domingo, 3 de mayo de 2020

El Papa alerta del peligro de seguir la voz del maligno y no la de Dios


CIUDAD DEL VATICANO.- Debemos estar atentos a las voces que seguimos. Es este el consejo que nos da hoy el Papa, explicando que está la voz de Dios, que propone y nunca nos obliga, pero también está la voz tentadora que induce al mal, causa ímpetu primero y deja amargura después.

El Evangelio de hoy nos dice que el Buen Pastor llama a las ovejas por su nombre, el Señor nos llama por nuestro nombre, nos llama porque nos ama, pero hay otras voces que no debemos seguir: aquella de los extraños, ladrones y malhechores que quieren el mal de las ovejas. Comentando el pasaje de hoy según San Juan, el Pontífice da las claves para saber diferenciar estas dos voces que “hablan idiomas diferentes” y “tienen formas opuestas de tocar a nuestros corazones”.

¿Cómo podemos distinguir la inspiración de Dios de la sugestión del maligno?

Francisco explica que, por un lado, está la voz de Dios, “que amablemente habla a la conciencia”, y por otro está la voz tentadora “que induce al mal”. La pregunta que nos lanza hoy es: ¿Cómo podemos reconocer la voz del buen Pastor de aquella del ladrón?. El Papa discierne entre estas dos voces: “La voz de Dios jamás nos obliga, Dios se propone, no se impone. En cambio, la voz maligna seduce, agrede, obliga, suscita ilusiones deslumbrantes, emociones alentadoras, pero pasajeras. 
Al inicio suaviza, nos hace creer que somos omnipotentes, pero luego nos deja vacíos por dentro y nos acusa: "Tu no vales nada". La voz de Dios, en cambio, nos corrige, con tanta paciencia, pero siempre nos anima, nos consuela: siempre alimenta la esperanza”. De hecho, dice, "la voz de dios es una voz que tiene un horizonte, en cambio la voz del maligno te lleva a un muro".

El maligno nos induce a temer el futuro y amargarnos del pasado

Otra diferencia que plantea el Papa es precisamente sobre el modo de afrontar la vida. “La voz del enemigo desvía del presente y quiere que nos concentremos en los temores del futuro o en las tristezas del pasado” dice el Papa, de hecho, “hace aflorar la amargura, los recuerdos de los males sufridos, de los que nos hicieron mal”. 
En cambio, la voz de Dios “habla al presente”: “Ahora puedes hacer el bien, ahora puedes ejercer la creatividad del amor, ahora puedes renunciar a los arrepentimientos y remordimientos que tienen prisionero tu corazón”.

Las dos voces suscitan en nosotros preguntas diversas

Aquella que viene de Dios será: "¿Qué cosa me hace bien?". En cambio, el tentador insistirá sobre otra pregunta: "¿Qué cosa me gustaría hacer?". “Que cosa me gustaría: la voz malvada siempre gira en torno al yo, a sus impulsos, a sus necesidades, al todo y enseguida” dice Francisco, mientras que la voz de Dios, “nos invita a ir más allá de nuestro yo para encontrar el verdadero bien, la paz”. Y aquí el Papa hace hincapié en una cosa que es clave para identificar la voz del maligno: “el mal no dona jamás paz, causa ímpetu primero y deja amargura después”.

Prestemos atención a las voces que llegan a nuestro corazón

Por último, el Santo Padre nos pide que siempre nos preguntémonos de dónde vienen las voces que llegan a nuestro corazón y que pidamos la gracia de reconocer y seguir la voz del buen Pastor, “que nos hace salir de los recintos del egoísmo y nos conduce a los campos de la verdadera libertad”. 
Y recordemos los consejos del Papa: “El enemigo siempre preferirá la oscuridad, la falsedad y las habladurías, pero el Señor ama la verdad y la transparencia sincera”, además, el enemigo siempre nos dirá: "Enciérrate en ti mismo, que nadie te entiende ni te escucha, ¡no confíes!”, mientras que el bien nos invitará a abrirnos, a ser transparentes y confiados en Dios y en los demás.

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