jueves, 9 de enero de 2020

Europa debe actuar contra España / José Antich *

No hay otra: el atropello que han sufrido los derechos de Oriol Junqueras por parte del Tribunal Supremo y su última negativa a ponerle en libertad, para que asista a la sesión plenaria de la eurocámara del próximo lunes, respetando así la inmunidad concedida por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, ha traspasado ya las fronteras españolas y concierne de lleno a las autoridades europeas. 

Europa debe actuar contra España sin más dilación a través de uno de los dos caminos posibles, el Parlamento Europeo, cuya mayoría ha sido alterada sin ninguna razón legal, o el mismo TJUE, claramente ninguneado. 

No es aceptable en ninguno de los supuestos lo que está haciendo el Supremo, y es una verdadera tomadura de pelo, reinterpretando las decisiones de la Justicia europea para no dar su brazo a torcer en lo que es una inmunidad de manual de Junqueras, ya que la sentencia fue dictada cuando ya era poseedor de ella.

No por esperada, la decisión del Supremo con Junqueras es menos condenable. A nadie ha sorprendido ya que los precedentes de la actuación judicial no permitían presagiar lo contrario. 

Pero el hecho de que nadie apostara porque la sala que preside el juez Manuel Marchena aceptara lo que el TJUE había dicho, le resta importancia alguna. Al revés: es un ejemplo más de la seguridad que existía en que cuesta más dar el brazo a torcer que dar por perdido lo que instancias superiores han desautorizado. 

Es por todo ello que, en primera instancia, el Parlamento Europeo no puede dejar pasar la flagrante vulneración de derechos de Junqueras, sobre el que no se modifica su situación de prisión en el centro penitenciario de Lledoners. También tendrá que decir la suya el TJUE porque el caso ya ha desbordado claramente las fronteras españolas.

De aquí al lunes, día en que debería estar sentado en su escaño de Estrasburgo, se deben seguir apurando los resquicios legales para revertir la situación de Junqueras. Todos los posibles, sin excepción alguna. 

Porque no hay otra manera de conseguir revertir la situación de injusticia de Junqueras respecto a su no reconocida inmunidad, que dar la mayor difusión posible a lo que está haciendo el Tribunal Supremo. 

También sería conveniente oír la opinión del Gobierno español, aparentemente encandilado con el anuncio de los ministros con cuentagotas y poniendo las primeras zancadillas a sus socios de Unidas Podemos creando hasta cuatro vicepresidencias para diluir la de Pablo Iglesias. 

De eso Pedro Sánchez sabe mucho. ¿Qué ha pasado con aquel mantra de que las sentencias se cumplen y se acatan? Quizás es que solo tenía valor para los tribunales españoles, cuyas sentencias son casi siempre previsibles, y otra cosa muy diferente es cuando se trata de la Justicia europea. 

Y, mientras todo eso sucede, la democracia y la Justicia española se exponen al mundo desnudas. Cada vez más desnudas.


(*) Periodista y director de El Nacional


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