Anteayer, alguien con el que hablé brevemente por teléfono me comentó algo que me hizo pensar.
Poco
antes escuché una declaración en la radio del secretario general socialista, José Luis Sánchez Teruel, hablando sobre los dos previsibles
candidatos a las primarias almerienses; uno, y esto lo digo yo, de la
nueva guardia (Joaquín Jiménez Segura) y el otro, de la vieja guardia
(Juan Carlos Pérez Navas).
Sánchez Teruel, como siempre, estuvo
en su papel conciliador, ese que hace pensar que "to er mundo es
gueno", que los dos son unos candidatos ideales. Vaya, que de mojarse por
uno o por otro, "na de na". Nada que reprocharle, es entendible.
Sin
embargo lo que bajo las alfombras socialistas subyace no es lo mismo
que se aprecia sobre las mismas. Lo diga o no Sánchez Teruel, la mierda
hace tiempo que se viene acumulando debajo. La razón está
en la escasa limpieza que se hizo cuando Diego Asensio saliese por la
puerta de atrás de la sede socialista y llegando los suplentes les
faltara coraje para hacer una limpieza a fondo. Lejos de sanear pensaron
que era mejor la concesión de algún puestecito, al hijo de éste o al
familiar de aquel, esperando así un acercamiento y no una confrontación.
Poco
después el habilidoso Fernando Martínez consiguó con su designación
como secretario general de Almería la cuota de poder perdida por los
guerristas. Este fue un plan perfectamente diseñado. Pero,
conseguida la primera parte del plan, se ha puesto en marcha la segunda;
esta no es otra que colocar a su candidato, es decir a Pérez Navas, en la
carrera por la alcaldía, una vez que consiga hacerse con las primarias.
Aparentemente
Pérez Navas lo tiene fácil; con apoyos como los del infumable Amate, el
habilidoso Bonilla o el estratega Martínez la cosa parece clara. Lo
peor para el candidato primario, rehén político de estos tres, es el
batacazo que le espera, pues difícilmente le quitará la cartera a Luis
Rogelio Rodríguez Comendador quien, tras colocarle en el Ayuntamiento a
su mujer, lo tiene fácil para pararle los pies.
Luis Rogelio
debe estar frotándose las manos. No me extraña. El resultado más que
predecible no será otro que la quema política de Pérez Navas y, en cuanto
al PSOE, cuatro años más en la oposición. Yo en el lugar de Pérez
Navas, daba la espantá y me seguía quedando de cabeza de ratón.
Si
Fernando Martínez viese alguna posibilidad de conseguir la alcaldía, no
le hubiera cedido el testigo a Pérez Navas; denlo por hecho.
Sin
embargo hay que reconocer que Fernando Martínez tiene mucho más
tirón del que tiene el lánguido Pérez Navas. Un tirón que Martínez
sabe insuficiente para que, con las rémoras que acarrea de su época en
la alcaldía y las intrigas que gestiona en su propio partido, traducido
en una merma de votos, pueda quitarle la alcaldía al PP. De ahí que haya
colocado a Pérez Navas de cabeza de turco, por si la casualidad, el
agotamiento del PP o incluso la entrada de Podemos, hace sonar la
flauta.
Demasiadas hipotéticas casualidades, que dándose, gobernando Pérez Navas, gobernaría él.
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