MADRID.- Pocas cosas nos gustan más que autoflagelarnos y lamentarnos de la
birria de país que se nos ha quedado (que se nos ha quedado en los
últimos 200 años), y nosotros mismos hemos señalado anteriormente
algunos ejemplos de esas excepcionalidades no tan positivas que nos
colocan en desventaja con respecto a los demás (principalmente en lo
tocante al empleo y a las garantías económicas sociales), según recoge https://magnet.xataka.com.
Pero la marca España contraataca, tanto el concepto como la organización. Esta semana nuestra ministra de Defensa de España, Margarita Robles, acaba de premiar
a un historiador por analizar cómo se propagó la leyenda negra gracias
al cine británico y estadounidense.
Y también el proyecto gubernamental
homónimo lleva años trabajando por la concienciación interna y externa de todo aquello de lo que deberíamos enorgullecernos.
He aquí un breve listado de referencias a tener en cuenta para la
próxima vez que queramos maldecir la tierra que pisamos (y en la que
cotizamos).
Según las estadísticas de Eurostat,
España es el tercer país con menos tasa de asesinatos y homicidios de
los 40 países europeos (sólo Alemania y Francia tienen una tasa de
asesinatos más baja). Contando el resto de crímenes, estamos entre los 10 mejores de Europa, y a nivel global, según el Global Peace Index estamos en la 23ª posición de 114 países.
A este respecto no hace falta irse a zonas de guerra: en Estados Unidos viven peor que aquí, y como bien saben los que han sufrido la convivencia en países inseguros, es un factor crucial para la calidad de vida.
Pew Research preguntó a los ciudadanos europeos si creían que su cultura
es superior a la de los demás. Y ahí afloró ese popular autoodio del
español: sólo un 20% de los españoles
encuestados se creía superior. Un 45% de los encuestados alemanes,
británicos o italianos no dudaron en mostrar su chovinismo, y entre los
países del este de Europa las cifras eran aún peores.
También somos uno de los países que menos asocia la "identidad religiosa" a la "identidad nacional". Según Pew,
a día de hoy, tan sólo un 9% de los españoles creen que la fe sea
indispensable para la definición de su identidad nacional. El número de
encuestados en países como Grecia superaban el 50%, en EEUU el 32%, en
Italia el 30% y en Reino Unido el 18%. España ha conseguido casi por
completo separar iglesia de nación.
Sólo nos ganan los austríacos, pero, por detrás de ellos, somos el
país que más respalda el factor humano como el responsable del
calentamiento global. Prácticamente doblamos los índices de apoyo al factor antropogénico de Rusia, Reino Unido, Noruega o Irlanda.
Como muchos sabrán, y en buena parte gracias a la pronta implantación del matrimonio gay (fuimos el tercer país de todo el mundo en aprobarlo antes,
justo después que Países Bajos y Bélgica) ya tenemos este derecho más
que asumido. Sólo un 7% de los ciudadanos se opone “fuertemente”. Sólo
nos ganan en tolerancia suecos y daneses.
Sí, una cosa viene a decir la otra. En 2016, Pew Research publicó un estudio con datos de 2013 donde sólo el 6% de los españoles encuestados consideraba la homosexualidad moralmente inaceptable, y en otro estudio
distinto del mismo año, a la pregunta “¿Debería la sociedad aceptar la
homosexualidad?", liderábamos el ranking mundial junto a Alemania con un
87% y un 88% respectivamente afirmando que debería estar aceptada.
Según Pew Research, hay opiniones más positivas sobre la
homosexualidad “en los países en los que la religión ocupa una posición
menos central en la vida de la gente".
Todavía hoy en países como China, Rusia o Japón hay una buena parte
de la población que cree que el hombre está "más capacitado para
contribuir a la sociedad en cosas como trabajar, ganar dinero, educarse o
educar que las mujeres".
Según una encuesta de Ipsos de 2017,
España destacaba por delante de todos ellos a la hora de desenterrar
este mito: sólo un 9% de nuestros compatriotas lo piensan.
España es uno de los países donde menos se justifican actos como el de La Manada.
