PONTEVEDRA.- Los
expresidentes del Gobierno negaron que sea un problema exclusivo de
España. Por su parte, el popular criticó también a Ciudadanos, partido
al que se refirió como "el inquisidor", por su actuación en el caso de
Pilar Barreiro.
Los expresidentes del Gobierno Felipe González y Mariano Rajoy
han aprovechado su retiro para cuestionar la dureza con la que
socialmente se juzga a la clase política por los casos de corrupción.
Algo que puede resultar particularmente llamativo, pues ambos fueron
dirigentes que tuvieron que hacer frente a polémicas notorias al
respecto en los últimos tramos de sus mandatos e incluso, en el caso de
Rajoy, abandonar la Moncloa bajo una moción de censura como
consecuencia.
En un diálogo en el I Foro La Toja-Vínculo Atlántico, la
corrupción ha sido uno de los asuntos abordados por los dos exjefes del
Ejecutivo. Rajoy ha rechazado que el problema de la corrupción sea mayor
en España que en otros países europeos y también ha negado que el
bipartidismo que ha habido durante décadas haya tenido algo que ver.
"No es bueno que nos castiguemos inmisericordemente diciendo que
somos el país más corrupto. No estoy de acuerdo", ha añadido.
Además,
afirmaba que su Gobierno fue derrotado con una moción de censura que se
presentó fundamentada en un problema de corrupción cuando nadie de ese
Ejecutivo estaba juzgado ni investigado.
Aseguraba esto, sin embargo,
obviando que bajo su mandato el Partido Popular fue el primer partido imputado de la historia de la democracia.
Rajoy lamentaba que su Gobierno finalizó con una moción de censura,
aunque obviando que bajo su mandato el PP fue el primer partido imputado
de la historia
Ha defendido también el sistema español que castiga a quien comete
algún acto indebido, aunque le gustaría que fuese más rápido de lo que
lo hace.
El expresidente ha lamentado casos como el que llevó a la senadora del PP Pilar Barreiro
a abandonar el grupo popular por un supuesto caso de corrupción, ya que
el "inquisidor" (en alusión a Ciudadanos) lo ponía como condición para
apoyar los presupuestos del Estado.
Pero cuando Barreiro regresó al grupo al archivarse la causa contra ella, ha reprochado que nadie habló de ese asunto.
González,
ha explicado por su parte que al final de su mandato como presidente
hubo casos de corrupción que le costaba creerlos. "Tuve casos
dolorosísimos en mi Gobierno que era incapaz de comprender porque
algunos de los actores eran amigos. No lo entendía", ha reconocido.
El
expresidente ha advertido de que quien se meta en política en
España tiene que asumir que va a ser ya presuntamente culpable toda su
vida. Ha asegurado que España no está peor que otros países en el
problema de la corrupción, pero ha abogado por combatirla porque
destruye la credibilidad de la acción política.
Para González, la Justicia española ha demostrado ser neutral en la
lucha contra la corrupción porque "si ha tenido que dar palos, los ha
dado a diestro y siniestro".
Además, ha alertado de que los partidos se
conviertan en actores denunciando en los tribunales supuestos casos de
corrupción, así como de las consecuencias de la judicialización de la
política.
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