MADRID.- La industria cárnica no es transparente.
Lo que ocurre en las granjas intensivas y en los mataderos se intuye,
pero no se precisa. Tanto es así, que las muestras de maltrato que
llegan a los ojos de los consumidores vienen de la mano de investigaciones arriesgadas elaboradas por colectivos animalistas o periodistas que, cámara en mano, se cuelan en granjas y mataderos para retratar la barbarie. Hay también trabajadores como Manuel G. Pereira
que, cargados por el hastío de una rutina violenta, se ven obligados a
escapar de la culpa con denuncias abiertas en forma de libro, relata hoy
Público.
Para
combatir esta creciente concienciación social y limpiar la imagen del
sector, las empresas y grupos de presión elaboran sus propias campañas de marketing. Este es el caso de Interporc, la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca
que representa a todos los elementos de la cadena de valor de la
producción de carne de cerdo.
Con las denuncias de maltrato sonando en
medios de comunicación y redes sociales, Interporc creo su propio sello de calidad,
con el cual se garantiza, entre otras cosas, que el producto que se
ofrece a los consumidores está elaborado en base a los criterios de
bienestar animal.
Sin embargo, un informe veterinario elaborado por la Fundación Igualdad Animal revela que este estandarte es "insuficiente" y no certifica que se cumpla con los criterios de bienestar animal.
El informe veterinario, al que ha tenido acceso Público, explica
que los criterios establecidos por la industria porcina no suponen "un
plus de bienestar animal" sino que se limitan a cumplir con los
requisitos mínimos marcados por la ley.
De hecho, el sello de bienestar
de la industria permite que las cerdas utilizadas para la reproducción
puedan estar enjauladas hasta 20 semanas –5 meses al año–, lo cual, según Igualdad Animal, va en contra de los "los principios generales de bienestar animal de la Organización Internacional de Sanidad Animal (OIE)".
Asimismo, el
reglamento permite, según demanda el informe veterinario, que animales
de hasta 110 kilos puedan estar en una superficie de tan sólo 0,65 m2 en
los sistemas de producción de "Tipo 1" (el más básico en cuanto a
derechos de los animales), lo cual va contra la libertad de movimiento
del animal establecida por la OIE.
El análisis veterinario de Igualdad Animal también
pone en evidencia los "criterios de aceptación" que permiten que hasta
el 20% de los animales puedan tener dificultades respiratorias.
"La
dificultad respiratoria en granjas de porcino está provocada, en buena
medida, por diferentes de tipos de procesos neumónicos. Algunos de estos
procesos neumónicos son clasificados por expertos en etología como
procesos muy dolorosos en los animales, llegando incluso a compararlos
con el dolor provocado por una fractura",
explica el informe firmado por el veterinario Alfonso Senovilla
Labrador, que califica esta realidad como "otra prueba más de que es un
programa ineficaz para asegurar el bienestar de los animales".
El reglamento de
Interporc también permite, para lograr conseguir la máxima puntuación
del certificado de bienestar, que un 5% de los animales padezcan
prolapso rectal o uterino, lo cual, según los veterinarios, provoca un
"gran dolor" en los animales. Así, los expertos de la fundación
animalista consideran que permitir este porcentaje de cerdos con
dolencias "es incompatible con el aseguramiento del bienestar animal".
El sistema de
castración planteado por Interpoc también es puesto en duda por el
informe veterinario. La industria cárnica permite para alcanzar la
puntuación de bienestar animal que se esterlice sin anestesia a los
cerdos que tengan hasta siete días de vida. A ello, se debe sumar que se
permita que "personal no veterinario" lleve a cabo las prácticas de recorte de dientes o corte de rabo.
Por lo que se
refiere al transporte de los animales para el proceso de sacrificio, el
documento considera que el reglamento "no mejora sustancialmente ni protege a los animales más allá de lo que marca la ley".
"Este sello es una
operación de marketing y un lavado de imagen de la industria del cerdo
ante la creciente sensibilización social hacia los animales", opina la
directora de Igualdad Animal, Silvia Barquero. "El informe veterinario demuestra que este sello no puede garantizar el bienestar de los animales", agrega.
Este diario (Público) ha tratado de ponerse en contacto con la organización
Interporc para conocer su visión sobre el análisis veterinario realizado
por Igualdad Animal, pero no ha obtenido respuesta al respecto.
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