MADRID.- El sector agrícola ha elevado el tono por la crisis que atraviesa y ha mostrado músculo esta semana con manifestaciones multitudinarias, una movilización que prevé mantener durante las próximas semanas con nuevas protestas por todo el país.
El
movimiento está encabezado por las principales organizaciones agrarias
(Asaja, COAG y UPA), que este viernes lo han calificado de "éxito
rotundo" tras concentrar a cerca de 35.000 personas en 14 puntos de cinco comunidades autónomas durante los últimos días.
Los convocantes de la protesta -bajo el lema 'Agricultores al límite'-
han considerado que este "clamor" no puede "ser ignorado" y han
avanzado que la próxima semana habrá manifestaciones en más provincias.
Detrás de la indignación que recorre el campo se encuentra la falta de rentabilidad de muchas explotaciones, víctimas de una "tormenta perfecta" que entremezcla los bajos precios, la aprobación de aranceles en Estados Unidos que afectan a productos agroalimentarios españoles y el incremento de los costes de producción, entre otros factores.
La
principal queja pasa por los precios, ya que los agricultores denuncian
cobrar un valor ínfimo en comparación con el que el consumidor paga en
el supermercado, reflejo de los "desequilibrios" de la cadena
agroalimentaria.
Ocurre con las patatas, que se pagan hasta ocho veces más caras de lo que recibe el agricultor (de 15 céntimos a 1,2 euros el kilo); las naranjas, que multiplican por siete su valor (de 23 céntimos a 1,55 euros); o el pollo, que triplica su precio (de 82 céntimos a 2,82 euros).
Desde el Ejecutivo, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se ha mostrado conciliador al calificar de "legítima" la protesta y ha abogado por mejorar la Ley de la Cadena
-dirigida precisamente a evitar los desequilibrios entre agricultores,
industria y supermercados-, a la vez que defiende una mejor organización
del sector para ganar peso en las negociaciones.
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