ARGEL.-
El presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune, ha nombrado este sábado a
Abdelaziz Yerad como nuevo primer ministro del país, según informa la
televisión pública argelina.
Yerad es diplomático de carrera y enseña Ciencias Políticas en la
Universidad de Argel. Su principal reto será afrontar la crisis política
y de legitimidad en la que se encuentra sumido el Gobierno tras meses
de protestas que terminaron con décadas de Gobierno de Abdelaziz
Buteflika, que abandonó el cargo en abril.
En las últimas manifestaciones se han exhibido pancartas con lemas como 'No al diálogo con los fraudulentos', 'Poder para el pueblo' y 'Sistema, fuera'. Asimismo reclaman la liberación de los detenidos.
Las movilizaciones han continuado pese a la dimisión de Buteflika para pedir la salida del poder de la cúpula político-militar asociada a Buteflika, conocida popularmente como 'Le Pouvoir' (El Poder).
Las recientes presidenciales se celebraron en medio de esta crisis política y social, con los manifestantes llamando al boicot y rechazando desde entonces la victoria de Tebune y su oferta a un diálogo "serio".
Tras jurar el cargo el jueves, el nuevo presidente argelino dijo que "es momento de pasar página a las discrepancias y la división" y pidió a la población cogerse "de la mano" para "construir una nueva república, fuerte, estable y desarrollada".
El llamamiento al diálogo de Tebune, formulado en su primer discurso tras su victoria electoral, ha provocado algunas divisiones entre los manifestantes, dado que algunos están abiertos a esta vía para poner fin a la crisis política.
Tebune, de 74 años, ha llegado a la Presidencia tras una carrera política en la que desempeñó varios cargos locales antes de ostentar la cartera del Ministerio de Vivienda y, de ahí, la jefatura del Ejecutivo durante solo tres meses (de agosto a octubre de 2017).
En las últimas manifestaciones se han exhibido pancartas con lemas como 'No al diálogo con los fraudulentos', 'Poder para el pueblo' y 'Sistema, fuera'. Asimismo reclaman la liberación de los detenidos.
Las movilizaciones han continuado pese a la dimisión de Buteflika para pedir la salida del poder de la cúpula político-militar asociada a Buteflika, conocida popularmente como 'Le Pouvoir' (El Poder).
Las recientes presidenciales se celebraron en medio de esta crisis política y social, con los manifestantes llamando al boicot y rechazando desde entonces la victoria de Tebune y su oferta a un diálogo "serio".
Tras jurar el cargo el jueves, el nuevo presidente argelino dijo que "es momento de pasar página a las discrepancias y la división" y pidió a la población cogerse "de la mano" para "construir una nueva república, fuerte, estable y desarrollada".
El llamamiento al diálogo de Tebune, formulado en su primer discurso tras su victoria electoral, ha provocado algunas divisiones entre los manifestantes, dado que algunos están abiertos a esta vía para poner fin a la crisis política.
Tebune, de 74 años, ha llegado a la Presidencia tras una carrera política en la que desempeñó varios cargos locales antes de ostentar la cartera del Ministerio de Vivienda y, de ahí, la jefatura del Ejecutivo durante solo tres meses (de agosto a octubre de 2017).
Sin embargo, fue cesado meses
después por Buteflika por supuestos roces con influyentes empresarios
del país, y sospechas de injerencia en la política exterior del país,
potestad del mandatario.
Tebboune nombró primer ministro mientras construye un nuevo gobierno para manejar los disturbios políticos y el inminente desafío económico.
Abdelaziz Djerad, de 65 años, sirvió en la administración de un presidente anterior en la década de 1990, pero fue apartado por el presidente Abdelaziz Bouteflika, quien fue destituido en abril después de dos décadas como jefe de Estado.
El masivo movimiento de protesta callejera que llevó a Bouteflika a renunciar consideró la elección de Tebboune este mes como ilegítima y parece poco probable que acepte cualquier gobierno que él designe.
