ALMERÍA.- Hace poco más de un año, el general Llago tomó el mando de la Brigada
de la Legión, donde se forjó como oficial y donde ha desarrollado buena
parte de su carrera de más de tres décadas. Sociable y empático, este
militar valenciano tiene ante sí retos que conjugan el pasado, presente y
futuro de la Legión.
Esta es la segunda etapa del
general Llago en la base de Viator, donde ya estuvo cuatro años en el
cuartel general. Allí recibe para la entrevista con La Voz de Almería, en la que aborda las
metas inmediatas pero también el papel de la Legión en la sociedad. Un
botón de muestra estuvo hace apenas una semana en la carrera La
Desértica.
¿A qué atribuye el rotundo éxito de La Desértica en solo tres ediciones?
A
varios factores. Primero, quizás es el prestigio de la Legión en la
organización de carreras. Iniciamos hace años en Ronda, siguieron
Melilla y Ceuta y, por último, Almería. También el apoyo institucional a
todos los niveles. Todo eso, unido al paisaje, hace que haya cogido
mucha fuerza.
¿Hasta dónde puede llegar?
Los
pasos hay que darlos despacio y firmes. Es muy importante la calidad en
la carrera y quizás sea ampliable el número. Algunos puntos del
itinerario tienen sus limitaciones. Tenemos que estudiarlo bien, pero
puede ser una carrera de leyenda. Creo que tiene muchas potencialidades,
más que ninguna de las otras tres carreras legionarias.
¿Cómo es la identificación de la sociedad de Almería con La Legión?
Yo
creo que la de Almería es una sociedad ejemplar y que hay una simbiosis
completa, sin estridencias y sin exageraciones. Allá donde vamos, las
poblaciones nos acogen con normalidad, con cariño, sabiendo que estamos a
su servicio. Nosotros somos parte de la sociedad y estamos para
defender su libertad y su independencia.
La imagen del Ejército no ha sido siempre así. ¿Cómo la ha visto evolucionar?
Bueno,
yo siempre la he visto bien. Desde que tengo uso de razón militar, que
es en el año 87, he participado en muchos ejercicios, y siempre me he
sentido arropado por la población. Tampoco he ido a sitios donde a lo
mejor ha habido más reticencias, que siempre los hay. Pero donde yo he
desplegado, siempre con la aprobación y con el impulso de las propias
instituciones, he visto que esa simbiosis ejército-población es una
realidad.
¿No ha visto prejuicios en la mirada de otros?
No,
no he visto prejuicios en general. Y, al revés, he visto que cada vez
nos estamos integrando más. Una de las virtudes que tiene La Desértica o
nuestra participación en Semana Santa o el hacer maniobras fuera es que
se nos conozca y para querer una cosa hay que conocerla. La historia de
España tiene sus claros y sus oscuros, y esos prejuicios de épocas
pasadas, yo creo que están superados. Creo que la población en general
no mira al Ejército pensando en tiempos pasados.
¿A la Legión se la quiere?
Yo
creo que sí. Sobre gustos no hay nada escrito, pero creo que,
especialmente en las provincias en las que estamos, nos quieren.
¿Qué aporta la Legión a la provincia?
Almería
nos ha acogido muy bien. Viator nos cuida un montón. Yo creo que nos ha
aportado más Almería a nosotros que nosotros a Almería. Somos un
elemento más de la sociedad almeriense, dispuestos a servir cuando sea
necesario y que, cuando vamos al exterior, aportamos un grano de arena
al conocimiento y expansión de Almería. Pero sin la Legion, Almería
seguiría adelante. ¿La Legión sin Almería también? Bueno, también, pero a
nosotros nos está aportando día a día. Estamos muy contentos de estar
aquí.
¿Hay vocaciones por estar en el Ejército?
Sí
las hay, sí, en hombres y mujeres. Es una profesión que tiene sus
ventajas y sus inconvenientes. Pero hoy por hoy, aunque hemos pasado
crisis, porque es una profesión exigente, las hay.
¿Y no ha sido que por la crisis económica muchos se han enfocado al Ejército como medio de vida?
Por
supuesto. Esto no es solo una vocación, es también un medio de vida.
Aquí nadie se hace rico, pero vivimos con dignidad, y eso, cuando no hay
otros trabajos, atrae. Lo que pasa es que el que se plantea esto solo
como un medio de vida, más tarde o más pronto lo deja, porque es una
profesión muy exigente. Pero la mayoría de los que componemos la Brigada
de la Legión o las unidades legionarias estaríamos aquí
independientemente de los períodos de crisis o de bonanza.
¿Qué es lo más duro?
Lo
más duro es para nuestras familias, nuestras parejas sufren sobre todo
la exigencia de la disponibilidad... No es una vida cómoda.
¿Qué proyectos hay a corto y medio plazo para la Brileg?
