El presidente Pedro Sánchez nos soltó anoche desde La Moncloa un
largo, insufrible y confuso sermón sobre el impacto del coronavirus en
España. Mensaje a la nación con el que el Presidente dio la pésima
impresión de que no sabe bien lo que está pasando ni hasta dónde puede
llegar la epidemia.
Porque hay algo que está muy claro: la crisis del coronavirus en
España va de mal en peor y a gran velocidad. Y como esto es así solo
caben dos interpretaciones: o el Gobierno se equivoca, lo hace mal y
llega tarde y sin la contundencia necesaria con su respuesta
proporcionada en todas partes; o el coronavirus es imbatible a corto
plazo y tenemos que prepararnos para lo peor. Porque hasta el propio
Sánchez reconoce su impotencia cuando dice que: ‘vamos a tener semanas
difíciles’.
Sin embargo, y frente a la actitud de respuesta la moderada a la
crisis nos parece mucho más interesante y razonable la propuesta de la
comisaría de Salud de la Comisión Europea, Stella Kyriakis, que ha hecho
un llamamiento a los gobiernos de los países de la Unión Europea a fin
de que actúen ‘de una manera agresiva’ para frenar la epidemia del
coronavirus sin excluir a las regiones donde el contagio del virus es
menor o incipiente.
Esta advertencia nos pone de manifiesto que el Gobierno y los
expertos en la materia españoles (y de otros países) se han equivocado
con el método de respuesta actual. El que consiste en incrementar las
medidas restrictivas y las preventivas al tiempo que aumentan los casos
de contagio y de manera proporcionada, especialmente en las zonas que
están más afectadas.
Sin embargo lo que quiere decir la comisaría Kiriakis es que hacen
falta medidas radicales y generales para todo el país,
independientemente de si en algunas zonas o regiones hay muchos o pocos
casos de contagio y de muertes. En unos sitios para combatirlo con
dureza y en otros para que no llegue.
Porque el tiempo y los resultados están demostrando que, en contra de
lo que dice con su buena intención el ministro de Sanidad, Salvador
Illa, las respuestas a la progresión del virus no deben ser
‘proporcionales’ como el pregona sino mas bien radicales y en el
conjunto del país.
Estamos en situación de emergencia nacional y las últimas decisiones
del Consejo de Ministros sobre la crisis nos parecen escasas, marcadas
por el exceso de prudencia, parciales e incompletas.
Porque no se trata de atacar exclusivamente el núcleo duro del
‘incendio’ sino de proteger todo ‘el bosque’. Porque está claro que este
virus, como las chispas de este símil del incendio que esparce el
viento por todo monte, no tardarán en abrir nuevos frentes de fuego
agresivo y difícil de dominar.
Por ello se equivoca el Gobierno cuando anuncia que se prohíben
eventos de más de 1.000 personas. Se deberían prohibir todas las
concentraciones numerosas. Como el Gobierno debió de suspender las
manifestaciones feministas del pasado domingo (y no lo hizo por su
interés político). Y otras concentraciones como el mitin de Vox en
Madrid -del que salió contagiado su secretario general Ortega Smith-, y
como se deben suspender las Fallas, decisión anunciada anoche, mal que
les pese a los valencianos.
Estamos ante una emergencia nacional con muchas familias confinadas
en sus casas, empresas medio vacías, colegios y universidades cerradas y
con el pánico añadido que está provocando la acumulación de alimentos
en las casas, instituciones sociales, hoteles, bares y restaurantes. Y a
lo perder de vista el impacto económico que todo esto tiene en España y
en la UE. Un impacto que ha recibido del Consejo de Ministros unas
medidas de apoyos a empresarios, pymes y trabajadores que sin duda les
ayudarán.
Está claro que el Gobierno actúa de buena fe -aunque ha cometido
errores- y que nadie tiene hoy una solución mágica ni la respuesta
apropiada a la crisis, pero también nos preocupa pensar que este
Gobierno no ha visto ni evaluado bien el alto riesgo sanitario y sus
consecuencias económicas y sociales que aún están por evaluar.
No sabemos cómo va a evolucionar todo esto, ni si es posible imaginar
un final de esta crisis a corto plazo. Pero tenemos la impresión de que
ya no hay tiempo para las respuestas ‘proporcionadas’ y que ha llegado
la hora de plantear a la epidemia un ataque frontal.
Una actitud que no vemos en el Gobierno de Pedro Sánchez que ayer nos
leyó un insufrible y largo mensaje de propaganda política, lo que
prueba su confusión y desconcierto. Reiterando Sánchez su apoyo a la
estrategia de la respuesta proporcionada que, visto lo que pasa en
España donde no mejora la situación sino que empeora, que no es la más
la acertada.
Más acertada y razonable nos parece la propuesta de la comisaría
europea Kyriakis que pide una ‘respuesta agresiva’ al virus en todo el
país, incluso en las zonas donde su impacto sea menor. Porque está claro
que si la situación de España empeora sólo caben dos lecturas: el
gobierno lo hace mal; o la epidemia es a corto plazo incontrolable y
exige el pago de un altísimo precio en vidas humanas y en destrozos
relativos al ámbito económico y social.
(*) Periodista
https://www.republica.com/el-manantial/2020/03/10/espana-a-peor-sanchez-no-acierta-o-el-virus-es-hoy-imbatible/
No hay comentarios:
Publicar un comentario