Se cumplen ahora diez años desde el fallecimiento de Francisca Díaz Torres (1911-2014), más conocida como doña Pakyta. Una ejemplar empresaria almeriense, hija predilecta de Andalucía en 2010, reconocida por su labor medioambiental, especialmente en la conservación ecológica y sostenible de las 3.300 hectáreas del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.
Un paraje que en 1997 fue declarado por la Unesco Reserva de la Biosfera y, en 1999, Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo por las Naciones Unidas.
Una década más tarde de su defunción, la prestigiosa revista Forbes la acaba de reconocer como “pionera del medioambiente y guardiana del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar”.
Casada a los 21 años con José González Montoya, doña Pakyta trabajó incansable junto a su marido para conservar esta zona inigualable de la provincia de Almería. Prueba de esta defensa inequívoca a favor del Parque Natural fue cuando en los años 60 la Administración intentó en vano atravesar su finca con la Autovía del Mediterráneo, prevaleciendo el urbanismo sostenible en la zona impulsado por Francisca, siempre respetuosa con el espacio y ejemplar en cuanto al uso de tipologías constructivas acorde con el entorno.
Tras su fallecimiento a los 103 años, el espíritu proteccionista de doña Pakyta en favor de un paraje inigualable se ha truncado definitivamente en sus herederos, constituidos ahora en Torres y González Díaz, sociedad limitada.
En uno de los paisajes más fascinantes del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, la playa de Los Genoveses, rodeado de pitas, viejas dunas fosilizadas y arena de origen volcánico bañada por el Mediterráneo, la mercantil pretende rehabilitar Las Chiqueras, un viejo cortijo en el que se quiere edificar un hotel de cuatro estrellas y 30 habitaciones.
Un proyecto que nació en 2016, y que tras recibir la Autorización Ambiental Unificada de la Junta de Andalucía y admitida posteriormente a trámite la actuación por parte del Ayuntamiento de Níjar, la idea está más cerca que nunca de convertirse en realidad.
Más la inagotable voracidad urbanística contra el Parque Natural de los herederos Torres y González Díaz, S.L. -propietarios también de grandes extensiones de terreno en San José y sus alrededores, además de promotores de otros proyectos urbanísticos en la zona- se ha encontrado con el rechazo contundente e inequívoco de varias organizaciones en contra del proyecto de Las Chiqueras.
Plataformas como Genoveses sin hotel -con más de 260.000 firmas en su contra-, Grupo Ecologista Mediterráneo, PSOE de Níjar, Verdes Equo, Amigos del Parque, Asociación de Vecinos de San José-El Pozo, Greenpeace…, vienen mostrando su rechazo a semejante descalabro urbanístico y defendiendo la preservación de este espacio natural frente al persistente turismo invasivo que cada vez más irrumpe en la zona.
Un revuelo y rechazo colectivo contra un proyecto indeseado que, a pesar de los consentimientos institucionales, no deja de tener en contra una inmensa mayoría social. Tanto es así, que el proyecto podría volverse en contra de sus propios promotores.
El Parque Natural de Cabo de Gata no puede entrar en el club de espacios naturales fascinantes que solo hacen felices a los visitantes. Y ni eso, pues cada vez que estos regresan descubren que no es el mismo que la vez anterior y que el cemento sigue ganando inexorable la batalla a la sostenibilidad y al valor ambiental de una zona incomparable.
(*) Activista ambiental
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