Y es que Braulio Medel, el eterno presidente de la mayor caja
de ahorros andaluza, Unicaja, ha sabido comprar favores durante treinta
años... Ahora entiendo por qué don Braulio fichó como consejero a un
indocumentado concejal almeriense, de nombre Ramón Sedeño, antiguo
policía municipal, y le encumbrara nada menos que a Presidente de la
Comisión de Control, que debía auditar las cuentas de la entidad.
Y los
consejeros, casi todos con los estudios y los conocimientos financieros
del almeriense Ramón Sedeño, ningunos, estaban encantados de acudir al
consejo para cobrar sus dietas, sólo por asistir, además de los generosos
regalos que recibían en cada visita valorados en unos mil euros, y de
las abultadas dietas por desplazamientos, por alojamiento.
Ahora
está saliendo a la luz, después de treinta años de reinado, de qué
forma se han gobernado unas instituciones de crédito que en su fundación
se crearon como obras pías para ayudar a los pobres, con obras sociales
en vez de repartir beneficios. Pero enseguida los políticos, todos, los
sindicatos, todos, acudieron a hacerse con las cajas para beneficio
propio y de sus amiguetes. Así las obras sociales se redujeron al mínimo
destinando los beneficios a colocarse en puestos excesivamente
remunerados, darse préstamos difíciles de justificar, etc. Y así se ha
llegado a donde estamos...
Pues un juez de
Almeria, Luis Durbán, acaba de procesar al responsable de las auditorías
de Unicaja, a Ramón Sedeño, por facturas falsas. Sí, a ese Ramón Sedeño
que fue nombrado vicepresidente de la entidad como agradecimiento a su
implicación en la fusión de la Caja de Almería con la de Braulio. Lo que
no saben es que Sedeño no tiene idea de nada, y siempre se ha limitado a
firmar lo que le han puesto delante. A cambio, desde el año 91 ha
gozado de un despacho enorme, secretarias, coche oficial con chófer... Y
es que Braulio Medel sabe como comprar voluntades.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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