sábado, 25 de abril de 2020

Bancos centrales, protagonistas necesarios / Ángel Tomás *

Aunque la pandemia está siendo de mayor duración de lo previsto y desconozcamos cuándo quedará dominada y sin poder de contagio, se está iniciando un ligero descenso esperanzador. 
 
Sin duda, la pandemia será superada, pero el confinamiento y la paralización obligada de casi toda la actividad de la economía global como una de las medidas necesarias implantadas ha ocasionado un descenso del consumo hasta ahora desconocido, un desempleo gravísimo insoportable y un desequilibrio financiero de urgente superación. 
 
En conjunto, las consecuencias han desembocado en un empobrecimiento que ha de superarse sin pérdida de un solo día.

Un nuevo plan de relanzamiento de la actividad económica ha de ser concebido, estructurado y puesto en acción, y debe constar de dos partes. La primera, constituir un ente internacional financiero, compuesto por bancos centrales emisores, responsable de la creación del fondo global necesario de aplicación internacional, para apoyo y base del relanzamiento económico de los Estados miembros del ámbito territorial de los bancos centrales.
 
 La segunda, utilizar las redes bancarias privadas de cada Estado para la selección de empresas de los distintos sectores económicos necesitados de la ayuda financiera para reanudar la actividad habitual innovada; condicionada a la readmisión de la plantilla de empleados. 
 
La red de banca privada cumplirá con las condiciones que se le impongan por el Ente Internacional, que gozará de todos los derechos de control sobre el destino y gestión de los fondos de reactivación facilitados. La intervención política de cada Estado no podrá imponerse, que dispondrá de un representante en el seno del Ente.

La recién destruida estructura económica, tanto global, como internacional y nacionales, ya no tienen viabilidad, puesto que cambiarán los sistemas de vida y las relaciones políticas y comerciales. 
 
Sería necesario conseguir la unión a tal fin de los grandes bancos centrales emisores que más adelante se proponen, objetivo a promover por los gobiernos de quienes dependen, abandonando las actuales diferencias, personalismos y actuaciones perversas encaminadas sólo al beneficio político y dominio de los mercados. 
 
La rehabilitación del estancamiento económico y empobrecimiento social requiere la unión de Estados y la activación de soluciones rápidas y efectivas. 
 
De lo contrario, convertiríamos a la humanidad en Estados de pobreza, hambre y conflictos incontrolables. Tal vez la idea de unión política y como consecuencia la de los bancos centrales pueda ser una utopía, pero no aportar ideas resolutivas posibles y seleccionar la más ventajosa para el bien general formaría parte de sistemas pasados.

Primera fase

Sin apoyo de los bancos centrales emisores no hay solución, ni incluso para los países mejor situados. Para cumplir el objetivo que se pretende, lo ideal sería que el Ente lo compusieran en la constitución los siguientes bancos: Fondo Monetario Internacional (FMI), Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Banco Central Europeo (BCE), Banco Central de China, Banco Central de Japón y Banco Central de Rusia. 
 
La renuncia a la incorporación de alguno de ellos por razones de negativa política o intereses económicos diferentes, y la incorporación de alguna otra nacionalidad aceptable, no debería ser motivo de desunión.

El equipo de dirección de los bancos citados cuenta con profesionales del más alto nivel y de información analítica de los mercados de su influencia, a la que habría que incorporar otro estudio analítico de la coyuntura y repercusiones ocasionados por la larga paralización de la actual crisis por estados del área total, a los que hay que sacar del empobrecimiento creciente y veloz, mediante la aportación adecuada de fondos de salvamento. 
 
Sin duda, el lanzamiento masivo de financiación, en una gran parte no recuperable, necesitará posteriormente un nuevo sistema de ajuste de paridad de las divisas, que también cambiará las relaciones comerciales internacionales.

Segunda fase

Los bancos centrales no tienen como misión la gestión comercial financiera directa, que una vez terminados los estudios expuestos y concretadas las asignaciones por Estados tendrán que servirse de las distintas redes bancarias de financiación para las ayudas directas a las empresas. La banca comercial de las distintas nacionalidades y su banco central del que dependen estarían controlados y asesorados en exclusiva por el Ente, único camino de alcanzar los objetivos imprescindibles de rehabilitación de forma ordenada, justa y eficaz.

El problema básico provocador del mayor de los desastres y de más difícil y lenta recuperación es el desempleo a niveles nunca conocidos. La solución es acuciante, pero necesita fondos financieros suficientes y de rápida disponibilidad que posibilite la reactivación de la actividad del conjunto empresarial, única forma de solucionar el problema de supervivencia, ya que el Estado no forma parte de la estructura económica, el presupuesto oficial no cuenta con capítulos para ello y el déficit alcanza el 100% del PIB. 
 
La casi paralización de la actividad en todos los mercados ha provocado una situación económico-financiera que aleja también la posibilidad de una recaudación tributaria extraordinaria urgente de impulso a la rehabilitación.

La adjudicación de los fondos extraordinarios, una vez conseguidos, requiere un sistema de aplicación ordenada previa preferente, pues la caída de la demanda se reactivará de forma escalonada y progresiva, pero lenta por la escasa disponibilidad de los hogares. 
 
Por tanto, las primeras actividades que reciban fondos de apoyo deben ser: comercios y grandes superficies de venta directa al consumidor, transporte, servicios preferentes y de distribución e industria alimentaria, de productos de primera necesidad y sanitarios. 
 
Debido a que el comercio de venta directa carece de circulante para nuevos aprovisionamientos, sus proveedores deben recibir fondos de apoyo que permitan el servicio con cobro a largo plazo escalonado temporal.

La siguiente aplicación de efectivo debería ir dirigida a la protección de la exportación, del turismo y de la industria alimentaria, para continuar posteriormente con el resto de la industria productiva.

Recapitalizando el sistema financiero, dotando del circulante perdido a los sectores empresariales y reduciendo en lo posible el gasto público y las obligaciones fiscales durante un semestre, se iniciará la reactivación económica global de manera progresiva, adaptando la gestión empresarial a un cambio innovador, obligado por una nueva e inevitable forma de vida, consumo y previsión una vez superada la actual e histórica crisis.
 
 
 
(*) Economista y empresario

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