sábado, 4 de enero de 2020

El uso de cajas de seguridad se abre paso ante la incertidumbre de los depósitos

MADRID.- Los bajos tipos de interés que soporta el sector bancario han llevado a algunas entidades a cobrar una parte de sus depósitos. Los clientes, sometidos a la baja rentabilidad de este instrumento ahora próxima a cero–, se plantean salvaguardar sus ahorros a la vieja usanza: en una caja fuerte. El panorama actual afecta sobre todo a los ahorradores conservadores, según Cinco Días.

Entidades como Banco Sabadell estudian cobrar por los depósitos a los clientes institucionales como medida para mitigar el impacto de los bajos tipos de interés. El banco catalán tampoco descarta cobrar a particulares en el futuro. La entidad tiene alrededor de 39.000 millones de euros de depósitos mayoristas, que representan el 36% de los recursos de clientes. Las cajas fuertes no son el producto financiero más rentable, según indican los bancos consultados. Tampoco el más práctico para las empresas por el espacio que ocupan, pero despiertan interés entre los usuarios por su seguridad.
Los principales bancos españoles cuentan con un servicio de cajas fuertes, aunque reconocen que el servicio se encuentra en declive. Banco Santander, que cobra 30 euros por decímetro cúbico, explica que el servicio se ha concentrado con el paso de los años por la reducción de oficinas. BBVA, por su parte, describe su uso como “residual” y ofrece cajas tradicionales (a 20 euros por decímetro cúbico) y robotizadas (4 euros más caras). Fuentes de ese banco indican que no tienen “ninguna señal de un incremento en la contratación de este servicio por los tipos de interés actuales”.

Confidencialidad

  • Contenido secreto. Aunque hay ciertas normas, como por ejemplo no introducir sustancias tóxicas en la caja, lo que haya dentro de ellas es secreto. Solo se tendría que comunicar su contenido si se quiere contratar un seguro adicional, para que la compañía pueda valorar el contenido de la caja.
  • Excepciones. No obstante, aunque no sea necesario declarar el contenido de la caja y sea aparentemente inexpugnable, podría ser abierta si media una orden judicial a raíz de un embargo decretado, por ejemplo, por Hacienda.
  • Robos. Las cajas fuertes son uno de los servicios financieros más vigilados. Los compromisos de las entidades financieras se limitan a asegurar la idoneidad del recinto y la integridad de las cajas, por lo que debe prestar servicios continuados de custodia. En caso de robo, solo si los peritos determinan una negligencia en estos sentidos, el banco tendría que responder.
Desde Banco Sabadell aseguran que “está prohibido guardar efectivo en las cajas de alquiler, por lo que los tipos negativos no tendrían que afectar al volumen de cajas contratadas”. Sin embargo, se trata de una salvedad. El Banco de España informa en su página web de que los clientes pueden alquilarlas “para el depósito de bienes o efectivo”. La entidad catalana ofrece un producto diferenciado para empresas y particulares, que pueden contratar una caja de manera permanente –por un año y renovable– o temporal –de entre uno y nueve meses–. Según la capacidad contratada, los particulares desembolsan entre 221 euros y 2.296 euros, y las empresas, entre 332 y 2.444 euros.
Roberto Scholtes, director de inversiones de UBS España, afirma que el banco suizo no tiene cajas fuertes en el país y que “en Suiza su uso ha ido a la baja con el paso de los años”. De acuerdo con esta entidad, que ha anunciado que cobrará un 0,6% a las cuentas de más de medio millón de euros, los clientes están desviando efectivo hacia activos monetarios. Scholtes, no obstante, lo desvincula de las cajas de seguridad. “Estamos invitando a los inversores a movilizar ese dinero para asumir más riesgo con inversiones en renta variable o sostenibles; en definitiva, tendencias a largo plazo”.
La banca española, por ahora, restringe el perímetro de cobro a los depósitos de más de 100.000 euros. Los altos patrimonios tienen alrededor de 100.000 millones de euros en depósitos, algo más del 20% de todo el dinero. Las divisiones de Santander (103.849 millones), BBVA (69.630 millones), CaixaBank (64.912), Bankinter (35.837) y Sabadell (27.300 millones) son las entidades con mayores saldos, según Funds People.

Monopolio de la banca

En España, a diferencia de otros países, los bancos monopolizan este producto. Grupo Inviam se convirtió en 2013 en la primera empresa ajena al sector bancario en ofrecer cajas de seguridad. En el último trimestre, la compañía ha registrado un aumento del 25% en las contrataciones de sus productos, aunque desconoce si esto se debe a las condiciones impuestas por el Banco Central Europeo al sector de la banca.
Las cajas de seguridad tienen como desventaja que el dinero se ve sometido a una pérdida de poder adquisitivo en caso de aumentar la inflación. Un factor que no asoma en el horizonte cercano. El Banco Central Europeo revisó en septiembre a la baja sus pronósticos de inflación: un 1% en 2020 y un 1,5% en 2021. El IPC español se situó en diciembre en el 0,8%, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, y lleva desde el mes de mayo por debajo del 1%. 