El Eurobarómetro hizo en 2017 un sondeo
por toda Europa para saber cuántos de sus ciudadanos justificaban tener
relaciones sexuales sin consentimiento en determinadas circunstancias,
como estar borracho o que la otra persona haya decidido acompañarte a su
casa. Volvemos a sacar pecho: sólo el 8% de los españoles justifica la violación, frente al 27% de la media europea, los menos inclinados a defenderla junto a Suecia (6%).
Según la última encuesta anual del Workplace Equality Index,
que empleaba datos recopilados por el Banco Mundial, España es el
cuarto país con un marco legal que mejor protege la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres a la hora de acceder, ascender o
verse protegido frente a los abusos. Sacamos 92.9 puntos en "igualdad" sobre 100. Por delante, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. y a nuestra vera México, Bosnia o Letonia. Aunque, como el mismo informe advierte, es un análisis técnico y no práctico.
Lideramos la presencia femenina en el ejecutivo a nivel europeo:
el 52.4% de nuestros ministros en el actual gobierno son mujeres, por
encima de paraísos en los derechos de la mujer como Suecia o Finlandia, y
muy por delante de la media de la UE, del 30.2%.
También las últimas elecciones ha dejado otra importante foto: según los datos de 2018 de la Unión Interparlamentaria, y comparándolo con las mujeres que han sacado escaño, ahora el Congreso español es el más paritario de Europa (si nos fijamos en la proporcionalidad de los géneros) y el quinto a nivel mundial.
Por la suma de todo lo anterior, queda claro por qué somos también el quinto mejor país del mundo para nacer siendo mujer.
A cifras de 2018, y varios años después de haber convivido con la llegada de (aproximadamente) dos millones de refugiados de Siria y Afganistán a Europa, hasta un 86% de españoles estaba a favor de acogerlos
en nuestro país, algo que contrarresta con la visión de nuestros
vecinos. Aunque, siendo justos, tampoco son las mismas las cifras de
impacto demográfico de esta población dentro de nuestras fronteras que
en Alemania o Italia.
En cualquier caso, también somos los menos propensos a culparles de la criminalidad del país.
Según el Bloomberg Healthiest Country Index
de 2019, nos hemos puesto a la cabeza como el país más saludable del
mundo entero. Es una combinación, según Bloomberg, de varios factores:
campeones de esperanza de vida, con una atención primaria y universal excepcionalmente buena y una progresiva y exitosa prevención de muertes por cáncer y problemas cardiovasculares.
También creen que la dieta mediterránea nos afecta positivamente,
aunque debemos recordar que, a nivel alimenticio, tenemos nuestros
problemas: somos el segundo país del continente con más obesos.
La media de la Unión Europea se sitúa en los 22,3 donantes por millón
de habitantes, que son cifras que nosotros hemos superado hace ya casi
treinta años. Actualmente en España estamos en los 48 donantes por millón de habitantes. Esto es gracias a la enorme concienciación de la población y a una extensión de las categorías de donantes que no terminan de aprobar en otros países.
Según la OCDE la mayoría de ciudadanos europeos (quitando neerlandeses, daneses y franceses) tiene, de media, menos tiempo libre y familiar que nosotros.
Concretamente tenemos, de media, una hora al día más de "vida" que los
demás. Esto tiene truco, por supuesto: la media de horas trabajadas por
los españoles está próxima a las 30 a la semana, y esto tiene mucho que
ver con el trabajo parcial y la extrema precarización en la que vivimos.
Sólo por detrás de EEUU, el Reino Unido, Francia, Canadá y Alemania. Son cifras analizadas por la fundación Real Instituto Elcano que no coinciden con los resultados de la Unesco,
pero puede deberse a que no coincide la definición de "producto
cultural", con lo que unos y otros cogen distintas obras. Según Elcano
nuestros principales clientes son Francia, Reino Unido y Alemania, y nuestra gran fuerte son los formatos televisivos (por ejemplo, Supervivientes o Masterchef) y las series de ficción (El Ministerio del Tiempo, La Casa de Papel).
Y sí, exportamos más que Estados Unidos, China, Francia o Japón, aunque no lo parezca. Somos un país tremendamente exportador, y se lo debemos a una inmensa variedad de productos: frutas y legumbres, textiles, medicamentos
o componentes eléctricos (no somos altamente dependientes del petróleo,
con lo que el futuro se anticipa bastante bien). Aunque la joya de
nuestra corona son las exportaciones automovilísticas, un subsector que
deberíamos proteger como oro en paño.
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