Tenemos
un proyecto muy importante, en el que participa todo el Ejército, que
es la Brigada Experimental 2035, el año de referencia al que tenemos que
mirar. Es un proyecto de adaptación y de modernidad de las Fuerzas
Armadas, muy importante. Ahora mismo estamos desarrollando conceptos,
nuevos procedimientos y analizando cómo adaptarnos.
¿Es la proyección del Ejército del siglo XXI?
De
principios del siglo XXI, porque ahora los ritmos van en aumento.
Estamos poniendo las piedras de cómo tenemos que adaptarnos en todos los
sentidos, incluso en el del liderazgo. No hemos parado de evolucionar,
lo que pasa es que ahora lo hemos sistematizado. Y en esa
sistematización, la Legión tiene mucho que decir, porque, aunque alguno
tenga otra percepción, la Legión históricamente siempre ha ido por
delante. Esa voluntad de vanguardia se transforma en modernidad, sin
renunciar a nuestro pasado, que tiene sus claros y sus oscuros, como
toda organización, pero nosotros siempre queremos mirar a vanguardia y
al futuro.
¿Y a qué abarca?
A todo.
Desde el liderazgo, el ejercicio del mando hasta los materiales, la
manera de transmitir, las nuevas tecnologías incorporadas. Pueden
cambiar muchas cosas. De hecho ya estamos viendo que vamos a tener que
hacer un esfuerzo de adaptación, porque en este ámbito se está notando
mucho.
¿Habla de digitalización y cambio tecnológico?
Así
es. Ya no solamente cuando estemos operando, sino en la vida y el
funcionamiento diarios. En muchos aspectos de las instalaciones o de las
infraestructuras de maniobras, es un proceso de digitalización el que
tenemos que asumir. Ya tenemos ofertas informales de hacernos estudios
sobre la digitalización de la base. Necesitamos una base moderna.
Queremos ser la brigada 2035, pero tenemos que vivir y prepararnos en
una base moderna también. No podemos estar con instalaciones del siglo
pasado.
La Legión cumple en 2020 el primer centenario. ¿Cómo se va a celebrar?
Se
ha organizado una comisión, cuya presidencia de honor ostenta el Rey, y
el jefe de Estado Mayor del Ejército es el presidente ejecutivo. Yo soy
el coordinador, como general jefe de la Legión. Es una organización
compleja, con numerosos actores. Queremos aprovechar el centenario para
darnos a conocer más a la sociedad y para dar un mensaje de que en la
Legión nos sentimos orgullosos del pasado, pero lo importante es mirar
al futuro con esa voluntad de servicio a nuestros compatriotas.
Y que serán cien años más, por lo menos.
Siempre
que nuestra sociedad lo quiera. Creo que va a haber siempre un grupo de
españoles dispuestos a servir y a dar sus vidas por el resto en la
Legión. Nuestro lema no dice legionarios a matar, no. Nosotros decimos
legionarios, a luchar, legionarios a morir.
Los ritos, los lemas, las canciones... ¿es importante mantenerlos?
Sí,
sí. Pero no nos podemos quedar en la soflama, en el lema. Hay que
profundizar y hay que hacer práctica de ellos en el día a día y con
realismo. Los términos se hicieron en un momento, es un lenguaje del
siglo pasado, pero lo importante realmente es que ese mensaje lo adaptas
a las acciones y a la vida del día a día, hoy, en el siglo XXI.
¿Es por cohesionar?
No
sólo por cohesionar. Se mantiene porque es el código de conducta.
Cuando decimos legionarios a luchar, legionarios a morir, no estamos
interpretando que queremos ir todos a la muerte. Nada de eso. Pero sí
nos sirve como conducta. Tú estás aquí para servir a tu sociedad. Y si
tienes que entregar tu vida por la sociedad, tienes que estar dispuesto.
Y si no estás dispuesto a sacrificarte, es mejor que no estés aquí.
¿Y qué le parece que Vox use el himno de la Legión?
No me gusta que un partido político utilice nuestro himno.
Es un general que comparte mucho el día a día con los soldados.
En
la Legión siempre ha sido norma habitual que entre el mando y la base
se han compartido muchas cosas. En el siglo XXI, es aún si cabe más
lógica esa relación. Nuestro fundador, el teniente coronel Millán
Astray, se caracterizó por querer mucho a sus legionarios y estar cerca
de ellos. Eso forma también parte de nuestro estilo de vida y de mando.
Yo me siento muy a gusto compartiendo, sabiendo que yo soy el general y
ellos legionarios. Sí, hay unión. O debiera haberla.
¿Mantener la disciplina es muy difícil?
No,
no es difícil. Es cierto que se han vivido otras épocas en las cuales
la disciplina se ejercía de otra manera, pero hoy en día la disciplina
es fácil porque es por convencimiento y con eso es muy fácil ejercer el
mando.
¿La incorporación de la mujer a la Legión ha sido complicada?