Un servicio para unos pocos

No todo el mundo puede permitirse alquilar una caja de seguridad. Según fuentes de la Asociación para la Defensa de Consumidores y Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), “se trata de un producto pensado para clientes ricos y no para los consumidores de a pie”.
Por tanto, desde la asociación descartan su uso como medida de contrapeso a la baja rentabilidad de los productos bancarios. “Si metes tu dinero en la caja de seguridad tampoco va a crecer y no contrarrestas la baja rentabilidad, sino que incrementa el coste del depósito de los fondos sin obtener rentabilidad alguna. A los pequeños ahorradores no les merece la pena”, defienden.
Además, Adicae alude a la “digitalización de la economía” para insistir en que las cajas de seguridad “no suponen un aliciente desde ningún punto de vista para los consumidores en general, teniendo las mismas un público de unas características diferenciadas ajenas a las de la gran masa de usuarios”.

¿Comprar o alquilar? 

El alquiler no es la única puerta de entrada a las cajas fuertes. Los usuarios pueden optar por la compra de los cubículos para guardar sus bienes más preciados. La opción de tener las cajas fuertes en el hogar permite evitar los intermediarios y saltarse las comisiones. Como contrapartida, la seguridad corre por completo a cargo del propietario una vez se hace con el producto.
Distintas empresas ofrecen este producto. Distintas empresas ofrecen este producto. Leroy Merlin, por ejemplo, vende modelos que van desde unos 20 euros que cuestan las cajas más sencillas hasta los más de 300 euros de las que cuentan con mecanismos de seguridad más avanzados.
El gigante del comercio electrónico, Amazon, también ofrece este producto en su página web. Cinco Días ha contactado con la empresa, que declina dar datos sobre ventas de cajas fuertes, aunque en su portal de internet figuran modelos que parten de los 10 o 15 euros. Carrefour, que ofrece cajas fuertes de entre 39 y 96 euros, asegura que la venta de este producto es “muy lineal” y no ha registrado un incremento de la demanda.
Cajas10, una empresa de productos de seguridad afincada en Madrid, apunta que sus ventas se mantienen estables desde hace dos años. En su catálogo oferta cierres de seguridad con llave, combinación mecánica o electrónica. Leonel Toribio, encargado del negocio, explica que recomiendan a los usuarios el cierre de llave más combinación electrónica “por ser la opción que ofrece más seguridad”, y añade que los mecanismos más demandados son los cierres combinados.
Esta compañía vende todo tipo de cajas para clientes individuales y para empresas. Las llamadas de grado 4, diseñadas especialmente para joyerías o gasolineras, rondan los 2.000 euros. Entre los particulares, las que cosechan más éxito son las de seguridad intermedia, valoradas entre los 300 y 500 euros. Toribio destaca de estas últimas que se fabrican en Europa y que ofrecen “una buena relación calidad-precio”. Los clientes que quieran anclarlas al suelo de su vivienda deberán añadir alrededor de 300 euros a la factura en concepto de instalación.

Demanda en el extranjero

Algunas entidades internacionales constatan un aumento de la demanda de cajas de seguridad entre clientes adinerados. Sean Hoey, director gerente de IBV London, declaró a Bloomberg que reciben llamadas “todas las semanas sobre una habitación disponible por 2,5 millones de libras al año”. Londres se ha granjeado una reputación de refugio seguro, incluso con el Brexit pendiente de resolverse. Swiss Gold Safe habla de una demanda extraordinaria de cajas fuertes desde que comenzó a ofertarlas en 2015.
Sincona Trading, un distribuidor de metales preciosos, cuenta con más de mil cajas fuertes en alquiler en el centro de Zúrich. Muchas de ellas estaban vacías hace tres años, una imagen bien distinta a la de ahora: alquila alrededor de cinco por día, según indica el director gerente, Benoît Schöni.
Los temores a una recesión, los tipos de interés negativos o la mayor frecuencia de los desastres naturales son algunos de los factores que explican la reactivación de la demanda. Algunos cálculos contabilizan más de 25 millones de cajas de seguridad solo en Estados Unidos. Otra opción para salvaguardar el patrimonio son los puertos libres –almacenes en zonas sin impuestos–, una alternativa bien considerada para depositar arte.
UBS Group AG, el mayor administrador de riqueza del mundo, y su rival Credit Suisse Group AG anunciaron este año sus planes para ampliar las medidas de cobro a los clientes ricos por mantener el exceso de efectivo. Las cajas de seguridad emergen de nuevo como un refugio, pero son los clientes quienes tienen la última palabra.

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