Los manifestantes rechazaron cualquier votación que tuviera lugar mientras los militares siguieran involucrados en la política y las figuras de la época de Bouteflika mantuvieran posiciones de poder.
Las autoridades argelinas acogieron públicamente las protestas callejeras, calificándolas de movimiento patriótico destinado a refrescar la política argelina y acabar con la corrupción.
Tras el inicio de las protestas, Djerad habló varias veces en la radio, apoyándolas y exigiendo que Bouteflika y sus aliados dejaran el poder.
Tebboune, ex primer ministro, fue uno de los cinco ex altos dirigentes aprobados como candidatos a la carrera presidencial, y obtuvo el 58% de los votos el 12 de diciembre en medio de protestas y un boicot electoral que redujo la participación a un 40%.
La oposición dice que a pesar de la elección de Tebboune, el poder final sigue estando en manos del ejército, cuyo propio jefe, Ahmed Gaed Salah, murió repentinamente de un ataque al corazón el lunes.
Esto deja a Argelia con un nuevo presidente, primer ministro y jefe del ejército durante su crisis política más aguda en décadas. Mientras tanto, el país se enfrenta a un deslizamiento a largo plazo en su balanza comercial y fiscal después de años de reducción de los precios de la energía.
Dado que las arcas del Estado dependen de las exportaciones de energía para la mayor parte de los ingresos anuales, el nuevo gobierno podría verse obligado a hacer fuertes recortes en el gasto. El parlamento y el gobierno interino saliente ya han acordado un recorte del 9% en el gasto público para 2020.
Se espera que en los próximos días se nombren otros miembros del nuevo gobierno.
Tebboune nombró primer ministro mientras construye un nuevo gobierno para manejar los disturbios políticos y el inminente desafío económico.
Abdelaziz Djerad, de 65 años, sirvió en la administración de un presidente anterior en la década de 1990, pero fue apartado por el presidente Abdelaziz Bouteflika, quien fue destituido en abril después de dos décadas como jefe de Estado.
El masivo movimiento de protesta callejera que llevó a Bouteflika a renunciar consideró la elección de Tebboune este mes como ilegítima y parece poco probable que acepte cualquier gobierno que él designe.
Los manifestantes rechazaron cualquier votación que tuviera lugar mientras los militares siguieran involucrados en la política y las figuras de la época de Bouteflika mantuvieran posiciones de poder.
Las autoridades argelinas acogieron públicamente las protestas callejeras, calificándolas de movimiento patriótico destinado a refrescar la política argelina y acabar con la corrupción.
Tras el inicio de las protestas, Djerad habló varias veces en la radio, apoyándolas y exigiendo que Bouteflika y sus aliados dejaran el poder.
Tebboune, ex primer ministro, fue uno de los cinco ex altos dirigentes aprobados como candidatos a la carrera presidencial, y obtuvo el 58% de los votos el 12 de diciembre en medio de protestas y un boicot electoral que redujo la participación a un 40%.
La oposición dice que a pesar de la elección de Tebboune, el poder final sigue estando en manos del ejército, cuyo propio jefe, Ahmed Gaed Salah, murió repentinamente de un ataque al corazón el lunes.
Esto deja a Argelia con un nuevo presidente, primer ministro y jefe del ejército durante su crisis política más aguda en décadas. Mientras tanto, el país se enfrenta a un deslizamiento a largo plazo en su balanza comercial y fiscal después de años de reducción de los precios de la energía.
Dado que las arcas del Estado dependen de las exportaciones de energía para la mayor parte de los ingresos anuales, el nuevo gobierno podría verse obligado a hacer fuertes recortes en el gasto. El parlamento y el gobierno interino saliente ya han acordado un recorte del 9% en el gasto público para 2020.
Se espera que en los próximos días se nombren otros miembros del nuevo gobierno.
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