en los meditadores, pero está al
alcance de cualquier persona que se cultive.
El
término Satori es también análogo al concepto de creatividad,
en el sentido de que reconcilia oposiciones aparentes. También
se conoce como el momento de descubrimiento (el famoso
¡Eureka! de Arquímedes), que surge al aclarar
una paradoja, que es el momento de catarsis o purificación.
En
el Budismo, “Arhat o Arahant”
es alguien que ha ganado una comprensión profunda
sobre la verdadera naturaleza de la existencia, que ha alcanzado
el Nirvana y en consecuencia, no volverá a nacer de
nuevo.
NIRVANA
‘Nirvana’
es una palabra del sánscrito que hace referencia a la extinción
del deseo, un estado que se puede alcanzar a través de la
meditación, y que consiste en la liberación de los deseos, la
conciencia individual y la reencarnación.
Buda
afirmó que es posible el cese definitivo del deseo y
del renacimiento. La meta de la práctica budista
es, por tanto, el despertar de un engaño
llamado ‘Samsara’ para experimentar la
verdadera naturaleza de la existencia y la vida.
El
Nirvaņa se describe principalmente por lo que
no es: no-nacido, no-originado, no-creado, no-compuesto. Sin
embargo, no se debe confundir ni con la aniquilación, ni
con el aislamiento del individuo, ni con un nihilismo.
El
hinduismo utiliza el término Nirvana en su contexto de Mokṣa
(liberación del ‘Samsara’ o del ciclo de nacimientos y muertes),
en el que el Alma o ‘Atman’
se funde con la Divinidad o lo Absoluto.
Esta liberación es por tanto una fusión del Alma
con la Divinidad.
Buda
definió el Nirvana del siguiente
modo.- “Hay, monjes, una condición donde no hay tierra, ni
agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin
límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni
este mundo, ni aquel mundo, ni sol ni luna. A eso, monjes, yo lo
llamo ni ir ni venir, ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni
nacimiento ni efecto, ni cambio, ni detenimiento: ese es el fin del
sufrimiento.” (Udana, VIII, 1).
Pero
Buda redefinió el logro del Nirvana presente en el hinduismo
mediante un proceso de meditación en el que se analiza el cuerpo
y la mente como carentes de una individualidad intrínseca. En
ese proceso existe una falta de individualidad
(Sunyata) de todo lo presente en el cuerpo y mente del sujeto.
Al
igual que en el Hinduismo, la realización del Nirvana budista
implica la liberación definitiva del sufrimiento de la
existencia. Pero en el Budismo esta idea se lleva hasta sus
últimas consecuencias. La diferencia en el contexto hindú es que
esto ocurre por la unión a un Absoluto (Brahman)
a semejanza de lo que expone la mística de las religiones teístas
occidentales que es la que yo comparto.
Muchos
han llegado a la conclusión de que el Nirvana es la
nada, porque fallan todos los conceptos que intentan describirlo.
Del Nirvana sólo se puede saber una cosa: quien
consigue el nirvana, lo experimenta como una felicidad
indescriptible.
(*) Periodista
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