ALMERÍA.- Un equipo de investigación del Departamento
de Ingeniería Química de la Universidad de Almería (UAL) ha demostrado,
en colaboración con el Instituto de Investigación y Formación Agraria y
Pesquera (Ifapa), y el Laboratorio Nacional de Energía y Geología
(LNEG) de Portugal, que una microalga cultivada en aguas residuales de
la producción de cerveza actúa como biofertilizante para el crecimiento
de las plantas.
El objetivo de este trabajo se centra en que la agricultura cuente
con más productos biológicos con los que reducir o eliminar la
utilización de fertilizantes industriales en los cultivos agrícolas,
según ha explicado la Fundación Descubre en una nota.
En concreto, la aplicación de la biomasa de este microorganismo en
una concentración de 0,1 gramos por litro ha conseguido aumentar la
germinación de las semillas de berro en un 40 por ciento, en comparación
con el desarrollo de estos cultivos si no se añade ningún fertilizante.
Los resultados también han sido positivos en tanto que esta
microalga potencia una hormona esencial en el crecimiento del tallo,
como es la denominada giberelina, y otra que interviene principalmente
en el desarrollo de la raíz de la planta, la auxina.
En relación con esta última se han obtenido los mejores
resultados, con hasta un 60 por ciento de aumento del desarrollo de la
raíz, aplicando una biomasa de microalga Scenedesmus obliquus en una
concentración de 0,5 gramos por litro.
En este caso, los investigadores de la UAL han aplicado antes un
método que rompe la pared celular de la microalga y liberar así todo su
contenido al medio, para después poner los extractos obtenidos en
contacto con las semillas que se usan como modelos para realizar los
bioensayos.
La investigación titulada 'Biostimulant Potential of Scenedesmus
obliquus Grown in Brewery Wastewater' ha sido publicada en la revista
científica 'Molecules'.
Su objetivo principal es que la agricultura cuente con más
productos biológicos con los que reducir o eliminar la utilización de
fertilizantes industriales en los cultivos agrícolas.
El primer paso, una vez cultivada la microalga 'Scenedesmus
obliquus', es cosechar la biomasa --la parte que va a interesar para el
desarrollo del experimento-- a fin de concentrarla utilizando un
procedimiento de centrifugación para eliminar el agua residual.
De este proceso surge una pasta de biomasa sobre la que se aplican
varios tratamientos para ver cómo afecta al crecimiento de las plantas.
Entre otras cuestiones, este equipo investigador ha analizado si es
necesario romper o no las células de esta pasta para poder utilizarla
como fertilizante.
"Las sustancias que nos interesan se encuentran en el interior de
las células. Según la especie de microalga que vayamos a usar, la pared
celular puede ser más o menos difícil de romper", ha explicado la
investigadora de la UAL Elvira Navarro.
Los procesos que se aplican a cada especie dependen de su
estructura. "Habrá especies con una pared celular muy fina que no
requieran ningún tratamiento especial para romperse, y otras con una más
gruesa en la que sí será necesario romper previamente las células para
obtener las sustancias de interés", ha aclarado.
Este equipo científico andaluz también ha analizado el efecto de
aplicar una hidrólisis enzimática en la 'Scenedesums obliquus'. Se trata
de un procedimiento con el que rompen las proteínas para liberar al
medio aminoácidos, que son compuestos químicos relacionados de forma
directa con el crecimiento de las plantas.
El objetivo, al igual que en los otros ensayos, ha sido comprobar
si las microalgas fomentan el crecimiento de estas semillas en
comparación con el desarrollo de las semillas si no se les añade ningún
tipo de fertilizante. Los resultados de estos trabajos también han sido
positivos, y han vuelto a demostrar el potencial que para el crecimiento
de la planta tiene esta microalga.
Han avanzado, así, en lo logrado en anteriores investigaciones de
este y otros grupos, comprobando que son microorganismos con la
capacidad de contribuir a la producción de alimentos sostenibles y
saludables, además de al tratamiento de aguas residuales.
De cara al futuro, los trabajos pasan por mejorar los tratamientos
y así obtener un proceso generalizado que sirva también para otras
especies, así como las condiciones de cultivo o del posterior
almacenamiento del producto final.
"Se trata también de aumentar el conocimiento acerca de la
bioactividad observada y de relacionar los resultados con las distintas
sustancias implicadas en el crecimiento de las plantas", ha explicado
Navarro.
Esta investigación, englobada dentro del proyecto europeo
'Sabana', se ha venido desarrollando en los últimos tres años en la UAL y
las instalaciones que el IFAPA tiene en la Cañada de San Urbano
(Almería), y está financiada por varios proyectos europeos como el
Sabana y el Green Biorefinery, siendo el resultado de una colaboración
de personal de la UAL con investigadoras del LNEG de Lisboa (Portugal).
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