MADRID.-
El Ejército de Tierra
ha prohibido a los militares que luchan contra la COVID-19 volver a sus
domicilios después de sus turnos de trabajo, unos desplazamientos que
se autorizaron en principio pero que han motivado que alguno haya sido
multado con hasta 600 euros por incumplir el decreto de alarma.
Los militares, afirma la Asociación de Tropa y Marinería Española
(ATME) en un comunicado denunciando esta decisión, tienen la obligación
de fijar su residencia habitual en el lugar donde están destinados,
pero muchas veces viven en otras localidades.
Este
ha sido el caso de algunos miembros de las Fuerzas Armadas que trabajan
en la operación Balmis de lucha contra el virus que estos días, después
de cumplir turnos de hasta una semana seguida, regresaban a sus hogares
para pasar allí sus jornadas descanso.
Lo
hacían, ha explicado Marco Domínguez, de la asociación Militares
con Futuro, cumpliendo una orden anterior del Ejército de Tierra por la
que se permitían estos desplazamientos cumplimentando un escrito que les firmaba un superior y les valía de justificante.
Sin
embargo, a alguno de ellos este justificante no les ha servido en
controles de carretera y les han impuesto multas de 600 euros.
Después
de estos hechos, el Ejército de Tierra remitió un oficio, al que ha
tenido acceso Efe, en el que se informa de nuevas directrices impartidas
por el Jefe de Estado Mayor General del Ejército (JEME), Francisco
Javier Varela, según las cuales solo se permiten desplazamientos entre
el lugar de residencia y el de trabajo (cuando el municipio de trabajo
tiene que ser el de residencia).
Y
añade la orden que "no se consideran como domicilios habituales los de
residencia familiar o aquellos a los que el personal militar se
desplazaba los fines de semana o periodos de descanso".
En situaciones normales, afirma ATME, no suele existir problema en que
los militares se desplacen "los fines de semanas o periodos prolongados
de descanso",
pero denuncia que ahora "miles de militares se encuentran realizando
turnos de trabajo de varios días continuados, sin horario establecido,
se encuentran con la decisión repentina del Ejército de prohibir los
desplazamientos a otro lugar que no sea la residencia habitual (destino)
y posterior regreso".
Ello ha
provocado, dice ATME, que "miles" de militares hayan "tenido que llamar a
sus familias para decirles que no pueden acudir a sus casas, que no
pueden ir a ver a sus hijos y que no pueden volver a su domicilio
familiar cuando terminan su trabajo, como hacen el resto de los
ciudadanos".
Y añade que los que se encuentran desplazados tendrán que permanecer en
alojamientos logísticos en los que, en algunos casos, comparten
habitación "con dos o tres compañeros más".
González,
por su parte, se pregunta qué va a pasar con las multas después de que
los militares se hayan limitado solamente a desplazarse "cumpliendo unas
indicaciones que vienen de su cadena de mando".
Y
por ello insta al Ministerio de Defensa a que se haga cargo de esas
multas y resuelva el problema, porque "no puede ser" que los militares
"trabajen en un ambiente de inseguridad jurídica.
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