BARCELONA.- La creencia de que la llegada de la primavera ayudará a contener el coronavirus no
tiene fundamento y puede ser contraproducente al crear una falsa
sensación de seguridad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y
las principales organizaciones científicas que monitorizan la evolución
de la epidemia, resume hoy La Vanguardia.
Los epidemiólogos de la OMS y de los centros de control de enfermedades de Europa y EE.UU. no descartan que el virus del Covid-19
tenga una estacionalidad como el de la gripe. Pero al tratarse de un
virus nuevo “aún no sabemos cuál será su comportamiento en diferentes
situaciones climáticas”, advierte Michael Ryan, director ejecutivo del
Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS.
Con lo que se sabe hasta ahora, “es una falsa esperanza decir que el
virus desaparecerá” cuando llegue el buen tiempo, declaró Ryan el 6 de
marzo en una rueda de prensa. “No podemos hacer esta suposición”.
Según
la OMS, deben continuar las medidas de contención del virus sin
presuponer que le afectarán los cambios de estación.
Fue el Virólogo en Jefe de EE.UU., Donald Trump, el primero
en pronosticar en un tuit el 7 de febrero que el coronavirus se “iba a
volver más débil, y después desaparecer […] a medida que el tiempo
empiece a ser más cálido”.
El pronóstico es verosímil si se presupone que el virus del
Covid-19 tendrá un comportamiento similar al de otros virus
respiratorios como el de la gripe. Sin embargo, los motivos de la
estacionalidad de estos virus se desconocen.
Uno de los escasos estudios sobre la cuestión descubrió en 2007 que el virus de la gripe se transmite mejor en condiciones de poca humedad y baja temperatura.
Otra posible explicación es que la radiación solar ultravioleta daña
los virus, de manera que resisten menos tiempo al aire libre en verano.
Una tercera posibilidad es que en invierno los ciudadanos pasan más
tiempo en lugares cerrados que favorecen los contagios.
Aun así, la pandemia de gripe A del 2009, cuando surgió un
nuevo virus frente al que nadie estaba inmunizado, se inició en
primavera y se mantuvo en verano. El coronavirus del MERS, que causa
neumonías, no tiene estacionalidad.
Y el nuevo coronavirus del Covid-19,
aunque ha circulado sobre todo en zonas de clima templado, también lo
ha hecho en países más cálidos como Irán y Singapur.
El hecho de que
prolifere en el interior del cuerpo humano y sobreviva a la fiebre
demuestra que el calor por sí solo no es suficiente para inactivarlo.
Con estas incógnitas, “no tenemos razones para pensar que
el virus se comportará de manera diferente a temperaturas diferentes”,
declaró el 5 de marzo en rueda de prensa Maria Van Kerkhove, directora
técnica del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS. “Sólo
conocemos este virus desde hace unas ocho semanas, no sabemos mucho
sobre él”.
En esta misma línea, el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades indica en su web que
“no se sabe si la transmisión dentro de la Unión Europea se reducirá de
manera natural durante el verano en el hemisferio norte”.
Según ha declarado a National Geographic David Heyman,
especialista de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres
que tuvo un papel decisivo en el control en el control del coronavirus
del SARS en 2003, “el riesgo de hacer predicciones sin una base de
evidencia científica es que, si resultan ser falsas, podrían tomarse
como ciertas y dar una falsa sensación de seguridad”.
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