BARCELONA.- Vox echa raíces rápido. El partido que este pasado martes se
constituyó con 52 diputados como tercer grupo parlamentario del Congreso
fue el que más rédito sacó a la repetición electoral: en sólo
seis meses consiguió sumar tres millones y medio de votos, casi un
millón más que en los comicios del 28-A. Sin embargo, a la luz del
análisis de los datos, no todos los diputados de Vox llegarán por la
misma razón a ocupar su escaño, recuerda La Vanguardia.
El discurso ultranacionalista y de extrema derecha
arraiga mejor en Murcia, Almería y Castilla-La Mancha, donde registra
porcentajes superiores al 20%. En cambio, tiene dificultades para
penetrar en aquellos territorios que tienen una identidad política propia como Catalunya, País Vasco, Navarra o Galicia, donde los ultras de Vox no alcanzan el 10% de los votos en promedio.
Las particularidades de cada territorio configuran un
escenario donde el tradicional sufragio a la derecha, la tasa de
inmigración y la renta actúan como estimulantes del voto ultra. Por
ejemplo: los veinte municipios donde Vox ha cosechado un mayor
porcentaje de votos cumplen un mismo perfil estadístico: pueblos de la
España vaciada de hasta 150 habitantes, con una población envejecida y
poca inmigración.
Son localidades que históricamente habían votado al PP y
que el 28-A viraron hacia la extrema derecha. El 10-N, Vox volvió a
crecer allí. En general, el voto ultra registra mejores resultados en
aquellos municipios donde el voto de derechas ha sido históricamente más
robusto.
Paradójicamente esta correlación entre voto a la derecha y avance de la
ultraderecha se da especialmente en territorios donde el votante
conservador está más localizado, como en Catalunya o el País Vasco, y
donde, por otro lado, el promedio de voto a Vox es bajo. Este perfil
poco tiene que ver con el que se registra en el sureste de la península,
donde Vox penetra en localidades de mayor tamaño que se caracterizan
por tener mucha inmigración.
En este sentido, la localidad almeriense de La Mojonera es el arquetipo
de este fenómeno: con un 38% de extranjeros, este pueblo de 9.000
habitantes es el lugar con un mayor porcentaje de inmigrantes de toda
España y registra un voto a Vox superior al 38%
Ocurre del mismo modo en Níjar, El Ejido y Balanegra; en
Almería Vox cosecha más votos en aquellas localidades con más
extranjeros. Esta correlación entre el factor migratorio y el voto a la
extrema derecha se extiende de forma generalizada por la costa hacia
Murcia y Alicante. Son ejemplos de ello la ciudad murciana de
Torre-Pacheco o la alicantina de Torrevieja. Este mismo fenómeno se
repite de forma puntual en localidades de otras provincias como es el
caso de la población extremeña de Talayuela o de Recas, en Toledo.
La renta, en cambio, actúa como un arma de doble filo.
Mientras que en determinados contextos se observa que a mayor renta,
más sube el voto a Vox, en otras ocasiones el comportamiento es a la
inversa. Las ciudades de Sevilla y Girona ilustran esta doble realidad.
En Sevilla capital, Vox obtiene mejores resultados en las secciones
censales más ricas, mientras que en las más pobres el voto a la extrema
derecha se mantiene por debajo del 15%.
En cambio, en Girona, a pesar de tener muy poco voto a
Vox, allá donde despunta es en las secciones censales con menor
capacidad adquisitiva, mientras que en las ricas el voto al partido de
Abascal es prácticamente inexistente. No obstante hay interesantes
salvedades, como la de Barcelona, donde el voto a Vox supera el promedio
de la ciudad en los barrios más pobres y también en los más ricos.
Ni la capacidad adquisitiva, ni la inmigración, ni
el voto histórico de la derecha y ni siquiera la identidad nacional son
factores únicos que expliquen el voto a Vox. Pero son aspectos que de
forma conjunta crean un contexto proclive para que el partido ultra sume
votos con más facilidad. Y más votos no sólo significan más escaños
sino también la capacidad de determinar la agenda y el debate político.
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