En este sentido, Andalucía Innova indicó que el proyecto incluyen este tipo de fuente energética en la primera fase de depuración de aguas residuales, en la que comprobaron su eficiencia superior al 90 por ciento y que reduce el tiempo del proceso de tratamiento. Este estudio fue posible gracias a una financiación de 108.000 euros otorgada por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
Explicó que la problemática de las aguas industriales reside en que no pueden ser tratadas mediante los mismos sistemas biológicos que las aguas urbanas, sino que requieren métodos específicos en función de los contaminantes que presentan. Por ello, los investigadores almerienses utilizaron un proceso que combina ambos métodos, la degradación que utiliza la energía solar y la que utiliza bacterias para descontaminar.
"El tiempo necesario para depurar un volumen de mil litros de agua --en términos generales, ya que éste varia según la composición y carga de las aguas a tratar-- es de unas cinco horas para el tratamiento solar y de 24 a 36 horas para el procedimiento biológico", explicó el responsable del grupo de Ingeniería Química de la Universidad de Almería (UAL), José Antonio Sánchez Pérez.
En una primera fase, los estudios se realizaron con un sólo cultivo de bacterias, concretamente 'Pseudomonas putida' y una vez comprobada su eficacia, se trasladaron a fangos activos de depuradora. Estos lodos contienen una mezcla de poblaciones de diferentes bacterias, hongos y algas que aumentan la potencialidad de degradación, es decir, se obtienen resultados similares pero a mayor velocidad.
Tras este periodo de pruebas biológicas con el material de depuración, el Centro de Investigación de la Energía Solar (Ciesol), instituto mixto de la UAL-PSA (Ciemat), efectuó los ensayos a nivel de laboratorio, para lo que utilizaron dos fotorreactores tubulares donde se producen las primeras reacciones.
Una vez realizados los experimentos, los investigadores comenzaron las pruebas a escala industrial. En un segundo estudio, las instalaciones de la PSA servirán para aplicar el procedimiento de tratamiento de aguas residuales de origen agrícola y, más tarde, continuarán con efluentes procedentes de industrias farmacológicas.
El siguiente paso es la demostración de la eficacia combinada de estos tratamientos empleando la energía solar como un proceso terciario, es decir, en la última fase del proceso de depuración. Actualmente, este tipo de procesos se realizan mediante cloración u ozonización, es decir, la desinfección de aguas mediante el empleo de cloro u ozono.
Sin embargo, señaló que estos métodos cuentan con repercusiones medioambientales y económicas. Por ejemplo, en el caso de la cloración se generan algunos residuos contraindicados, como la liberación de sustancias cloradas que pueden ser dañinas si llegan a la cadena alimentaria (tanto a través del agua, como a través de productos regados con esa agua) radicales libres que provocan el envejecimiento prematuro de las células.
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