VALENCIA.- El Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina de la
Universidad Católica de Valencia (IMEDMAR-UCV) y el Institut de Ciències
del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ICM-CSIC)
han arrancado el proyecto de investigación 'Colágeno de medusas: un
recurso innovador del Mediterráneo en biotecnología azul (COLMED)', que
quiere impulsar el uso de medusas como una fuente sostenible para el
desarrollo de biomateriales en el campo de la biomedicina.
Además, la iniciativa pretende contribuir a reducir los impactos
socioeconómicos que generan las proliferaciones de medusas en los
sectores turístico y pesquero. El proyecto se enmarca en las políticas
de economía circular y residuo cero y establecerá alianzas con el sector
pesquero, el Gobierno y la Unión Europea, detalla la institución
académica.
La medusa de barril (Rhizostoma pulmo) y la 'huevo
frito' (Cotylorhiza tuberculata) son especies muy abundantes en el
Mediterráneo español, aparecen frecuentemente en las capturas
accidentales de los pescadores artesanales y son conocidas en la
comunidad científica por su alto contenido en colágeno. Las altas
temperaturas registradas en los últimos años en el Mediterráneo, junto
con otros factores, han favorecido su aumento.
Por ello, los
investigadores buscan potenciar el colágeno procedente de medusas como
una materia prima innovadora para aplicaciones y productos que "mejoran
significativamente el bienestar y la salud de las generaciones futuras
en biomedicina, nutracéutica y cosmecéutica". Su uso es una alternativa
sostenible al colágeno derivado de la piel y huesos procedente de
mamíferos terrestres como bovinos y porcinos, expone José Tena,
investigador principal del proyecto y director del IMEDMAR-UCV.
Paralelamente, las proliferaciones o 'blooms' de medusas han aumentado
en frecuencia e intensidad en las últimas décadas, debido a factores
como el cambio climático y la sobrepesca. Uno de los sectores más
perjudicados es el pesquero, pues la obstrucción de las artes y redes de
pesca, la mortandad de las capturas, el aumento del tiempo de pesca y
el consumo de combustible afectan a los pescadores artesanales que
operan cerca de la costa con barcos de dimensiones reducidas y que
utilizan, entre otros artes, las redes de enmalle y trasmallo.
Es por eso que el proyecto busca utilizar estas capturas accidentales
de medusas. "No podemos desperdiciar este recurso de alto valor, sobre
todo en el marco de políticas de economía circular y residuo cero",
apunta Ainara Ballesteros, investigadora del IMEDMAR-UCV.
Debido a los cambios que se observan desde hace años en los ciclos de
vida y la dinámica poblacional, el proyecto COLMED colaborará con la
plataforma de ciencia ciudadana marina Observadores del Mar y Proyecto
Alerta Medusas para complementar la base de datos sobre presencia y
ausencia de estos organismos en la Comunitat Valenciana y Cataluña y
analizar así las tendencias de las poblaciones frente al cambio
climático.
"La fase adulta de estas especies estaba presente
entre julio y septiembre años atrás y ahora las estamos viendo desde
abril hasta noviembre", señala la investigadora del ICM-CSIC Macarena
Marambio.
El equipo de investigadores del proyecto COLMED
trabajará en colaboración con las cofradías de pescadores de Moraira y
de Xàbia en la Comunitat Valenciana y El Port de la Selva, Cadaqués y
Roses en Cataluña. Las cofradías serán las encargadas de extraer,
recolectar y almacenar las medusas.
Se realizarán jornadas de
capacitación para elaborar planes de gestión del recurso consensuados
entre ambos colectivos y asegurar así la integridad de las capturas en
los procedimientos biotecnológicos.
"En los últimos años, los pescadores
de algunas cofradías nos preguntaban si podíamos utilizar las medusas
que pescaban como un recurso alternativo a su actividad para
complementar su fuente de ingresos", explica Josep-Maria Gili,
investigador del ICM-CSIC.
El proyecto COLMED se desarrolla
con la colaboración de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la
Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través del Programa
Pleamar, y se cofinancia por la Unión Europea por el Fondo Europeo
Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA).
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