SEVILLA.- El apoyo de Vox a los presupuestos de la Junta para 2020,
que se hará material en la votación final de las cuentas andaluzas este
jueves en el Parlamento, supone un aval definitivo al Gobierno del PP y
Cs, que encuentra de esta forma el camino expedito hasta casi el final
de la legislatura por mucho que se compliquen en adelante sus relaciones
con los socios parlamentarios de la derecha populista, a juicio de El Mundo.
Los de 2020 son los segundos presupuestos que aprueba el Gobierno de Juan Manuel Moreno. Con ellos, el Ejecutivo del cambio
superará con éxito el ecuador de la legislatura (y más allá) dado que,
en caso de perder el favor de Vox, podría recurrir a una prórroga y estirar las cuentas
hasta finales del año 21, con la legislatura ya en su recta final.
De
ahí la importancia de la votación que se producirá este jueves y de ahí
también la euforia que no disimulan estos días los miembros del
Ejecutivo andaluz, que consiguen reforzar en el exterior la imagen de
estabilidad pese a su condición de gobierno de coalición en minoría.
Porque, aunque el pacto con Vox se conocía desde que se celebró el debate a la totalidad a
finales del mes de octubre (en los días 23 y 24), durante la
tramitación parlamentaria y tras las elecciones generales del pasado 10
de noviembre, el Gobierno andaluz se temió en algún momento que Vox, que
recibió un fuerte respaldo en las urnas, pudiera caer
en la tentación de plantear nuevas exigencias a la coalición de
gobierno, encareciendo de alguna forma su voto favorable.
Desde
la dirección de Vox se descartó pronto esa posibilidad incluso a pesar
del deterioro más que evidente en las relaciones entre Santiago Abascal y Pablo Casado tras el 10-N, con una escalada verbal que afecta a la confianza mutua de los partidos, acompañada de importantes tensiones
en la Comunidad de Madrid y también en Murcia donde, al igual que en
Andalucía, el voto de los diputados de la derecha radical son
indispensables para el desarrollo de la legislatura.
En ese contexto, el acuerdo que fragua hoy con el apoyo de los 12 diputados
de Vox a las cuentas presentadas por el consejero de Hacienda, Juan
Bravo, resulta especialmente relevante para despejar el horizonte
político y desmentir a quienes, como la ex presidenta de la Junta, Susana Díaz,
pensaron que ésta sería una legislatura «corta» por culpa de los
intereses encontrados de los socios, con Cs y Vox presionando en
sentidos opuestos.
El éxito de la negociación contrasta, además, con el momento especialmente bajo por
el que atraviesa la secretaria general del PSOE andaluz, cuyas
posibilidades de repetir como candidata se ven dificultadas por la herencia envenenada de los ERE.
Ese
lastre es hoy un obstáculo para establecer alianzas con Adelante
Andalucía a la hora de armar una estrategia de oposición que haga frente
al Gobierno andaluz, extremadamente cómodo con un grupo socialista que
no acaba de superar el shock por la sentencia de los ERE y los escándalos del pasado.
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