SEVILLA.- Las aguas vuelven a ríos o mares en Andalucía depuradas de una u otra
forma, excepto al menos un 13%. El más reciente informe de la Junta
señala que 115 aglomeraciones urbanas mayores de 2.000
habitantes realizan a lo sumo un tratamiento primario -por completo
fuera del requisito mínimo-. A ellas se suma la mitad de las
aglomeraciones menores de 2.000 habitantes. La situación de las 327.000
viviendas ilegales ni siquiera se contabiliza, pues no existe ningún
dato sobre depuración de sus aguas, según El Mundo.
El tratamiento de aguas residuales es una competencia
municipal que ningún Ayuntamiento está dispuesto a asumir sin ayuda de
Junta o Estado. La directiva europea, y la norma estatal, obligan a unos
plazos para realizarlo que se han sobrepasado.
Tal es así, que España
paga una multa semestral a la UE de 10 millones de euros por la falta de
depuradora en 8 municipios de más de 15.000 habitantes, casi todos
andaluces: Matalascañas, Isla Cristina (Huelva), Barbate (Cádiz), Coín,
Nerja y Alhaurín el Grande (Málaga).
Pero los munícipes no están exentos de castigo.
En Nerja, dos ex alcaldes de PP y PSOE, y varios concejales, incluido
uno de IU, están procesados por delito ecológico debido a la ausencia de
depuradora -aunque sí se cobraba el canon a los vecinos-, tras la
denuncia de Ecologistas en Acción, en una causa que la juez ha
calificado de compleja para disponer de 18 meses extra de instrucción.
El
Informe de Medio Ambiente 2018, que por fin ha ultimado la Consejería
de Agricultura (ente que absorbió las competencias ambientales), divide a
la región en 418 aglomeraciones mayores de 2.000 habitantes, ya que
varios municipios pueden compartir depuradora. Generan un volumen
equivalente al de 11,3 millones de habitantes, pues se computan las aguas residuales de las industrias.
De esas aglomeraciones, 115 (equivalente a 1,1 millones de personas, el 9,8%)
vierte sus aguas residuales sin tratamiento o después de un tratamiento
primario, por no disponer de infraestructuras adecuadas.
Todavía
hay que sumarle las aglomeraciones menores de 2.000 habitantes. De este
grupo la Junta admite que no tiene datos certeros, aunque la estimación
es que al menos la mitad se halla fuera de cumplimiento, es decir, unos 350.000 habitantes equivalentes.
Por
tanto, el 13% de los vertidos se vuelcan a cauces o mar «a chorro»,
como lo define una fuente de la Consejería consultada por este diario.
La depuración primaria no es más que dejar reposar el vertido en una balsa para que decanten arenas y retirar los sólidos flotantes.
Un pozo séptico
Ese 13% no incluye a las viviendas ilegales.
Suman 327.000 según un cálculo sólo aproximativo de la Junta, ya que ni
los ayuntamientos conocen el dato de su localidad. Su sistema de
depuración en la mayoría de los casos no es más que el pozo séptico, un
tratamiento primario que genera altas concentraciones bacterianas.
Todavía
resta un ámbito donde se producen incumplimientos, el de las zonas
calificadas como sensibles por estar ubicadas en lugares de valor ecológico
alto. El 95% de la carga total que debe someterse a este tratamiento
dispone de depuración secundaria, pero sólo la mitad cuenta con el
sistema exigido, más riguroso aún. Esto se debe al aumento de las zonas
sensibles en 2013, que dejó a 18 depuradoras faltas de la adecuación, en
particular para el procesado de nitrógeno y fósforo.
La mayor parte de la carga contaminante que se vierte sin tratar por
falta de depuración, añade el informe de la Junta, «se concentra en el
entorno de la cuenca del río Guadalhorce, y los
municipios del área metropolitana de Granada. El resto corresponde a
algunos importantes municipios costeros de las provincias de Cádiz y
Málaga, y Almería, y en su mayoría con aglomeraciones de pequeño tamaño
dispersas por todo el territorio andaluz».
Porque, como concluye el Informe de Medio Ambiente 2018, «en Andalucía existen unos 2.200
núcleos definidos (no diseminados por encima de 300 habitantes) que
representan una carga contaminante equivalente a de 714.000 habitantes,
cuyo tratamiento de sus aguas residuales no se conoce bien, ni en lo que
respecta a la cobertura de infraestructuras, ni en lo que se refiere a
la funcionalidad de las existentes».
El vertido de aguas residuales sin autorización es una infracción
administrativa, que pasa a delito cuando implique perjuicio o daño
grave concreto a los sistemas naturales o a la salud de las personas. La
Junta de Andalucía es competente en planificar; la ejecución sólo en
las obras que califique de interés de la Comunidad. Para financiarlas la
ley de Aguas creó el canon de mejora, lo que supone 1 euro al mes por
usuario.
La Junta prevé ingresar este año por ese impuesto 139 millones
de euros, aunque hasta hace unas semanas no llegaba al 12%. Ese canon,
calificado como «atraco» por el Moreno Bonilla candidato, ahora lo
mantiene ya como presidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario