ALMERÍA.- Las autoridades australianas han acordado prohibir totalmente las encimeras de piedra artificial como las de aglomerados de cuarzo que fabrican la israelí Ceasarstone (mayoritaria en el país austral) o Cosentino, la multinacional fabricante del Silestone con sede en Cantoria. El acuerdo supone prohibir no solo la fabricación, sino también la instalación o la importación de este material, y será efectivo a partir del próximo 1 de julio, según elDiario.es.
Después de que el Gobierno australiano tomara la decisión de prohibir las encimeras de piedra artificial debido al alto número de trabajadores afectados por silicosis, ahora es la multinacional Ikea la que se suma y elimina de la venta las tablas y productos de piedra artificial del tipo silestone, según recoge por su parte el digital almeriense Nuevo Diario.
Australia ha sido el primer país que se ha concienciado con este problema sanitario que en la comarca almeriense del Almanzora donde Cosentino tiene la gigantesca fábrica no tardará en convertirse en una pandemia.
Muestra de ello es el aumento de los casos conocidos y otros no sumados a las estadísticas silenciados con indemnizaciones para, según fuentes de los trabajadores, en diversos casos mandarlos a la urbanización de Macenas en Mojácar donde el responsable de la multinacional esta construyendo un gran complejo turístico.
La prohibición en el país austral afecta no solo a la fabricación, también a la importación de estos productos por lo que las tablas de Silestone, buque insignia de la multinacional almeriense Cosentino ya no podrá venderse en dicho país, después de confirmarse lo que desde hace años Nuevodiario en solitario ha venido publicando.
Pues la multinacional almeriense ha contado con el apoyo de la mayoría de los medios de comunicación, de algunos médicos, de la mutua, de Apsa, asociación que nació para la defensa de los afectados y ahora vive del aporte económico que recibe de Cosentino, de las autoridades locales y autonómicas que lo han venido escondiendo y que no es otra cosa que el daño que provoca el manipulado de este material en los pulmones de los trabajadores que fabrican o manipulan este material, así como en los habitantes de la comarca que, por su cercanía con la fabrica o la deficiente existencia de medidas protectoras, hayan podido respirar el polvo evacuado durante años que el aire repartía, o los presuntos vertidos de lodos con sílice y productos químicos utilizados para la fabricación del Silestone en vertederos a cielo abierto o en ramblas que las lluvias arrastraban hasta el río Almanzora y de allí al pantano del mismo nombre, cuyas aguas los habitantes del Levante consumen.
La decisión de Ikea muy aplaudida por los enfermos no lo ha sido tanto ni para Apsa que no ha dudado en criticarla, ni para los representantes sindicales de la multinacional que la ven como una medida desproporcionada, seguramente porque alguno que otro de los delegados sindicales se han convertido en unos privilegiados por el puesto de trabajo que hábilmente la empresa les ha asignado alejados del polvo asesino.
Una medida que, previsiblemente, la multinacional sueca muy concienciada con los estándares de seguridad en materia de condiciones ambientales y laborales expanda poco a poco al resto de tiendas.
La prohibición, que se ha dado a conocer esta semana, sigue la recomendación emitida hace apenas un mes por Safe Work Australia, la agencia de seguridad en el trabajo, que había concluido que el aumento “drástico” de la silicosis en los trabajadores australianos está relacionado con la fabricación, el corte y el manipulado de las encimeras de piedra artificial (no con su uso cotidiano en la cocina).
Las únicas excepciones se concederán para retirar, reparar o hacer pequeñas modificaciones en las encimeras ya instaladas, cuya seguridad para los usuarios nunca ha estado en cuestión.
El acuerdo se ha adoptado por unanimidad de los ministros de Salud y Seguridad Laboral de los seis Estados australianos, que han valorado el aumento “sustancial” de la silicosis y enfermedades relacionadas, “con un número desproporcionado de diagnósticos” entre quienes trabajan con piedra artificial.
También subrayan que el polvo generado al procesar este producto es más dañino, y contribuye a que las enfermedades sean más rápidas y graves. En el documento se recuerda que “no existe evidencia científica de un umbral seguro de contenido de sílice cristalina”.
Los ministros constatan que la silicosis se puede prevenir, pero concluyen que la legislación no basta para proteger a los trabajadores debido a “una falta persistente de cumplimiento de las obligaciones y responsabilidades” en la industria.
Ante la falta de cumplimiento efectivo de las medidas de prevención, optan por prohibir el producto para evitar que la epidemia de silicosis, una enfermedad sin cura y mortal, vaya a más.
Australia es el primer país en adoptar una legislación tan restrictiva para un producto que está generando graves problemas también en otros países de habla inglesa como Estados Unidos o Reino Unido.
