Desde
Nicolás Salmerón, que fue presidente de la República en el breve
periodo de un mes en 1873, creo que no habíamos tenido el honor de que
un almeriense fuera miembro del Consejo de Ministros de España con la excepción de José Barrionuevo.
Por lo menos en el periodo que yo he conocido como profesional, a partir de la muerte de Franco, en los gabinetes de la democracia han habido muchos gallegos, muchos sevillanos, castellanos, pero almerienses, Pepe Guirao es el segundo.
Por lo menos en el periodo que yo he conocido como profesional, a partir de la muerte de Franco, en los gabinetes de la democracia han habido muchos gallegos, muchos sevillanos, castellanos, pero almerienses, Pepe Guirao es el segundo.
Este, ahora excelentísimo, natural de Pulpí, ya despuntó
como experto en gestionar la cultura, tanto en la Diputación Provincial
de Almería, como a su paso por los distintos encargos gubernamentales,
en la Junta y como director del museo Reina Sofía, donde al parecer puso
orden, aparte de alguna que otra exposición polémica inaugurada bajo su
mandato.
Ahora
es el nuevo ministro de Cultura y la verdad es que no sé como podría
ayudar a que, por ejemplo, en España se volvieran a leer libros, en
papel o en formato digital, pero que los jóvenes lean algo más que lo
que ven en Facebook, Twitter o WhatsApp. Parece que la implantación de
las nuevas tecnologías está creando generaciones de jóvenes muy expertos
en la consola, en utilizar el móvil para casi todo. Incluso ya hay
clínicas donde niños, jóvenes y mayores deben desintoxicarse de la
adicción al juego en el móvil, en la consola...
Pepe
Guirao, que respira cultura por los poros, también podría hacernos el
favor de estudiar como los medios informativos, los de papel o
digitales, vuelvan a ser referentes del control al poder. Porque sin una
prensa independiente, y debe ser independiente económicamente, la
democracia no está completa.
Lo sufrimos en las pasadas legislaturas
populares, donde doña Soraya, la vicepresidenta, salvó a algunos
periódicos de la ruina, de la quiebra, sólo para que apoyaran a su
partido. Cesó a directores como condición de que las ayudas oficiales, y
las de Telefónica, volvieran a cierto rotativo. Creo, de verdad que lo
creo, que eso no le gusta al nuevo ministro.
En
los dos años que restan para que este gobierno dé el testigo al que
llegue tras las elecciones, como muy tarde en el verano del 2020, no se
cómo nos puede ayudar Pepe Guirao desde su despacho de la calle Alcalá
34. Aunque conciendo al personaje, algo hará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario