SEVILLA.- La fundación andaluza para formar a los parados, la Faffe, no sólo tuvo en nómina durante ocho años como empleado fantasma
al ex alcalde socialista de Lebrija, Antonio Torres. Además del medio
millón de euros que le pagó por no ir a trabajar, también le costeó un
máster que cursó en su (supuesto) horario laboral, según El Mundo.
Torres fue uno de los
200 empleados que, según los investigadores de la Guardia Civil, fueron enchufados
en la Fundación Fondo Andaluz de Formación y Empleo, la misma cuyos
fondos públicos acabaron en parte pagando juergas en prostíbulos.
Cobraban abultadas nóminas sin tener que acudir a su lugar de trabajo,
tenían ayudas escolares para sus hijos y hasta para cursar un máster en
el horario en el que (no) trabajaban.
La mayoría es hoy parte de la
plantilla del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) y, por lo tanto, empleados públicos con todos los derechos.
Entre ellos estaban históricos socialistas
andaluces, como el ex alcalde de la localidad sevillana de Lebrija,
Antonio Torres, su homólogo de Montellano, Francisco Aguilera, o la
esposa del ex consejero de Medio Ambiente y actual alcalde de Sevilla,
Juan Espadas.
Hay, además, apellidos ilustres del socialismo andaluz,
como Pizarro, del clan de Alcalá de los Gazules (Cádiz) uno de cuyos
referentes es Luis Pizarro, que fue hombre fuerte del gobierno y del
PSOE-A en tiempos de Manuel Chaves.
El sobrino del propio Fernando
Villén, el ex director de la Faffe, o el hermano del presidente
socialista de la Diputación de Jaén.
El Mundo de Andalucía ha tenido acceso a los expedientes laborales
de todos ellos, una documentación que retrata con fidelidad el
funcionamiento de la Fundación Fondo Andaluz de Formación y Empleo, más
conocida por sus siglas, la Faffe,
que más allá de gastar el dinero público que recibía en prostíbulos
practicaba una política de recursos humanos en la que los principios de
igualdad, mérito y capacidad brillaban por su ausencia.
Un caso paradigmático es el del ex alcalde de Lebrija. Antonio Torres
fue trabajador de la Faffe desde la creación de la entidad, en 2003,
primero con un contrato temporal y luego con uno indefinido, como
técnico adjunto a la Dirección de Organización y, más tarde, director de
Recursos Externos.
Con la liquidación de la Faffe pasó, como el resto
de sus compañeros, al SAE con las mismas condiciones laborales, aunque
en 2012, como consecuencia de la crisis, le recortaron horario y sueldo,
un ajuste con el que se mostró disconforme, tal y como refleja la
documentación de su expediente.
Según los testimonios de esos
compañeros recogidos por la Guardia Civil, Torres no acudía a su puesto
y, a pesar de eso, se llegó a embolsar en todo el tiempo a sueldo de la Faffe cerca de medio millón de euros.
En esos años, Torres tuvo tiempo, además, de cursar un máster
que le financió la propia Faffe. Fue al año siguiente de ser contratado
por Villén y logró que la fundación le costease la mitad de los
2.274,04 euros que costaba la matrícula del Curso de Experto
Universitario en Comunicación Institucional y Márketing Político, un
título propio de la Universidad de Sevilla.
Máster "de primera necesidad"
Torres justificó
la petición de la ayuda económica de la Faffe con el argumento de que
suponía el "perfeccionamiento en contenidos propios del puesto" y el
cargo que le dio el visto bueno, Antonio Jiménez, lo hizo alegando que
era "de primera necesidad" tener a un profesional formado en
comunicación institucional.
El máster de la Hispalense no fue el
único título formativo que tuvo tiempo de conseguir mientras era
empleado de la Faffe. De acuerdo con el curriculum
incluido en su expediente, en 2010 realizó otro máster, el de Gerencia
Política por la Universidad Politécnica de Madrid, y en 2007 hizo un
curso en Dirección de Campañas Electorales impartido por MAS Consulting
Group España, aunque en estos casos no hay constancia de que la
fundación abonase parte o todo el coste.
El ex alcalde y ex
presidente de la Mancomunidad de Municipios del Bajo Guadalquivir -otra
entidad pública plagada de irregularidades-, licenciado en Psicología y
sin más experiencia que los cargos públicos que había
desempeñado por el PSOE, resumió en 2011 sus "gestiones" en la Faffe en
poco más de doce líneas. Se limitó a impulsar o proponer convenios y
propuestas de colaboración o a "iniciar gestiones" para alcanzar
acuerdos.
La investigación que ordenó el juzgado sobre sus
funciones en la Faffe concluyó que Torres fue un empleado fantasma.
Un
informe elaborado por la Agencia Tributaria y enviado a la juez Mercedes
Alaya en 2015 detalla cómo Torres fue fichado por la fundación apenas
unas semanas después de que dejara la Alcaldía de Lebrija, cobrando un
total de 535.452,64 euros brutos entre 2006 y 2013, con
anualidades que oscilaban entre los 53.136,61 euros en 2013 y los
74.040,59 euros en 2010, más de lo que cobraba el entonces presidente de
la Junta, José Antonio Griñán.
Sobre las pesquisas llevadas a
cabo por la Unidad Combinada de Vigilancia Aduanera de Huelva refleja el
informe que "no se ha obtenido respuesta alguna sobre la actividad
laboral que desempeñaba el investigado ni se ha podido determinar si
tenía despacho o lugar concreto de trabajo".
Más aún,
el nombre de Antonio Torres ni siquiera aparecía en los listados de
teléfonos. "Tampoco por parte de ninguno de los responsables de estos
organismos se tenía conocimiento del trabajo ni de la presencia de
Antonio Torres García en sus dependencias", añadía el autor del
documento.
Entre los expedientes de la Faffe destaca también el de la mujer
de Juan Espadas, el alcalde de Sevilla y antes consejero y
viceconsejero en la Junta de Andalucía. Su esposa, Carmen Ibanco, entró
en la Faffe en febrero de 2007, después de enviar su curriculum en
respuesta a un anuncio publicado en el diario El País por el que,
aparentemente, había tenido conocimiento de la oferta de trabajo.
Ibanco
remitió su curriculum al director de Recursos Humanos el 24 de enero de
2007 y el 1 de febrero el máximo responsable de la Faffe, Fernando
Villén, firmó su contratación como técnico de proyecto con un sueldo de
casi 1.800 euros brutos mensuales.
Para
contratarla, señala el informe final de aquel proceso de selección, se
tuvo en cuenta que poseía "amplios" conocimientos experiencia en
programas de empleo, "así como una alta disponibilidad y motivación para el desempeño de las funciones del puesto".
Otro ex alcalde socialista que encontró acomodo en la Faffe fue el ex regidor de Montellano, Francisco Aguilera.
Éste sí se presentaba a veces en la oficina, pero, según los testigos a
los que ha interrogado la Guardia Civil, se limitaba a leer la prensa o
dar una cabezada en su mesa.
Aguilera fue fichado en noviembre de 2003, a los pocos meses de que se creara la fundación con un sueldo de unos 30.000 euros
brutos anuales y con un curriculum en el que lo único que aparecen son
cargos públicos. Su nivel máximo de formación era haber cursado segundo
de Magisterio, además de cursos de monitor de natación o entrenador de
fútbol.
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