Hace ya más de cuatro años que
semanalmente vengo escribiendo -más bien reflexionando-, sobre temas de
Europa. Todos los problemas de entonces siguen aún sin resolver:
precariedad laboral de millones de europeos, paro, refugiados, falta de
solidaridad, xenofobia, nacionalismos… Me gustaría volver a gritar que
el Mediterráneo se está convirtiendo en el cementerio de Europa.
Es más, diría que el Mediterráneo no es ya “mare nostrum” sino “cementerium nostrum”.
Va siendo hora, por tanto, de que nos preguntemos el porqué. ¿Y si el
problema no fueran los refugiados ni los millones de parados, sino la
“incapacidad y falta de voluntad” de los políticos para resolver estos
problemas?
Estoy
reflexionando en voz alta y quiero que reflexionéis conmigo. Vayamos al
fondo y a la raíz de los problemas. Ni yo tengo la solución ni
probablemente vosotros la tengáis, pero no podemos quedarnos
estoicamente resignados, como si se tratara de un fatalismo histórico y
no de una situación provocada y consentida por unas personas que tienen
nombres y apellidos.
Utilizar conceptos inapropiados o vacíos de contenido puede acarrear unas consecuencias desastrosas. Calificar de “Unión” europea, algo que ni siquiera es una “comunidad”, siguiendo los conceptos del sociólogo alemán Max Weber, sino una simple sociedad de intereses, ha cubierto de pesimismo todo el continente europeo. La mayoría de los españoles nos sentimos europeos, pero desilusionados con la UE. La UE actual debería ser el proyecto, el camino hacia una verdadera Unión. Pero no.
Utilizar conceptos inapropiados o vacíos de contenido puede acarrear unas consecuencias desastrosas. Calificar de “Unión” europea, algo que ni siquiera es una “comunidad”, siguiendo los conceptos del sociólogo alemán Max Weber, sino una simple sociedad de intereses, ha cubierto de pesimismo todo el continente europeo. La mayoría de los españoles nos sentimos europeos, pero desilusionados con la UE. La UE actual debería ser el proyecto, el camino hacia una verdadera Unión. Pero no.
Los
políticos han escogido el camino falso, el proyecto falso. Y lo han
hecho conscientemente El proyecto de integración europea tiene
actualmente dos caminos: la senda comunitaria, es decir con la Comisión
Europea como presentadora de las propuestas legislativas, con el
Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión como colegisladores, y con
el Tribunal de Justicia como poder judicial. Este sería el verdadero
camino que nos podría llevar a una verdadera Unión.
Pero
este camino está prácticamente descartado, porque la mayoría de las
decisiones de calado no siguen este camino, siguen la vía
intergubernamental, es decir el camino de la consulta no-vinculante al
parlamento Europeo, con la decisión en manos exclusivamente del Consejo o
del Consejo Europeo y una falta de control por parte del Tribunal de
Justicia. Y esta vía no nos lleva a una Unión sino a una confederación
de Estados
El llamado camino intergubernamental ha fracasado y además es anticonstitucional. El Tratado de la Unión habla de “una unión de cada vez más estrecha de los pueblos de Europa”, entendido el término “pueblos” en el sentido de “ciudadanos”, no en el sentido de Estados. No usar los términos jurídicos con propiedad es un fraude de Ley. La Unión Europea no es una unión, lo mismo que los partidos progresistas no tienen nada que ver con el progreso, ni el partido de Ciudadanos debería llevar ese nombre, sino partido de los políticos.
Si los ciudadanos no pintamos nada en la UE, porque nuestros únicos representantes a nivel europeo, es decir el Parlamento Europeo, no tienen nada que decir en los temas importantes, es mejor que desaparezca el concepto de Ciudadanía Europea. El problema fundamental de la UE no son los refugiados, ni los euroescépticos. El problema de la UE es que no es y, a este paso no será nunca, una Unión.
(*) Ex funcionario del Parlamento Europeo
El llamado camino intergubernamental ha fracasado y además es anticonstitucional. El Tratado de la Unión habla de “una unión de cada vez más estrecha de los pueblos de Europa”, entendido el término “pueblos” en el sentido de “ciudadanos”, no en el sentido de Estados. No usar los términos jurídicos con propiedad es un fraude de Ley. La Unión Europea no es una unión, lo mismo que los partidos progresistas no tienen nada que ver con el progreso, ni el partido de Ciudadanos debería llevar ese nombre, sino partido de los políticos.
Si los ciudadanos no pintamos nada en la UE, porque nuestros únicos representantes a nivel europeo, es decir el Parlamento Europeo, no tienen nada que decir en los temas importantes, es mejor que desaparezca el concepto de Ciudadanía Europea. El problema fundamental de la UE no son los refugiados, ni los euroescépticos. El problema de la UE es que no es y, a este paso no será nunca, una Unión.
(*) Ex funcionario del Parlamento Europeo
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