La
Legión no ha sido una isla dentro de la sociedad española. La mujer se
ha ido integrando progresivamente y ahora mismo hay una total
normalidad. Nos ha aportado, incluso desde el punto de vista operativo,
muchas cosas, siempre para mejor. En la misión que vamos al Líbano, por
ejemplo, es importante integrar mujeres porque hay ciertos aspectos que
facilitan las operaciones en sociedades islámicas.
¿Pero existe el techo de cristal en el Ejército?
No,
no lo hay. Es una cuestión de tiempo. En mi promoción, ingresábamos
solo hombres. Pero ahora mismo ya ha ascendido una general y hay
tenientes coroneles muy bien posicionadas para llegar a lo más alto de
la carrera militar. Evidentemente hay menos, hoy por hoy, pero no hay
limitación.
La Legión parte estos días al Líbano y a Mali. ¿Qué aporta su presencia en este tipo de operaciones?
Las
Fuerzas Armadas lo que hacen es ser la herramienta visible del
compromiso de España con los organismos internacionales y con las
naciones amigas y aliadas. Y aportan compromiso con la paz y el orden
mundial. Aparte de que donde nos conocen, admiran a los españoles porque
nuestros soldados tienen unas facilidades enormes para empatizar con
las sociedades a las cuales vamos.
¿En qué va a consistir esta nueva misión?
No
solamente vamos a Líbano y a Malí, que además repetiremos, sino que
además unidades legionarias van a estar desplegadas en Irak, en
Afganistán. Además, siempre hay algún oficial, suboficial, en otras
misiones. Ahora mismo tenemos capitanes en Somalia. En Líbano, que es el
contingente mayor, la misión consiste, de manera coordinada con el
ejército libanés, en ocupar un territorio fronterizo con Israel y donde
una parte la lidera Italia, y otra la lidera España. Que se mantenga la
paz y el orden.
Parece complicado.
Es
complicado. De hecho se pasan puntos de tensión, pero ahora la zona
está en calma. Hay una línea de acuerdo, la Blue Line, que separa Israel
del Líbano. Hay algunas violaciones de esa línea porque es una zona en
conflicto. Nosotros tenemos que intentar ayudar a la población a que
viva con las mayores comodidades posibles. Y luego tenemos una
dificultad importante, porque hay otras naciones allí, indios,
indonesios, nepalíes, serbios, salvadoreños, brasileños, bajo el mando
del general español, que en este caso seré yo.
¿Eso cómo se lleva?
Bueno,
pues con esa mentalidad de entender las diferentes culturas, de que la
diversidad al final enriquece y de que haciendo un esfuerzo por
entendernos, nos entendemos. De hecho llevamos ya desde 2006.
¿Esto es lo que más le gusta de su profesión, las misiones internacionales?
Bueno,
esta parte es muy enriquecedora. Pero a mí me gusta todo de la Legión y
de las Fuerzas Armadas. Yo soy un hombre feliz porque he hecho lo que
me gusta. Me gusta cuando ayudamos a las poblaciones próximas cuando hay
una emergencia. Me gusta cuando procesionamos en Semana Santa, me gusta
cuando vamos a los campos de maniobras. Me gusta hablar con los medios
cuando tengo que hacerlo…
¿La suya es una vocación temprana y clara?
Sí,
como la mayoría. Era adolescente cuando me surgió la vocación. En mi
familia no hay nadie militar. A mi padre le gustaba mucho la mili y me
decía, “yo creo que tú vales para militar, hijo”. Yo decía, “ah, si?
bueno, pues voy a verlo”. Tenía unos 14 años.
Veo que no se ha arrepentido de aquel paso.
No,
yo me siento muy realizado, estoy contento de cómo la sociedad nos ve y
me siento respaldado por ella. Porque si uno se siente aislado, entran
dudas de lo que está haciendo, pero me siento respaldado por todo, como
jefe de la Brigada. Siempre hay gente que no le gusta lo que haces, pero
la crítica muchas veces es beneficiosa para darte cuenta de si algo no
lo estás haciendo bien. Que no te quieran te duele, pero, bueno, como la
inmensa mayoría sí lo hace, compensa.
¿Cómo le gustaría dejar la Base de la Legión?
Me
gustaría que se me recordara por haber hecho todo lo que he podido por
mejorar tanto las condiciones de vida de la base como las capacidades
operativas de la brigada. Para estar dispuestos a morir, uno tiene que
sentirse contento con lo que hace, con la comprensión del resto.
Eso a los civiles nos suena duro.
A
todos nos suena duro. No somos kamikazes. No quiere decir que estemos
deseosos de morir. No, para nada. Todo lo contrario. Nos encanta la
vida, e incluso a veces tenemos que luchar un poco porque a todos nos
gusta la comodidad. Muchas veces te dejas llevar y piensas voy a cambiar
de profesión, que todo el mundo pasa sus crisis. En esta profesión
también.
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