Con todo, el principal problema que enfrentan Cosentino y otros productores es la crisis reputacional y el posible efecto dominó hacia otros países en los que la preocupación por la silicosis de los trabajadores de la industria es creciente. Antes de conocerse la sentencia, la prensa económica había publicado la intención de Cosentino de salir a Bolsa. Desde entonces, nada se sabe de esos planes.
La multinacional almeriense había puesto el énfasis ante las autoridades australianas en la necesidad de reforzar la seguridad en los entornos laborales, implementando medidas que eviten la generación, dispersión e inhalación de polvo respirable, que es el vehículo que traslada las partículas de sílice cristalina a los pulmones de los trabajadores.
“Consideramos que una regulación adecuada, que ataque el foco del problema de la seguridad en el centro de trabajo de forma definitiva, es imprescindible ya que se puede trasladar una falsa imagen de seguridad”, subraya ahora la empresa española en un comunicado remitido a elDiario.es.
La nueva regulación australiana admite aquellos productos con “trazas de sílice cristalina (menos del 1%)”. Además, contiene una excepción abierta a nuevos productos que Safe Work Australia y los reguladores evalúen positivamente “basándose en la provisión de evidencia convincente que demuestre que estos productos pueden usarse de manera segura”.
En el sector se interpreta como una mano tendida para proponer nuevos materiales que cumplan con los criterios de seguridad.
Safe Work Australia ya había propuesto la prohibición total entre las tres opciones que había considerado: prohibición total, prohibición de productos con más del 40% de sílice libre cristalina o sistema de licencias.
Sin embargo, había cundido la idea de que la presión del sector de la Construcción haría que finalmente los reguladores no llegaran tan lejos, optando por una prohibición limitada y el refuerzo de los sistemas de control.
Este era también la preferencia de Cosentino, que había advertido del “riesgo de disrupción en el mercado inmobiliario y de la construcción”, con consecuencias en el mercado laboral.
La empresa española abogó ante Australia por fijar límites a la piedra artificial con más de un 40% de sílice cristalina y más seguridad en los centros de trabajo. Ahora asegura que corrigió su posición y admitía una prohibición de materiales que superen el 10%.
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