En España, la epidemia de la silicosis de los aglomerados de cuarzo afecta al menos a 1.856 trabajadores, contabilizados desde 2007 a 2019, pero esta cifra no recoge todos los casos y los expertos creen que son bastantes más.
Opiniones en España al respecto
Entre las principales asociaciones de afectados en España hay división respecto a la valoración de la medida. “Es una gran alegría. Por fin un Gobierno se da cuenta del daño que hace este tipo de material”, comenta Ismael Aragón, presidente de la Asociación de Afectados y Enfermos de Silicosis (ANAES), una entidad surgida en 2008 con los primeros casos aparecidos en la provincia de Cádiz.
“Lo dicen los estudios: no es sólo el sílice, sino que lleva componentes que lo convierten en un cóctel molotov que mata gente. Gente joven”, comenta Aragón, que necesita oxígeno para dormir, perdió a un primo y tiene catorce familiares enfermos. Para él, la única solución es prohibir las encimeras de piedra artificial e insta a las empresas a que trabajen con otros materiales porcelánicos que no causan silicosis: “No sé qué esperan para prohibirlo aquí en España. Creo que sólo ven el lado económico”.
En cambio, Francisco Torrico, presidente de la Asociación de Perjudicados por la Silicosis en Andalucía, lamenta que se haya adoptado una solución tan drástica. “Australia dice que como no son capaces de controlar que se trabaja con garantías, prohíben el producto. No es razonable: se deben agotar las posibilidades antes de prohibir un producto que además tiene mucha demanda”.
De fondo, late la preocupación de que la prohibición impacte de lleno sobre una gran multinacional andaluza y el tejido económico y social de la provincia de Almería. “Estamos preocupados, porque Cosentino emplea a 4.000 personas, se sostiene sobre las exportaciones y esto puede afectar a la producción. Y no hay alternativa en la comarca”, señala Juan Carlos Lebrón, secretario de Relaciones Institucionales, Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT Andalucía.
“Está claro que se ha hecho mal. No se utilizaban los EPIs y medios de prevención, y tienen que responder ante la ley e indemnizar a los trabajadores”, dice. “Pero lo que exigimos es que se cumpla normativa. Hay que invertir más dinero en prevención y vigilancia de la salud, y Cosentino debe buscar nuevos materiales menos peligrosos”.
Condenado en febrero
Igual que en España, la popularidad de este tipo de encimeras en Australia creció exponencialmente a mediados de los años 2000. Las primeras voces de alarma llegaron a finales de la primera década, y desde mediados de la década siguiente las cifras de enfermos no han dejado de crecer, especialmente entre trabajadores jóvenes de entre 30 y 40 años que entraron en el mercado laboral hace veinte años, tal y como contó elDiario.es en este reportaje.
Muchos de ellos quedan incapacitados para trabajar o para actividades cotidianas como subir escaleras, hacer deporte o trasladar pequeños pesos por la reducción de la capacidad pulmonar; otros ya han fallecido.
Cosentino, que creció hasta convertirse en multinacional de la mano del Silestone (que llegaba hasta el 95% de sílice cristalina), asegura que toda su producción está ya por debajo del 40%, y que su objetivo a corto plazo es que todos los colores estén disponibles con menos del 10% bajo la gama HybriQ10, que ahora supone ya en torno al 20%.
El pasado febrero su fundador y presidente, Francisco Martínez-Cosentino, llegó a un acuerdo con la Fiscalía de Vigo para admitir su culpabilidad por no advertir del riesgo del Silestone a cinco trabajadores que hoy sufren silicosis. Fue condenado a seis meses de prisión por cinco delitos de lesiones graves, y aún tiene pendiente una segunda sentencia en la que se dirimirán hechos parecidos.
En el país austral el gigante de las encimeras es Caesarstone, que dice estar “profundamente decepcionado” por la prohibición, basada en un razonamiento “defectuoso” y que no afronta la causa real del incremento de la silicosis, según recoge el medio australiano ABC. Sindicatos y organizaciones de salud la han aplaudido.
Comunicado Ikea Australia
Ikea Australia trabaja con proveedores para suministrar e instalar encimeras de piedra artificial.
Trabajamos estrechamente con estos proveedores para garantizar que se sigan los más altos estándares de seguridad en materia de condiciones ambientales y laborales.
Hemos estado monitoreando el problema, incluido el reciente análisis y recomendación de Safe Work Australia sobre los riesgos asociados con los productos de piedra artificial.
Ikea Australia comenzará el proceso de eliminación gradual de los productos de piedra artificial de nuestra gama local, antes de que el gobierno tome medidas.
Las encimeras de piedra reconstituida forman solo una parte de la gama Ikea y hay muchos materiales alternativos disponibles.
Apoyamos firmemente un enfoque alineado a nivel nacional por parte de los gobiernos para brindar claridad y garantizar una acción coordinada en todo el país.
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