Los grupos conservacionistas como la asociación Amigos Parque Natural Cabo de Gata Níjar, valoran «muy positivamente» esta regulación. “Llevamos muchos años reclamando mejoras en movilidad y preferimos que se restrinja no solo el acceso a esas playas sino a algunas más», según el presidente de este colectivo, Julián Vera.
En su opinión, «uno de los problemas más graves que sufre el parque, sobre todo en verano, es la presión humana y el exceso de vehículos Mucho tráfico rodado en zonas como el Playazo, a la que no hay ningún problema para llegar y donde se ponen coches por todos lados en un ecosistema muy frágil que sale claramente perjudicado».
Durante 2023 fueron 49.526 los vehículos a motor particulares que estacionaron en el área reservada que gestiona la empresa Torres y González Díaz SL.
Desde Amigos del Parque Natural Cabo de Gata consideran que la concesión «podría englobar también la gestión de los residuos en la zona porque si se hacen contrataciones para la gestión de la entrada de vehículos, debería existir también una función conservadora del espacio».
Esta Asociación conservacionistas, adscrita a Ecologistas en Acción, apuesta porque «parte del coste del estacionamiento pueda redundar en el respeto y recuperación del entorno, para que podamos seguir disfrutando muchos años de estos ecosistemas en riesgo» reclama.
Amigos del Parque Natural ha elaborado un escrito con alegaciones a la Junta de Andalucía para que “se potencie más el transporte público, que se facilite el desplazamiento en bici o andando», recuerda Julián Vera, ya que «las playas de Monsul o Genoveses, en las que se ha limitado el acceso de los vehículos, carecen de un carril bici que puede hacerse con materiales sostenibles y que, claramente, entendemos que facilitaría a muchas personas su acceso».
De esta forma, «aunque se está reduciendo la entrada del número de vehículos cada año, se podría disminuir aún más con una alternativa de transporte menos agresiva con el medio», ha subrayado el presidente de este colectivo en tanto que recuerda que «los conductores también encuentran alternativas para llegar a otros puntos de especial conservación» y «habría que ampliar nuevas zonas de parking para restringir accesos».
Pese a estas limitaciones y sanciones, más de 300 cada verano, se sigue dando la llegada de caravanas y su estacionamiento en el entorno natural. “Hay que progresar en la eliminación de los residuos que originan, porque en todas estas calas no existen contenedores o servicio de recogida y hay gente que acampa dispersando basura y heces en un ecosistema enormemente valioso», finaliza Julián Vera.
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