BARCELONA.- Una vez que los hogares están llenos de papel higiénico,
legumbres, todo tipo de pasta y las familias han conseguido calmar la
ansiedad que produjo la declaración del estado de alarma, los
consumidores han puesto las luces largas y ya miran al futuro. Y el
panorama no es nada alentador, según La Vanguardia.
El 78% de los consumidores ya percibe un impacto negativo
en su estatus económico y el 41,6% cree que ese empeoramiento será
duradero, según los datos recogidos el primer barómetro Consumo y compra dentro y fuera del hogar , publicado ayer por Aecoc Shopperview.
Esta negativa sensación ha empezado a impactar en el modo
en que se hace la compra. Si hace tres semanas el objetivo al ir al
súper era acaparar la mayor cantidad de productos posible, ahora el
factor precio vuelve a ser un elemento clave en las decisiones de
compra. “El acopio de alimentos ha pasado a segundo plano y ahora el
consumidor ya teme el impacto de la crisis y vuelve a fijarse en precios
y ofertas”, asegura Rosario Pedrosa, gerente de estrategia comercial y
marketing de Aecoc.
Ese factor precio cobrará mayor importancia en las
decisiones de compra una vez pasado el confinamiento para el 61,3% de
los consumidores, superando al criterio de proximidad, que será básico
para el 58,9%.
Pero la contención y el ajuste del cinturón en el gasto en
consumo no esperarán al final del confinamiento. En la actualidad, el
44,7% de los encuestados ya ha rebajado la frecuencia con la que compra y
también el modo en el que acomete esas compras. El 78,5% de los
consumidores elabora listas para planificar sus compras, una vez que se
ha constatado un incremento en el desperdicio de alimentos en el hogar,
según asegura el 7,8%.
Otra de las tendencias que ha producido ese ajuste del
cinturón en el consumo actual es el incremento de hasta un 23,3% de las
marcas blancas. “Esta tendencia ya se vio en la crisis del 2008. Ahora
el crecimiento no será tan alto como entonces porque en los últimos años
la penetración de las marcas blancas en la cesta de la compra ya había
llegado a superar el 40%, mientras que antes del 2008 era muy inferior”,
explica Rosario Pedrosa.
El 63,8% de los consumidores también asegura que controlará
más sus gastos cuando acabe el confinamiento y el 43,7% afirma que ya
ha retrasado o paralizado alguna inversión a causa de la crisis. Sólo un
26% piensa en recuperar esas inversiones paralizadas y poco más de un
32% tiene en mente invertir en vacaciones este próximo verano. “También
como en el 2008, se repiten tendencias. El 30% asegura que gastará menos
fuera del hogar, el 32% asegura que retomará la práctica de llevarse el tupper al
trabajo en lugar de salir a comer a restaurantes y un 44% gastará menos
en comida a domicilio”, explica Rosario Pedrosa. Una tendencia que ya
ha acusado un fuerte descenso durante el confinamiento, ya que el 65,5%
de los consumidores ha reducido sus pedidos a través de plataformas de
comida a domicilio. Y el 44% asegura que reducirá su inversión en estas
entregas también después del confinamiento.
Otro de los cambios sustanciales que han impactado en el gran consumo durante esta crisis es el incremento de la compra online , que
según los datos recabados por Aecoc ha subido un 20%. “Ha servido para
que mucha gente descubra este canal y seguirá siendo usado después. Pero
hay que puntualizar que el peso de la distribución online en el total
todavía es muy pequeño”, explica Pedrosa. En concreto, según los datos
publicados por la consultora Kantar, ha pasado del 2% antes de la crisis
al 3% actual.
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