HUELVA.- El sociólogo e investigador de la
Universidad de Huelva Iván Rodríguez, junto con la también socióloga
Marta Martínez, ha llevado a cabo el estudio 'Infancia confinada', en el
que se muestra cómo está afectando la crisis del Covid-19 a niños y
adolescentes. Entre las conclusiones del estudio, destaca que más de un
94 por ciento de los menores encuestados han declarado la necesidad de
acatar el confinamiento y han señalado su preocupación por sus abuelos.
Así, 'Infancia confinada' es el título del proyecto de
investigación que han llevado a cabo los sociólogos Marta Martínez Muñoz
e Iván Rodríguez Pascual, junto a la abogada Gabriela Velásquez,
habiendo sido prologado por Luis Pedernera, presidente del Comité de
Derechos del Niño de las Naciones Unidas.
Un trabajo que ha desgranado en el ciclo 'Diálogos UHU' por Iván
Rodríguez, profesor de la Universidad de Huelva (UHU) especializado en
el estudio sociológico de la infancia y las nuevas tecnologías.
Esta iniciativa que ha tenido el objetivo de conocer cómo ha
vivido este tiempo este colectivo particularmente confinado. "Intuíamos,
porque es algo típico de la sociedad española, en la que está
normalizado el gesto de invisibilizar a niños, que no iba a ver muchas
iniciativas dirigidas en este sentido", ha explicado.
La metodología seguida partió de un cuestionario online que se
lanzó por redes sociales el pasado 21 de marzo, --una semana después de
que comenzara formalmente el confinamiento--, para conseguir respuestas
anónimas de niños de entre 10 y 14 años.
Un cuestionario que, como afirma Iván Rodríguez, "era muy
abierto". Es decir, los niños podían expresarse con "bastante libertad y
sin límite de extensión a preguntas muy básicas".
En total, el estudio ha logrado recabar la opinión de 425 niños y
niñas en una franja de edad un poco más amplia de lo que estaba previsto
en un principio, puesto que han participado chavales de entre 8 y 17
años, aunque el 90 por ciento de las respuestas se centra en los
situados entre los diez y los 14 años.
Además, se ha logrado cubrir casi todo el territorio nacional,
dado que han contestado niños de casi todas las comunidades autónomas,
si bien, el 70 por ciento procede de Madrid, Andalucía, Comunidad
Valencia y Cataluña, que se unen a casos sueltos de lugares como Ceuta o
Canarias.
"El estudio tiene un carácter exploratorio, debido a que no se
trata de una muestra formal o estadísticamente representativa en el
sentido estricto del término. Pero sí es cierto que es el único estudio
que se ha interesado por conocer la situación de niños y adolescentes en
el confinamiento desde un plano social y cultural", ha remarcado.
"Es el único espacio científico que les ha animado a expresarse,
por lo que creo que tiene un gran valor exploratorio que compensa todas
estas limitaciones. Hay que tener en cuenta que los investigadores
estábamos lejos de nuestros puestos de trabajo, con medios privados y lo
hemos llevado a cabo en un tiempo récord, puesto que se ha completado
prácticamente en cinco semanas", concreta Rodríguez.
En cuanto a los resultados obtenidos por el estudio, su
responsable asegura que "las conclusiones son las que encontramos
habitualmente después de dos décadas trabajando con niños y
adolescentes".
La población adulta tiende a imaginarlos desconectados de
la realidad, pero "son mucho más conscientes de lo que suponemos". Por
ejemplo, más de un 94 por ciento de ellos ha declarado la necesidad del
confinamiento, por lo que hay un compromiso y un acatamiento muy
mayoritario del mismo".
Por otra parte, los participantes en el cuestionario también son
conscientes de la gravedad de la crisis actual, puesto que "muchos temen
que sus padres pierdan el empleo en unos meses, les preocupa que en la
familia no haya suficiente dinero y, sobre todo, son chavales que han
estado muy empáticamente conectados con las personas que han dejado de
ver". En concreto, resaltaría el caso de los abuelos y las abuelas.
Hay una preocupación constante en los niños sobre qué va a pasar
con sus abuelos. Por supuesto, "piensan en el virus, la muerte,
etcétera, pero su principal inquietud se refiere a sus abuelos, si están
sintiendo soledad por no poder estar con ellos y el resto de su
familia", aclara este investigador de la UHU, que recuerda que, "en la
sociedad española, los abuelos y abuelas son muchas veces padres
vicarios, es decir, que están asumiendo la carga de trabajo de la
crianza de sus nietos".
Y, de repente, el confinamiento ha venido a cercenar esa relación
que era tan intensa. "Probablemente, creo que la gente no imagina cuánto
han echado de menos estos niños y adolescentes a estos familiares", ha
agregado.
Al mismo tiempo, en el estudio se detalla que la familia, en
general, es también la principal fuente de alegría de los chavales.
Según apunta Iván Rodríguez, "cuando les preguntas en qué se apoyan esos
días en los que se sienten un poco peor por estar encerrados, muchos
nos responden que en la relación con sus padres, su familia, la
convivencia con sus hermanos y, algunos, incluso, nos dicen que la
mascota".
Otro de los datos de interés detectado es que "los niños son seres
bastante resilientes, puesto que la mayor parte de ellos dicen que han
estado tranquilos durante el confinamiento, pues entienden esta
situación".
Los investigadores han indicado que han detectado cómo los
sentimientos de preocupación y tristeza han aparecido con relativa
frecuencia en sus vidas. Por tanto, han detectado ese ánimo un poco
depresivo o triste que genera el confinamiento". Entre los sentimientos
negativos resaltados en estos días también se encuentra el aburrimiento,
que ha aparecido de forma frecuente en este sector de la población.
Especialmente preocupante resulta un pequeño grupo por necesitar
una particular atención, debido a que su satisfacción con la vida ha
decrecido durante este tiempo. Son niños con una peor relación con sus
padres, que discuten con cierta frecuencia con ellos, que se encuentran
en familias con una mayor preocupación económica por tener un estatus
socioeconómico más modesto.
En definitiva, el investigador ha hecho hincapié en que de esto
hay que aprender que "hay que escuchar a los niños", al tiempo que ha
recordado que este colectivo ha sido crítico con las tareas escolares.
Es "abrumador" el volumen de niños que dicen que las tareas
escolares son demasiadas, que están exhaustos, que muchas veces "no
consiguen acabarlas y que esto de que los colegios de repente se esfumen
y las casas se conviertan en aulas, no funciona".
Del mismo modo, Iván Rodríguez expone en este ciclo de 'Diálogos
UHU' que la sociedad debe estar orgullosa de cómo queda retratada la
población infantil y adolescente en este estudio, pero considera que,
cuando acabe esta crisis, es cuando comenzará el problema.
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